( Éste artículo hace referencia a la intervención del Arzobispo Católico de San Juan , hermano de un joven desaparecido con su mujer embarazada durante al dictadura civico-militar de 1976. Las palabras de éste prelado del Opus Dei, con referencia a Micaela Lisola, y en respuesta a la Presidenta de la Nación, desencadenaron declaraciones como las de éste prestigioso sacerdote y que aquí se reproducen.)
Por Eduardo de la Serna *
Pedro (Peter) y Graciela estaban contentos. El embarazo avanzaba y estaba por llegar a su cuarto mes. No estaban muy visibles porque “la cosa” estaba fea, pero estaban contentos. Fueron a la fiesta “de 15” de la hija de Lucía con la noticia: “Vas a ser la madrina”. Estaba cerca la primavera, allá en Rosario. Pero tanta vida: embarazo, “15”, primavera, resultaba –y resulta– insoportable para los mercaderes de la muerte. Así que, montados en su “Falcon verde”, fueron hasta allí. Primero a la casa de Peter y Graciela, y luego a lo de Lucía. Allí estaban. De allí los llevaron. Allí se los vio por última vez.
Por última vez... hasta esta semana. En cierta manera reaparecieron. Revivió su historia.
Es cierto que podría ser más que una “historia rediviva”, podría haber mucho más. Dentro de los muchos cuerpos NN, más los que aún no se han encontrado, podría estar Peter. Podría... pero para eso se necesita conocer su ADN. Dentro del banco de datos genéticos podría estar la constancia de un nacimiento, cinco meses después de aquel 5 de septiembre de 1977. Podría... pero para esto se necesita conocer su ADN.
Lucía ya esta vieja. Temió –y teme– declarar en la “causa Guerrieri”. Además, ¡el obispo le recomendó no hacerlo! Está en juego el “prestigio de la familia”, y –por cierto– “él se lo buscó”. Y por más que el papá de Graciela lo llamara varias veces, o viajara a Posadas, para el purpurado “el silencio es salud”.
Y me surgen preguntas... varias preguntas:
- La negativa a hacerse el ADN, ¿no es faltar a la verdad? ¿no es atentar contra la tan proclamada “reconciliación”?
- La afirmación “no tengo sobrino” (semejante a la negativa de reconocer a Peter como hermano), ¿no atenta contra la familia, de la que tanto habla y pontifica?
- La misma afirmación significa que hubo un aborto. ¡Horror! ¿No estamos contra el aborto? ¿O sólo se está contra el aborto cuando es de los pobres?, ¿o cuando es visible?
- Si hubiera un sobrino, ¿no sería razón de festejar y celebrar la vida? ¿O somos cómplices de la muerte?
En lo personal, me queda un comentario. Creo que la “verdad, la memoria y la justicia” no son palabritas, son banderas. Y –además– también son banderas muy importantes en la Iglesia Católica. Y en lo nacional, no es algo de una persona, o una familia... toda la sociedad argentina necesita seguir armando el rompecabezas del genocidio, aunque algunos preferirían desconocerlo. Si hasta para trámites tenemos que “poner los deditos”, para conocer la verdad de nuestra historia, ¿no debería ser obligatorio conocer el ADN? Precisamente para conocer el ADN de esa historia reciente... ¿Por qué no se puede ir a la peluquería donde se corta el pelo monseñor y retirar un poco de su pelo? Nada menos invasivo. Nadie piensa en sacarle sangre –eso lo hicieron otros y quizás, su sangre camine nuestras calles– nadie piensa en extraerle nada. Ni dinero del Opus Dei. Se puede quedar tranquilo. No va a quedar, por ello, más delgado.
* Coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres.
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