“Buenas noticias” para la Navidad
Con un fuerte repudio a “las autoridades eclesiásticas, cómplices del poder de turno”, el grupo hizo un recuento de logros sociales, salarios y ayuda a los chicos como una lista de razones para “cantar”.
Por Washington Uranga
El 8 de diciembre es la fecha indicada para que las comunidades cristianas comiencen a preparar la Navidad. Para marcar el día, el grupo de Curas en Opción por los Pobres difundió un mensaje “a las comunidades y a la sociedad” que resalta las “buenas noticias”. La carta anuncia que “para Dios los bienaventurados son los pobres y los pequeños” y subraya que “este Dios no está con los gobiernos y poderosos de la violencia; no está con los que eligen la muerte, la desaparición de niños inocentes y la mentira; no está con las autoridades eclesiásticas, cómplices del poder de turno, que eligen ignorar las promesas de Dios y prefieren no acercarse a la pobreza del poder, hablando y pontificando desde palacios y templos; no está con los imperios que amenazan al Niño del Pesebre que ya desde su pequeñez empieza a mostrar el conflicto que con El se desata, y su compromiso ineludible y patente por las víctimas de la historia”. El mensaje contrasta claramente con el difundido días atrás por los obispos de la Conferencia Episcopal, donde se subrayaron los aspectos negativos de la realidad actual.
Los sacerdotes católicos del grupo, a través de su Secretariado Nacional y con la firma de Eduardo de la Serna, sostienen que “en la solidaridad de los hermanos, Dios despliega la fuerza amorosa de su brazo” y que es “en está comunión donde quedan desautorizados los poderosos, los que desprecian a los pobres y sus votos, los que quieren manipular sus mentes y anunciar sólo ‘malas noticias’”. Por eso “tenemos memoria y recordamos que hubo tiempos cercanos en que todo era ‘al revés’ y unos muy pocos cantaban que ‘el dios Mercado derribó de sus puestos... a los humildes y exaltó más todavía a los poderosos’”.
Para los curas que trabajan en medios populares “hoy sabemos, porque lo hemos visto en nuestras comunidades, que las cosas son distintas y lo celebramos” y por ese motivo han decidido “cantar” junto a la Virgen María “las buenas noticias” aunque “hay todavía mucho por hacer”. Entre estas “buenas noticias” destacan “la mayor distribución del ingreso”, porque “la participación de los asalariados creció del 34 por ciento al 44 por ciento del PBI” y porque “vemos en nuestros barrios y pueblos menos gente ociosa porque se crearon 5 millones de puestos de trabajo”.
También subrayan la incorporación al sistema jubilatorio de “2,4 millones de personas que no tenían los aportes suficientes” y el hecho de que las familias “están más cerca de sus hijos” porque “la Asignación Universal por Hijo permitió cambiar la lógica abandónica de un sistema que los excluía dejando a muchos en la calle para sobrevivir”. Y entonces “¡cómo no celebrar que esta asignación universal cubre a 3,6 millones de niños y jóvenes hijos de padres sin trabajo o con trabajo informal y a madres embarazadas!”
Señalan también entre las “buenas noticias” el acceso al crédito de los pequeños productores, “porque el Estado está cada día más presente en sus ámbitos cumpliendo la Ley nacional de promoción del microcrédito (Nº 26.117) con 250.000 microcréditos otorgados para 165.000 unidades productivas de la economía social y solidaria, para la adquisición de capital de trabajo en todo el país” y subrayan que “la mayoría de sus beneficiarios son mujeres y menores de 35 años”.
Suman a todo lo anterior el alto nivel de escolarización de los niños, la participación de los jóvenes en cursos de capacitación en comunicación y que “la vigencia plena de la anhelada ley de medios democratiza y humaniza la información, y facilita el desarrollo de esta herramienta comunitaria para todos y todas”. En el mismo sentido celebran que “los jóvenes pobres e históricamente relegados, estudian y comparten en las plazas de sus pueblos con sus netbooks, encontrando un nuevo modo de relacionarse y crecer, porque el plan Conectar igualdad les permite salir del analfabetismo informático a cientos de miles de adolescentes abriéndoles nuevas puertas al conocimiento”.
Dicen los curas que “vivimos en comunidades que, paso a paso, se van apropiando de los centros integradores comunitarios (CIC) de cada pueblo y los habitan con sus actividades propias: salud en manos de la comunidad capitalizando la sabiduría popular, etc., allí donde muy pocos pueblos tenían un lugar de encuentro para todos” y celebran “las viviendas populares, la erradicación de ranchos y –para la clase media– el Plan Federal en todo el país, la consiguiente generación de empleo y una mayor infraestructura en nuestras comunidades rurales”.
Manifiestan también que hay logros en educación porque “se concretaron innumerables posibilidades para la culminación del primario y del secundario” a través de “becas estudiantiles, tutorías, metodologías innovadoras y populares, las casi mil Escuelas del Bicentenario, jardines de infantes, computadoras, materiales didácticos, capacitaciones y las paritarias docentes que dan reconocimiento a los y las trabajadoras de la educación”.
Entre las “buenas noticias” se incluyen “la asistencia y promoción de la familia rural, promoviendo el protagonismo del pequeño y mediano productor con capacitaciones, trabajos en redes con otras organizaciones de la sociedad civil, la electrificación rural, construcción de aljibes, pozos de balde, represas, viviendas, entrega de semillas para forrajes, etc. y la indispensable presencia del Estado en zonas donde nunca antes se había llegado”.
Según los Curas en la Opción por los Pobres “se va recuperando el sentido del ciudadano como sujeto de derechos” y “el Estado ha intentado –con éxitos, fracasos y cuentas pendientes– pasar de ser sólo benefactor o asistencialista a ser un Estado que promueve y garantiza los derechos para vivir una democracia más igualitaria”. Por este camino, sostienen, “se ha recuperado la participación, la organización, el sentido de lo político promoviendo nuevos actores y dirigentes, celebrando especialmente la participación de miles de jóvenes”. Aunque advierten que “somos conscientes que estos signos de crecimiento coexisten con la vieja política pero se van dando pasos”.
No faltan tampoco las observaciones críticas porque “hay todavía mucho por hacer, en especial en el terreno de la desigualdad en la distribución del ingreso, la pobreza, la educación, el desarrollo humano con justicia, la protección del derecho a la tierra de nuestros pueblos originarios y de nuestros campesinos, genuinos poseedores; el daño que causan los agrotóxicos, la industria sojera que desmonta; la regulación de la actividad minera o petrolera, que daña el ambiente que es de todos”. Sin embargo, insisten, “eso no significa que no haya buenas noticias para los pobres”.
Por eso deciden “cantar” estas “buenas noticias” en Navidad “porque creemos que Jesús sigue naciendo en esos niños, madres, ancianos, campesinos, pobres y desocupados...” y porque Dios –aseguran– “está indisimuladamente de su lado, y no del lado de los que desprecian o invisibilizan a los pobres, sus luchas y sus causas hablando de ‘dictadura con votos’, de ‘voto calificado’, o de cualquier otra actitud que ignore o rechace –con las palabras, con políticas o desde los medios de comunicación– a los preferidos de Jesús”.
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