Temas de debate: La gestión del PRO en la Ciudad de Buenos Aires
Diferencias entre el decir y el hacer
Macri desplegó en su anterior campaña electoral una promesa central: ser un paladín de la gestión. Un efecto buscado fue el de diferenciar a la “política” de la “administración”, ya que, según dijo, él no era como los otros. Cuatro años después es poco lo que tiene para mostrar.
Producción: Tomás LukinEl principado de Mauricio
Por Iván Heyn *
¿Un lugar para pocos o una ciudad para todos? Bajo esta premisa, y faltando seis días para la elección del nuevo jefe de Gobierno, los porteños podríamos realizar un balance de la gestión del PRO. Mauricio Macri desplegó en su anterior campaña electoral una promesa central: ser un paladín de la gestión. Un efecto buscado fue el de diferenciar a la “política” de la “administración”. El no era como “los otros”. Pero se sabe: decir no es hacer. Tampoco todo es marketing. Tampoco todo es Durán Barba.En 2007, el gobierno de Macri prometió bajar impuestos. Sin embargo, los aumentó. La tasa de Alumbrado Barrido y Limpieza (ABL) tuvo una suba promedio de 100 por ciento en 2008, la alícuota a la construcción en el 2009 creció un 100 por ciento, de 1,5 a 3 por ciento, en el 2010 se extendió el impuesto a los sellos para la compra/venta de autos usados y también se incrementó la tasa correspondiente a ingresos brutos en algunas actividades.
A este afán recaudador se le sumó la política de endeudamiento más importante que recuerde la Ciudad desde su autonomía, y así casi duplicó los ingresos que se destinan al pago de intereses. El crecimiento de la deuda fue mayor al 150 por ciento y el pago de sus comisiones, cuando se supo quién las cobraba, terminó en escándalo.
A estos números, se le suma casi como un alud la política de administración de estos recursos. En materia de Salud, por ejemplo, existe una sub-ejecución de partidas destinadas a la infraestructura hospitalaria y la compra de medicamentos e insumos que explican el estado de abandono de los 33 hospitales, así como el incumplimiento de la promesa de construir el hospital en Villa Lugano.
En 2010, cuando por el deterioro de los edificios y la falta de inversiones estalló el conflicto en las escuelas públicas, sólo se había ejecutado el 40 por ciento del monto presupuestado. Vale recordar nuestra premisa inicial: un lugar para pocos o una ciudad para todos.
La toma del Parque Indoamericano en diciembre pasado fue otra muestra de “eficiencia en la gestión”: había prometido 40 mil viviendas, sin embargo no se requirieron más de 283 permisos de construcción y el presupuesto asignado a la vivienda bajó sistemáticamente, tanto en lo que tiene que ver con construcciones nuevas como el destinado al mantenimiento de los complejos habitacionales.
Paradójicamente, en el rubro transporte se “avanzó” poco. Y aquí surge otra pregunta: ¿existe el concepto de “terapia en la gestión”? Digo esto porque siempre el “culpable” fue “otro”. Lejos quedó la promesa de los 40 km de subtes. Durante dos años los porteños escuchamos, como excusa, que no se construían subterráneos porque no se contaba con los fondos necesarios. Pese a esto, se tomó deuda a tasas delirantes, pero como no tenían los pliegos y los proyectos necesarios para la efectivización de esas obras, esos capitales fueron depositados en el Banco Ciudad a un interés (obviamente) mucho menor. Lo que se dice “optimización de recursos financieros”.
En materia de pasos a nivel, Macri había prometido eliminar los 103 que existen en el mapa porteño. La realidad es que sólo hizo cinco túneles, por lo que a este ritmo llegaría en 73 años a cumplir sus promesas de campaña. O sea que para respetar su palabra empeñada necesita de dos circunstancias poco probables: buscar la reelección indefinida y vivir hasta los 125 años.
No obstante, en lo que ha sido un gran ejecutor el actual gobierno de la Ciudad es en el aumento del gasto de cuadros “gerenciales”. En este sentido, ha logrado casi triplicar la plantilla de funcionarios políticos: de 473 a 1256. También ha creado una fuerza de elite conocida como la UCEP, cuyo objetivo fue el de a echar a trompadas a indigentes, la cual mientras estuvo en funcionamiento desalojó a diez familias por día. Párrafo aparte merecería la creación de la policía metropolitana, cuyo “bautismo de fuego” fue el de espiar a miembros de la oposición y al cuñado tarotista del jefe de Gobierno. Este “arrojo” en el cumplimiento del deber le ganó a Macri un procesamiento en el ejercicio de sus funciones.
Macri, y no sus carteles, apostó solo por un lugar para pocos: para quienes no viajan en transporte público, no se atienden en hospitales, no tienen problemas de vivienda, no educan a sus hijos en escuelas públicas, y siguen las firmas. Así, en un contexto de crecimiento económico y de aumento de los recursos del Estado, mientras desde el gobierno nacional se implementaron políticas para la ampliación de derechos, desde el gobierno de Macri se destinaron recursos y esfuerzos a reducirlos.
* Economista AEDA.
Profundizó las desigualdades
Por Anahí Amar y Federico Pastrana *
La Ciudad de Buenos Aires es un distrito rico pero desigual. El actual gobierno de la Ciudad cuenta con herramientas de política para revertir esa situación y mejorar las condiciones de vida de la población. Sin embargo, las políticas llevadas a cabo en los primeros tres años de gobierno indican los pocos esfuerzos realizados para mejorar las condiciones de vida de los sectores más postergados. Incluso, las políticas implementadas contribuyeron a profundizar las diferencias entre el Norte y el Sur de la Ciudad.Después de las provincias patagónicas, la Ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción con mayor ingreso por habitante del país. Sin embargo, las condiciones de vida son altamente heterogéneas. Varios indicadores permiten mostrar las enormes diferencias. Los datos censales disponibles indican que la proporción de la población con necesidades básicas insatisfechas en los barrios de Villa Lugano, Villa Soldati, Parque Patricios, Barracas, La Boca y Pompeya es casi siete veces mayor que en los barrios de Recoleta, Núñez, Belgrano y Colegiales. La esperanza de vida para los varones que nacen en Lugano, Soldati y Riachuelo es 9 años menor que la de quienes nacen en Recoleta. Así, el mapa de indicadores socioeconómicos da cuenta de la problemática de la pobreza estructural que afecta a toda la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Del mismo modo, es la zona sur de la Ciudad la que presenta mayores problemas habitacionales debido al déficit crítico de viviendas.
¿Qué margen hay para hacer políticas? El Gobierno de la Ciudad recibe ingresos y gasta más plata por habitante que el resto de las jurisdicciones. En los últimos años, tanto los ingresos como los gastos crecieron más que su Producto Bruto y se espera que esta tendencia continúe, de acuerdo con las últimas estimaciones presupuestarias.
¿Cómo responde la política oficial a la situación socioeconómica heterogénea? A pesar de las desigualdades sociales existentes, la política tributaria ha consolidado en los últimos años una estructura de impuestos regresiva y pro-cíclica. Mientras creció la participación del Impuesto sobre los Ingresos Brutos y los Sellos en la recaudación, se redujo el peso de los impuestos a la propiedad (inmuebles y patentes). El incremento de la alícuota de Ingresos Brutos por parte de la actual gestión y la falta de un sistema de actualización del impuesto sobre las propiedades explica esa evolución.
La evolución del gasto público en los últimos años expresa las prioridades de política del gobierno de Macri y explica el porqué de diversos conflictos sociales en los últimos años, relacionados con el déficit habitacional y el deterioro de la infraestructura en hospitales y escuelas públicas.
El gasto destinado a los Servicios Sociales (salud, educación, vivienda, acción social, cultura, trabajo, agua potable), que resulta especialmente sensible para la población de menores ingresos, redujo su participación en el gasto total. Contrariamente, los gastos orientados a la Administración Gubernamental, al pago de intereses de deuda y a seguridad ganaron participación.
A pesar del déficit habitacional crítico en el sur de la Ciudad, el gasto en vivienda tuvo un incremento de sólo 25 por ciento entre 2007 y 2010, frente a una suba del gasto total de 100 por ciento. La evolución del gasto en vivienda no solo mostró un incremento bajísimo respecto del resto sino que además el incremento acumulado en los primeros tres años incluso cayó en términos reales.
Por otra parte, se verificaron problemas crónicos de sub-ejecución en algunas áreas. El caso más paradigmático se observa justamente en el gasto previsto para el Instituto de la Vivienda. El gasto de ese organismo en relación al presupuestado fue sólo 57 por ciento los últimos tres años. En el mismo período, los niveles de sub-ejecución en gastos en infraestructura y equipamiento del Ministerio de Salud (se ejecutó sólo el 32 por ciento) y del Ministerio de Educación (51 por ciento) son críticos.
¿A dónde se destina el dinero que surge de esta sub-ejecución? Los gastos en mantenimiento de la vía pública y servicios privados de recolección de basura a cargo del Ministerio de Ambiente y Espacio Público mostraron sobre-ejecución persistente, incluso en el año 2009, atravesado por un escenario de crisis en el que el gasto total se ejecutó en un 90 por ciento respecto de lo presupuestado. Otro rubro de persistente crecimiento fue el gasto en publicidad y propaganda, que verificó un incremento que prácticamente duplicó la suba de los gastos totales entre 2007 y 2010.
Entendemos que, dadas las condiciones actuales de la Ciudad de Buenos Aires, la política pública tiene que estar orientada a solucionar los problemas crónicos de los sectores más postergados. Las políticas de salud, educación y vivienda resultan centrales. El desfinanciamiento de estas áreas por la actual gestión, que coincide con los mayores focos de conflictos evidenciados en los últimos años, resulta sumamente preocupante. Es imperioso revertir esta situación si queremos una ciudad más inclusiva.
* Economistas.
Página12
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