Paraísos que no desaparecen
Es muy poco lo que ha cambiado desde que el G-20 anunciara el fin de los paraísos en el 2009. Un nuevo informe de la ONG ActionAid pone en tela de juicio la voluntad política del gobierno británico para combatir el problema.
Por Marcelo Justo
Vista de Georgetown, capital de las Islas Caimán, uno de los paraísos fiscales preferidos de las firmas británicas.
Desde Londres
Las cien compañías más importantes del Reino Unido, aglutinadas en el famoso índice bursátil FTSE100, tienen más de ocho mil subsidiarias en paraísos fiscales. Los bancos son los usuarios más prolíficos de estos circuitos de la evasión impositiva global, pero a su amparo operan también multinacionales manufactureras, telefónicas, energéticas, de turismo, supermercados y bebidas. Según el informe de la ONG ActionAid, las FTSE100 tienen unas 128 subsidiarias o “joint ventures” en Argentina y fuerte presencia en todo el mundo en desarrollo.El informe de ActionAid pone en tela de juicio la supuesta voluntad política del gobierno británico para combatir el uso de paraísos fiscales. En la reunión de ministros de Finanzas del G-8 el sábado pasado, el del Reino Unido, George Osborne, indicó que era “fundamental que las compañías y los individuos paguen lo que les corresponde de impuestos”. La realidad es que bajo las narices de su ministerio, 98 de las 100 compañías del FTSE100 tienen subsidiarias en paraísos fiscales y 10 de ellas tienen su sede central en ellos, clara señal de que no mucho ha cambiado desde que en 2009 el G-20 anunciara “el fin de los paraísos fiscales”.
Hoy la magnitud de la crisis es tal que no bastan anuncios rimbombantes y grandilocuentes promesas como la del entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, que se comprometió nada más y nada menos que a “refundar el capitalismo”. En la reunión de ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) de abril nueve países –España, Reino Unido, Italia, Francia, Alemania, Polonia, Holanda, Bélgica y Rumania– adhirieron a un proyecto piloto de intercambio automático de información bancaria sobre los datos de los no residentes, algo que permitirá fiscalizar la evasión impositiva de multimillonarios. Pero según Chris Jordan, uno de los responsables del informe de ActionAid, este instrumento, reclamado durante mucho tiempo, por las organizaciones no gubernamentales, es apenas la punta del iceberg. “Este modelo de intercambio automático se basa en un mecanismo adoptado por Estados Unidos y el problema es que todavía no se sabe bien a quién cubre exactamente. La mecánica de los paraísos fiscales es tan compleja que puede haber agujeros por los que se cuela la mayoría de los grandes evasores, incluyendo a las multinacionales y bancos”, indicó Jordan a Página/12.
En junio, el Reino Unido presidirá la cumbre del G-8 y el primer ministro David Cameron ha indicado que la evasión impositiva y el secreto de las cuentas offshore estarán en el centro de la agenda. Nicholas Shaxson, autor de Treasury Islands (Islas del Tesoro), un exhaustivo estudio de los paraísos fiscales, opina que las contradicciones británicas con el tema son claras. “Por un lado, el gobierno está tironeado por sus problemas fiscales y una economía que acaba de salir de una doble recesión, pero no del estancamiento. Por el otro, es un centro financiero que se beneficia enormemente de la existencia de los paraísos fiscales”, indicó a Página/12.
Las 100 compañías del FTSE tienen unas 1685 subsidiarias en territorios dependientes de la corona británica y conocidos paraísos fiscales como Jersey, las British Virgin Islands, las islas Caimán, Bermuda y Gibraltar. En las Bahamas hay 115.000 compañías por los 307 mil habitantes de las islas. En las islas Jersey, la proporción es igualmente exorbitante: 33 mil compañías para 91 mil habitantes. El mismo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ejemplificó el problema en más de una ocasión con la Ugland House, un edificio situado en otra dependencia británica, las islas Caimán, que alberga a más de 18 mil compañías.
La mecánica de la evasión y elusión fiscal varía de acuerdo con el sujeto –individuo, banco, multinacional–, pero el objetivo es el mismo. En el caso de las corporaciones, las subsidiarias en paraísos fiscales sirven para distorsionar la estructura de precios internos de la compañías, un mecanismo de largo aliento ya que, según la OCDE, el 60 por ciento del comercio internacional global se produce entre multinacionales. “Supongamos que una empresa multinacional opera en un país X con un impuesto corporativo del 30 por ciento. La empresa pagará menos impuestos cuanto menos ganancias tenga. De manera que contratará a precios inflados servicios legales o financieros o de promoción de sus propias subsidiarias instaladas en distintos paraísos fiscales, donde pagan mucho menos en impuestos”, explicó a Página/12 John Christensen, director de Tax Justice International.
Este mecanismo tiene un fuerte impacto en los países en desarrollo. Las FTSE100 tienen 128 subsidiarias en Argentina, que van del campo de la minería y el petróleo al de alimentos, artículos para el hogar y seguros. “Esto no prueba que necesariamente haya evasión impositiva. Pero sí que estas compañías tienen una estructura internacional tal que pueden con toda facilidad mover sus ganancias a través de los paraísos fiscales practicando una doble evasión impositiva, tanto respecto al Reino Unido como a Brasil”, explica Jordan.
Compañías internacionales de servicios como Google o Starbucks se vieron obligadas a reconocer que prácticamente no pagaban impuestos en el Reino Unido. El especialista en economía comparada de la Universidad de Cambridge, el chileno José Gabriel Palma, explicó a Página/12 el mecanismo usado. “Starbucks no paga impuestos a las utilidades porque, según dicen, ‘no tiene ganancias contables’. Y no las tienen porque sus locales, de propiedad y administración de Starbucks, pagan a una empresa de Starbucks fuera del país una cantidad sideral por el derecho a usar el nombre de Starbucks. Esto es, Starbucks le paga a Starbucks por el uso del nombre Starbucks. Y en la legislación tributaria neoliberal de ese país, eso es perfectamente legal. Es realismo mágico contable. A mi juicio Gabriel García Márquez debería haber sido consultor de empresas de contabilidad”, indicó Palma.
En el pasado la opacidad financiera era complementaria de la opacidad mediática: nadie hablaba del tema. La crisis económica ha puesto el foco sobre la estructura fiscal de los países. En la cumbre del 22 de mayo de la Unión Europea la evasión impositiva será uno de los ejes de la agenda. Algo similar ocurrirá con la de los G-8 en junio y la del G-20 en septiembre. Al igual que Tax Justice International, ActionAid señala que cambiar las cosas no es complicado, pero requiere voluntad política. “Todo lo que se necesita es transparencia. Tiene que haber un registro público de los paraísos fiscales para saber quiénes son los dueños reales de las compañías registradas. Las multinacionales también deberían publicar sus cuentas en cada lugar donde operan porque esto permitiría detectar fácilmente la evasión impositiva”, indicó Jordan a Página/12.
pagina12
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