El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y la presidenta CFK disertaron sobre la deuda y la crisis europea
Convocados por la Facultad de Ciencias Económicas, Joseph Stiglitz y la presidenta CFK cuestionaron el sendero económico elegido por Europa para salir de la crisis. El Nobel elogió la política argentina de crecimiento y la puso como contraejemplo de la europea.
Por Javier Lewkowicz
“Argentina mostró que no fue fácil, pero que es posible responder a la crisis”, afirmó Joseph Stiglitz, junto a la presidenta CFK.
“Los países de Europa no aprendieron de la Argentina. Y el resultado fue que para enfrentar la crisis aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente”, afirmó ayer el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, frente a un nutrido grupo de funcionarios, militantes y la propia Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, con quien compartió una disertación en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada sobre crisis de deuda. El economista elogió el rumbo de política que adoptó el Gobierno desde 2003 y criticó la postura neoliberal que explica la crisis de la deuda en Europa a partir de un excesivo gasto público, que propone salvar a los bancos y deprimir la demanda agregada. “Esto lo sabía Néstor Kirchner, cuando en las Naciones Unidas sostuvo que los muertos no pagan las deudas. Hacía falta crecer para pagar”, dialogó CFK con el Nobel.
Stiglitz es profesor en la Universidad de Columbia y se enrola en la corriente de los nuevos keynesianos. Desde el punto de vista teórico, se distingue de las posturas más ortodoxas porque subraya los problemas derivados de las imperfecciones del mercado y hace hincapié en la necesidad de la regulación estatal. Desde el estallido de la crisis de las hipotecas subprime y la creciente fragilidad en Europa, Stiglitz cobró protagonismo por criticar la salida que el neoliberalismo propone y se convirtió, junto con otro Premio Nobel, Paul Krugman, en referentes de la opción heterodoxa en el contexto actual. Ambos elogian la dinámica de la economía argentina desde 2002, que salió de la crisis con políticas expansivas y logró trasladar a los acreedores parte del quebranto que generó la convertibilidad, a través de la reestructuración de la deuda.
“Desde la década de 1980 ha habido más de cien crisis de deuda en todo el mundo. Pensábamos que los mercados funcionaban, pero lo cierto es que las ideas del Consenso de Washington estaban equivocadas. Esas recetas derivaron en serias crisis de deuda, con consecuencias brutales sobre las sociedades. En este tipo de crisis se tiende a criticar al que tomó prestado. Pero todos los préstamos tienen dos partes. El acreedor tiene tanta responsabilidad como el que toma prestado. Tal vez el acreedor es incluso más responsable”, analizó el economista, idea que luego retomó CFK, al afirmar que “el acreedor es el que tiene la expertise acerca de cuáles son los que pueden devolverle el dinero”.
“Después de la crisis argentina, se habló mucho de la creación de un esquema de desendeudamiento, un código de quiebra internacional. De modo similar a la Ley de Quiebras para el ámbito privado, un mecanismo de reestructuración de deudas soberanas. George Bush –ex presidente de Estados Unidos– vetó esa idea. Ahora el default está en el tapete otra vez, pero no en las economías emergentes, sino en Europa”, dijo Stiglitz.
El Nobel comparó algunos de los problemas que atraviesan las economías más débiles de Europa con la situación argentina en 2001/02. Mencionó entre las similitudes el alto nivel de deuda en relación con el Producto y la existencia de una paridad cambiaria fija. “Los países de Europa no están en una zona monetaria óptima. Son economías muy diferentes que procuran compartir una moneda. Con la unión monetaria, resignaron el mecanismo del tipo de cambio y la tasa de interés y no lo reemplazaron”, indicó. El economista afirmó que los problemas de deuda pública en los países de la periferia de Europa no fueron causados por un sobreendeudamiento estatal. Lo que sucedió, en cambio, fue que, ante la crisis, los gobiernos se hicieron cargo de las deudas del sector privado, en especial los bancos. “Los mismos dirigentes que culparon al gobierno fueron los que insistieron en que el Estado se hiciera cargo del problema de los privados”, completó.
“En Estados Unidos y Europa no seguimos las reglas capitalistas, porque tuvimos rescates masivos al sistema financiero. Los bancos aterrorizaron a los gobernantes, diciendo que sin rescates se habría acabado el capitalismo. Pero eso habría sido bueno, porque se hubiese terminado esa forma de mal capitalismo”, criticó el estadounidense. En la misma línea, CFK luego analizó que “lo que se está haciendo ahora, restringir el consumo y que la gente no tenga para comprarse la heladera, el auto o la casa, no es capitalismo. Hay una distorsión, se pasó de concebir en el eje a la producción para reemplazarlo por el capitalismo de banqueros”.
Stiglitz advirtió que el problemas de la deuda es el síntoma de distorsiones más profundos. “En gran medida, la crisis está causada por una estructura económica con fallas fundamentales. El formato actual, el diseño de la Eurozona, no funciona”, analizó. Al abordar la respuesta frente a la crisis, la similitud con Argentina se convierte en un contraejemplo. “No aprendieron de Argentina. Y el resultado es que aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente. Cuando empezó la crisis, Grecia tenía un nivel de deuda del 110 por ciento al PIB y luego pasó al 250 por ciento. Bajaron el Producto, matando a la economía y subieron la deuda a través de intereses altos”, enfatizó.
“Demasiados países respondieron a la crisis con políticas de austeridad. La lógica que utilizan es que la deuda es el resultado de gastar demasiado. Por eso, la solución es gastar menos. Sin embargo, España, por ejemplo, estaba en posición de superávit antes de la crisis. La debacle fue la que causó el déficit y no al revés. Europa está confundida con este tema de la austeridad. Generan un problema de falta de demanda agregada. Si recorta gastos el gobierno, baja la demanda y sube el desempleo. Como baja la producción, bajan los ingresos. La austeridad enlentece la economía. Los beneficios del ajuste fiscal son siempre una desilusión. No existe economía que se haya recuperado con austeridad”, indicó Stiglitz.
El Nobel explicó que “Argentina modificó el tipo de cambio y reestructuró la deuda para salir de la crisis. Si hubiera tomado sólo una de esas medidas, no lo habría solucionado. Para Europa es la misma lección”. Finalizó con otro elogio: “Argentina mostró que no fue fácil, pero que es posible responder a la crisis. Que si se gestiona este proceso bien, la economía tiene posibilidades de seguir adelante”.
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