miércoles, 19 de enero de 2011

En la fiesta nacional del chivo de malargüe, mendoza

Un cura censuró un número de Les Luthiers y lo consideró anticatólico

Publicado el 17 de Enero de 2011
 
 
Es un acto que satiriza a la religión y lo interpretaba el grupo Coral Lutherieces, que rinde tributo a los renombrados músicos. El párroco Jorge Gómez subió al escenario y forzó la interrupción: “No voy a permitir que ensucien mi castidad”.
 
En una clara demostración de que la línea eclesial dura de Malargüe continúa intacta, el cura párroco de esa ciudad mendocina protagonizó un acto de censura pública en plena XXV Fiesta Nacional del Chivo, cuando subió al escenario donde un grupo interpretaba números de Les Luthiers, y directamente los obligó a interrumpir la actuación, con el fundamento de que dañaba la moral del pueblo, “que es católico”.
La noche del viernes pasado, Coral Lutherieces presentaba, ante unas 8500 personas, el segundo número de su acto, “Educación sexual moderna”, que satiriza la religión y los hábitos. Entonces, el cura Jorge Gómez, conocido como el “Padre Pato”, le arrebató el micrófono a uno de los artistas y dijo: “No voy a permitir que ensucien mi castidad. Les voy a pedir a los muchachos que canten otra canción.” El líder del grupo, Marcelo Hernández, recordó: “Entonces, muy sorprendido aún, miré a todos mis compañeros y les dije que hiciéramos una cuequita.” Luego de eso, se retiraron. Días después, el sitio informativo Mendoza On line reprodujo el comentario de Carlos Núñez Cortez, de Les Luthiers, quien confesó que 40 años atrás sufrieron el mismo tipo de censura.
Gómez es el párroco de la iglesia Nuestra Señora del Rosario, que pertenece a la diócesis de San Rafael, y continúa la línea de su antecesor en el cargo, el cura Ramiro Sáenz, conocido por su postura de negación de los crímenes de la dictadura, su rigidez en contra de temas como el uso del preservativo y, sobre todo, su censura a las más variadas expresiones artísticas. Entre sus actos más notorios, atacó al músico Víctor Heredia, quien había sido invitado a la Feria del Libro local en 2004 para hablar sobre su obra Taky Ongoy. En una carta al intendente, justificó que: “Heredia adhiere a una postura ideológica de izquierda (o marxista o como se la quiera llamar), lo cual implica no sólo el ateísmo militante sino toda una visión de la religión, la historia, la patria, el hombre, el orden moral, etcétera. El conflictivo texto de Taky Ongoy es una falsificación histórica inspirada por esa ideología que tiene su infaltable cuota de anticristianismo.” Por razones similares, sugería no invitar a músicos como “León Gieco, Charly García y otros por el estilo”. Unos años después, estudiantes del Colegio San José, bajo su dirección, increparon a Estela de Carlotto, en la misma feria. Y mientras hacía gala de su aversión a Dan Brown, autor El Código Da Vinci, el cine de Malargüe se inundó misteriosamente, impidiendo la proyección de Ángeles y Demonios, basada en un libro de ese escritor.


TIEMPO ARGENTINO

Es patético leer este relato. Pero también es representativo de una mentalidad corporativa de ciertos sectores  de la Iglesia y de grupos religiosos al tratar de imponer sus modos de pensar al conjunto de la sociedad. 
Como si no hubiera una forma democrática  de discutir las diferencias y de acordar las mejores formas de convivencia. 
¿Quién le da autoridad a este hombre para hacer lo que hizo?  Es bueno para reflexionar sobre otras actitudes parecidas que se dieron en ocasión del debate sobre el matrimonio igualitario.


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