viernes, 30 de diciembre de 2016

LA BRUJA DEL SIGLO XXI

La bruja del siglo XXI
Elizabeth Gómez Alcorta, abogada de Milagro Sala, traza paralelos entre la situación actual de Jujuy y las prácticas del terrorismo de Estado. En su primera condena, por un delito que se comprobó no había cometido, Milagro deberá hacer “tarea social” en Cáritas. Una paradoja que desnuda el disciplinamiento que implica la demonización de la líder de la Tupac. Su defensora considera que está presa por ser mujer, ya que ese es el rasgo “que subvierte todos los órdenes”.
(Imagen: Jose Nicolini)
Cuando Elizabeth Gómez Alcorta decidió asumir la representación de Milagro Sala no se detuvo en posibles costos personales. “Soy una militante del campo popular que trabajo de abogada, no soy una abogada que milita. Los costos los pagamos siempre, o corremos riesgos”, responde después de una semana en la que el diario Clarín la descalificó como “una chica de San Isidro”, como una forma de combatir lo que no se puede refutar en los estrados. Porque Elizabeth, antes de defender a Milagro, pidió copia de las causas y corroboró que estaban armadas. Desde su lectura feminista, la persecución a la líder jujeña tiene reminiscencias medievales: “Milagro es la gran bruja del siglo XXI y hay que quemarla en la hoguera. Para Gerardo Morales es la ofrenda, ofrenda la detención, en términos de lapidación pública”, describe lo que pasa en Jujuy, donde Milagro está cumpliendo un año presa. Cuando la líder de la organización social terminó de declarar en el juicio que le siguen por instigar un escrache contra el gobernador de su provincia, se abrazó con su abogada. A los 44 años, Elizabeth tiene un currículum que incluye haber sido cuadro de honor de su promoción en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, haber representado a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en la causa por el encubrimiento del atentado contra la Amia, y haber sido querellante en distintas causas por delitos de lesa humanidad. Fue subcoordinadora del Programa Verdad y Justicia impulsado por el anterior gobierno nacional. Actualmente, es vicepresidenta del “Movimiento de Profesionales por los Pueblos”. Su vocación es trabajar en derecho indígena pero cuando se le pregunta si a Milagro la persiguen por coya, ella está convencida de que lo determinante es que sea mujer. 
¿Por qué decidiste asumir la representación de Milagro Sala?
–En principio porque me parecía que era una causa paradigmática en la defensa de los derechos humanos en esta época, en la época del macrismo, por decirlo de alguna forma. Algo que yo digo siempre es que a mí me dijeron que las causas estaban armadas, que estaban mal hechas, eso es algo que te dicen, pero yo no acepté el cargo hasta que vi las causas. Cuando me vine a Jujuy, la primera vez, me dieron copia, me las llevé de vuelta a Buenos Aires, vi las causas, y vi que efectivamente lo que decían los compañeros –hasta entonces yo no conocía a los compañeros de la Tupac, los conocí acá en Jujuy una vez que vine a eso–, y me pareció que sí, que había una grave violación, que había que denunciarlo, que había que trabajar fuertemente en otro sentido. 
Toda esta situación jurídica irregular se sustenta sobre una demonización pública de Milagro por corrupción… ¿Cómo se trabaja contra eso?
–Primero, el trabajo es muy fuerte porque es un trabajo jurídico pero con un acompañamiento político que es poner de manifiesto todas las maniobras que se llevaron adelante. Y algo que yo digo y esto para mí es importante, es que si hay alguna denuncia sobre corrupción, no me gusta usar el término de corrupción porque me parece que es maniqueo, pero digamos cuando hay alguna denuncia sobre mal uso de los fondos públicos, yo creo que el estado es donde más tiene que investigar. Yo no digo que no haya que investigar todo… pero lo que me parece que es clave acá es que no se investigan hechos sino que se investiga a Milagro.
Incluso le pusieron una fiscal abocada a ella… 
–Lo que investigan es a Milagro, pero… No se investigan personas en nuestro sistema, sino lo que se investigan son hechos. Por eso yo digo, que investiguen todos los hechos. Cuando vos ves que la plata salía de Nación, iba a las provincias, de las provincias iba a los municipios y de ahí iba a las cooperativas, que Milagro no estaba en ninguna de esas cadenas, ni en Nación, que no firmó nada y no recibió ninguna plata, y la única que está detenida es ella y que no está detenido ninguno de los otros de la cadena, uno empieza a pensar que efectivamente lo que necesitaban era convertirla a ella en el chivo expiatorio. Que investiguen lo que tienen que investigar pero que investiguen bien, que investiguen con las reglas del derecho. 
Porque además, primero la meten presa y después van buscando la forma de mantenerla así...
–Cuando uno ve que la detienen por el acampe, que es una monstruosidad, es monstruoso. Es una detención por un acampe pacífico, te das cuenta de que la necesitaban presa. Ese es el punto, que la necesitaban presa. La detienen por lo único que ella estaba haciendo, que era manifestarse. Cuando se dan cuenta de que era insostenible, la causa por corrupción no se inicia antes, se inicia el día previo a que la detengan... con tantas irregularidades, que uno lo que empieza a pensar es que necesitaban mantenerla presa. Después, que investiguen todo, que investiguen bien, que investiguen todo lo que tengan que investigar, pero no éste mamarracho jurídico, que es lo que te mueve a decir que no puede estar pasando esto.
En la causa que terminó con el veredicto de este miércoles, la acusaron de un escrache en el que no participó...
–La imputaron de una incitación a una manifestación, con un único testigo que fue aportado por Morales. Hay una subversión de las reglas del juego, que realmente a lo largo del año se fue viendo en todo…  Creo que el clímax, realmente el clímax del escándalo, fue el proyecto de ley de consulta (presentado por diputados del Frente Primero Jujuy, que responde a Morales), pero ese es el clímax. Uno viene viendo, en término políticos, cómo intentan hacer las cosas, esto llega a un nivel que es inaudito. Cuando fue la presentación de la consulta, yo estaba trabajando en el alegato, y en un momento pensé: “Soy docente hace 30 años, y con esto no puedo dar más clases, cómo le explico a los alumnos las garantías, el derecho constitucional, las reglas del juego del código penal, cuando diputados presentan esto, que es pre estado, pre constitución, pre 1853”. En serio, tuve angustia, no lo podía creer, porque no me había pasado en todo el año, sentí angustia. En un punto hay que quemar la constitución. Es como rompieron todas las reglas del juego. Esto es Jujuy.
¿Al asumir la defensa, te imaginaste que ibas a tener que pagar costos personales, como la nota publicada por el diario Clarín?
–En el tribunal oral que está llevando adelante el juicio, en una de las jornadas, el juez Mario Marcelo Juárez Almaraz me gritó de una forma escandalosa, pero además me denunciaron penalmente, esto fue en el mes de mayo. Una locura, me denunciaron por usurpación de título.
¿Por usurpación de título?
–Yo me río. La denuncia fue archivada inmediatamente, pero yo además denuncié penalmente a los denunciantes en el Consejo de la Magistratura. Los costos que están pagando todos los abogados del equipo son muy altos. Inicialmente, yo no tenía conciencia, porque en el mes de febrero uno en lo que estaba pensando era en dos causas, una no iba a suponer que la escalada de violencia en Jujuy iba a tener los ribetes que en su momento tuvo ni tampoco podíamos tener idea de que Milagro iba a estar presa un año, que es lo que se va a cumplir en unos días. De todas formas, soy una militante del campo popular que trabajo de abogada, no soy una abogada que milita. Los costos los pagamos siempre, o corremos riesgos. Cuando vamos por un desalojo en Capital, que este año fuimos a varios, y la policía está por reprimir y voy como abogada, ahí hay un costo que estoy dispuesta a pagar. Igual… lo de Jujuy... Digamos... A mí no me amedrenta, no me amedrenta que me denunciaran,  no me amedrenta que me grite el presidente del tribunal, no me amedrenta la nota de Clarín. Creo que cada una de esas acciones habla de Jujuy, del poder político de Jujuy, de los métodos que tiene. Pero sí cada una de las cosas las hacemos saber a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque es importante que se vea al cuadro general. 
Algunos medios hicieron hincapié en el contraste entre Milagro y vos ¿cómo es tu relación con ella?
–La conocí cuando ella ya estaba presa, así que es una relación que fuimos construyendo a lo largo de este año, cada vez que la vine a ver. Al principio yo iba siempre con Luis Paz, que es el abogado, y en determinado momento decidí ir sola a verla, porque no quería mediatizar el vínculo. Y el vínculo se construyó. La verdad que tengo un vínculo personal muy fuerte con Milagro, y creo que ella lo tiene conmigo. No quiero hablar por ella, pero... Como no la conocía antes a Milagro, sabía de su obra, pero no tenía vínculo o relación en particular. Me parece que es una relación muy llana. Ella siempre me dice que soy muy clara. Ella me dice: “Vos nunca me mentís”. Y a mí me parece que eso es muy significativo. Le explico cada uno de los pasos jurídicos a seguir. Soy docente pero además me parece que a Milagro le sirve, le hace bien. Incluso, cuando ella terminó de declarar, yo la abracé. Tengo un vínculo muy fuerte, y ella ha pasado momentos difíciles. Ahí la veo a ella como una mujer, como una madre, como una abuela, porque ella me habla desde ese lugar también, es una abuela que me está contando qué le pasa a un nieto con la Navidad. Yo le puedo hablar de un lugar de una mujer, madre, que tiene un niño chiquito. Le cuento cosas de mi hijo, tengo una relación.  
Este año estuviste además mucho tiempo en Jujuy, ¿cómo te cambió la rutina? 
–Estuve en Jujuy, viajé bastante, pero además estuve en un caso que realmente para mí es muy importante en términos de mi vocación. Representé a Facundo Jones Huala, que es un lonco indígena, de una comunidad mapuche de Esquel. El estado chileno lo quería extraditar con un pedido de pena de 26 años de prisión en Chile. Hicimos un juicio en Esquel con Sonia Ivanoff, que es una colega y amiga, y logramos la primera nulidad en un juicio de extradición en la historia de la Argentina, porque estaba vinculado con tareas de inteligencia ilegal, torturaron para que declarara a un joven mapuche, todo esto lo pudimos demostrar en el juicio. Para mí, que trabajo temas indígenas, y es un tema que me apasiona, que hago por militancia. De hecho, presentamos por correo, mientras yo estaba acá, una petición por este caso a la CIDH. Fue un año intenso. En general,  nunca viajé más de dos días, estoy separada, traté siempre de viajar los días que no me tocaba estar con él. Pobre mi hijo, también, le tocó una madre así, y un padre que también trabaja en casos similares, así que está acostumbrado. 
A partir de tu vasta experiencia en juicios por delito de lesa humanidad, ¿ves una similitud con esta representación de Milagro Sala?
–Sí, enorme. Me invitaron a dar una charla por la noche del apagón, y comparar el caso con el de Milagro, en la Facultad de Filosofía, entonces me detuve a pensar y trabajar en patrones comunes entre los dos casos y vi que hay una cantidad de prácticas terroristas, porque no hay que decirlo de otra manera, en términos del estado con prácticas de terror en los dos casos, salvando todas las diferencias del mundo. Sí, por ejemplo, en términos de la detención para delación, en el caso de Milagro, en cada uno de los casos, se detiene o se presiona a una persona para que declare en contra, y en caso de que no declare en contra, cae en las garras del sistema penal. Así lo demostraron las notas que escribió Alejandra Dandán para PáginaI12 en el caso de Alberto Cardozo. Es muy paradigmático, pero también está el caso Mabel Balconte, en cada una de las causas tenemos una situación así. La aplicación desmedida de la violencia… En abril hubo una serie de allanamientos, hubo 60 allanamientos, pero hubo un día muy particular, que fue el día que se hizo la marcha del 1° de mayo en Capital, que se hicieron 25 allanamientos en el Alto Comedero, con un nivel de violencia, con grupos especiales, de la policía, que además tiene una implicancia que todos los que trabajamos temas de lesa humanidad sabemos, que el terror no cae directamente, no es el único destinatario la familia o la víctima directa, sino que en un barrio, esto tiene una implicancia muy fuerte de generar temor. De hecho, el 11 de junio tuvimos un congreso refundacional de la Tupac y un viejo dirigente, un tipo grande de la Tupac, dijo: “Yo nunca pensé que iba a llegar el día que iba a tener miedo de salir a la calle y ese día llegó”. Y para mí fue muy fuerte escuchar eso en democracia. Que un tipo tenga miedo de salir a la calle a militar. Hoy pasa eso, el que tiene algo de la Tupac es detenido, es demorado, hay casos de violencia institucional al por mayor. La persecución a los abogados, porque a Luis Paz lo detuvieron y está imputado en la causa, los multaron a Paula Álvarez Carreras y a Ariel Ruarte... La persecución a los abogados es prototípico de las prácticas del terrorismo de estado, porque es el modo de dejar indefensas a las víctimas y que nadie reclame por ellas. Hay demasiadas similitudes, sobre todo en esto, en distintas prácticas del estado de hoy de Jujuy al estado terrorista de los 70. 
¿Crees que si Milagro fuera blanca habría el mismo ensañamiento?
–Creo que la principal característica que subvierte todos los órdenes y que es imposible de sostener para el poder político, económico, para el poder fáctico es que ella es mujer, más que coya. Si uno lo piensa, todos los estereotipos de mujer para una sociedad oligárquica, machista, clasista, conservadora como la de Jujuy los desafía Milagro. Que una mujer desafíe al poder en todo sentido: es negra, es pobre, es coya. Tiene todo... No hay un solo estereotipo con el que ella cumpla, es una mujer a la que se ve aguerrida, combativa. Efectivamente, en una charla por el día Contra la violencia hacia las mujeres, el 25 de noviembre, dije que Milagro es la gran bruja del siglo XXI y hay que quemarla en la hoguera. Para Gerardo Morales es la ofrenda, ofrenda la detención, es una ofrenda en términos de lapidación pública. Llevarla, trasladarla, no dejarla hablar, ponerle un bozal, que cada vez que se mueva esté rodeada de 75 policías, fuerzas especiales. Eso es, hay que ofrendársela, hay que ofrendársela ¿a quién?, a esta sociedad que se siente pacificada. Si uno lee la historia de la persecución a las brujas es… Milagro. Para mí es absolutamente reivindicatorio decir que Milagro está presa por ser mujer. No está presa solamente por ser mujer, pero no hay ninguna duda de que es un rasgo que ninguno puede dudar cuando habla de Milagro. 
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martes, 20 de diciembre de 2016

MILAGRO. POR RAUL ZAFFARONI

MILAGRO 
Si es verdad que para ser filósofo no debe perderse la capacidad de asombro, quien quiera ser filósofo debería vivir en nuestro país. El realismo mágico –como denominación– se inventó en otro lado, pero como realidad florece aquí con singular entusiasmo. 
El balance de hechos sobre el “caso Milagro” lo verifica: 1) El Superior Tribunal está integrado por los diputados oficialistas que horas antes votaron su ampliación. 2) En el penal asesinan al sobrino de otro preso que denuncia que se lo torturó para obligarlo a declarar contra Milagro. 3) En una noche se allanaron 21 domicilios particulares de gente humilde. 4) Se reactivó un proceso contra Milagro por una agresión al actual gobernador en 2009, sin prueba alguna de su participación. 5) Se intentó impedir la publicidad de las audiencias de debate. 6) Se sanciona y amenaza a los defensores, hasta por apelar. 7) Un fiscal y un juez “no diligentes” contra Milagro, en curso de remoción. 8) Un fiscal dedicado a la persona de Milagro, como una sección del Ministerio Público. 9) El desopilante proyecto de consulta popular de 13 insólitos legisladores jujeños, que agravian a todos los organismos internacionales, borrando de su memoria la visita de la Comisión en 1979.  
Más asombro provoca la cobertura mediática de esto: 1) Noticias falsas: retiro de dinero del banco, destinado a pagar sueldos, mostrado como corrupción. 2) Una “clonación” de procesos en que se inventan hasta homicidios. 3) Se le atribuye “riqueza”. ¿Acaso Milagro tiene cuentas extranjeras y empresas panameñas? Vive como todo argentina merece, decentemente, pero nada más. 4) Se secuestran 12.000$ a una compañera de Milagro, que son parte de su sueldo, y se fotografían los billetes en los diarios oficialistas. 5) Un enemigo imputa a Milagro maltrato a niños, cuando ha criado a varios “hijos del corazón” como ella los llama y todos lo saben. 6) Clarín publica un artículo discriminatorio contra la abogada de Milagro, pintándola como una niña de doble apellido, rubia y distinguida. A “contrario sensu”: ¿Sólo los pobres pueden defender a los pobres? ¿Los demás seríamos “traidores de clase”? ¿Acaso “Clarín” se volvió trotskista?    
Esa cobertura mediática oculta que los comedores, escuelas e instalaciones deportivas creados por la “Tupac Amaru” están siendo desactivados, como también las condiciones de detención de Milagro. Es una presa “preventiva” y, no obstante, controlan su correspondencia, escuchan sus llamadas telefónicas, cortan su comunicación con un periodista, prohíben las fotografías. 
Lo único que podría ser viable es averiguar si hubo una eventual administración desprolija, lo que se prueba con documentos, prueba que Milagro no podría impedir ni dificultar después de casi un año de detención preventiva. No debe haber en el país otro preso preventivo imputado de administración fraudulenta, que es un delito excarcelable, como cualquier abogado sabe. 
Es clara la explotación de prejuicios racistas, de clase y de género contra Milagro. Pero eso solo no explica su detención “a disposición del poder ejecutivo”, porque el Gobernador lo reconoció: “A esta mujer no la voy a soltar”. Lo que realmente horroriza a quienes quieren una sociedad de 30% incluido y 70% excluido, es que una mujer pobre, militante, india y morena, organice a los excluídos y los desafíe.
Pero el nivel de asombro rompe el termostato, porque la Argentina del realismo mágico hizo crecer a Milagro: de una digna dirigente local pasó a ser un nombre central en el panorama nacional y trasciende hoy a lo internacional: se ocupan de ella la Comisión Interamericana, el secretario general de la OEA, el Comité de la ONU, el papa Francisco, el Premier de Canadá, el presidente del Uruguay, y lo insólito llega dicho o sugerido por la cobertura mediática: son todos “kirchneristas”. 
Alguien dijo que lo espantoso no está allí en beneficio propio, sino que genera espacio para que lo grande pueda hacerse. Y Milagro no lo buscó, no quiso ser figura de dimensión regional y hasta mundial: lo espantoso la colocó en ese lugar. 
Un poder local perdió de vista la dimensión de sus actos, cegado por prejuicios, irritado y con pánico a la organización y al desafío de los humildes, comandados por una mujer, india, militante, morena. Y ahora nadie sabe qué hacer. 
La canciller, que conoce de organismos internacionales, balbucea que es una cuestión provincial, cuando sabe de sobra que no es cierto, que ante el derecho internacional responde el Estado nacional. 
Quizá encuentren la salida: tal vez una decisión de la Corte Suprema que le reconozca a Milagro los fueros parlamentarios, o tal vez una cautelar interamericana, aunque eso no resuelve el problema de los otros compañeros presos. 
Pero el temor es fuerte: Milagro expresa no sólo el discurso de los excluidos, sino el de nuestros originarios, de la Pachamama, de la religiosidad popular, de 500 años de sometimiento. ¡Qué miedo! ¡Tienen hasta un discurso! ¿Cómo los negros pobres excluidos e indios pueden tener un discurso que armoniza con fuertes corrientes de reclamo mundial? 
¿Y Milagro? ¿La Milagro de carne y hueso? Primero se deprime, no entiende bien qué pasa. Y luego se debate en el drama de quien se vuelve líder. No lo buscó, pero lo espantoso la puso en ese lugar. Su inconsciente se resiste a aceptar que son muchos más los que dependen de ella, que ya no son sólo sus compañeros jujeños. Es una carga pesada: es el peso de su propio discurso, que encarna el reclamo de muchísimos más, que le exigen “no aflojar”. Y su resistencia inconsciente va cediendo, empieza a aceptar que pierde parte de su espacio existencial, porque un colectivo gigante y nunca imaginado, le reclama asumir el rol en que la puso lo espantoso. 
Y se la ve fuerte en ese rol, lo va asumiendo, supera la depresión del desconcierto, sale de a poco del asombro, con la resignación de quien no lo buscó, pero lo determinó con su conducta, aunque el resto lo haya hecho la Argentina del realismo mágico, con la que no había contado, como nadie podía hacerlo hasta hace unos meses. ¡Como para no ser filósofo en nuestro país! ¡Qué grande es nuestra Argentina, incluso en sus mágicas mezquindades! PAGINA12
* Profesor Emérito de la UBA.

lunes, 19 de diciembre de 2016

PAGINA 12 17 DE DIC. 2016

Y EN ESO LLEGO UN EMPRESARIO
Todas las encuestas coinciden: más del setenta por ciento de los argentinos desaprueba la administración del gobierno de Cambiemos, pero la mitad confía en Mauricio Macri. ¿Cómo es posible? ¿Qué explicación tiene? Los mismos profesionales aseguran que Cambiemos tiene un techo de aceptación del veinticinco por ciento, al que llaman el núcleo duro. Es entendible. La cuarta parte de los argentinos vive bien, mejor o igual bajo el neoliberalismo. Además se suman al apoyo subjetividades ideológicas y sociales. Habrá alguno que descendió un escalón, pero comparte la ideología del actual gobierno. Pero ¿y la otra mitad? Veinticinco puntos en la estadística significan millones de argentinos y argentinas. Está claro que esos veinticinco puntos de diferencia provienen de sectores de la clase media, la clase media baja y de los obreros, muchos de los cuáles la están pasando muy mal. Componen lo que los especialistas denominan “mayoría silenciosa” y  elevan su caudal  a un treinta por ciento de la población. No son mayoría pero son muchos; un tercio de los argentinos. No deben ser pocos los que apoyan al gobierno de Macri.
¿A quiénes ubicamos dentro de ese magma llamado mayoría silenciosa cuando hablamos de política? Justamente a quiénes la política no les interesa. Más aun, le disgusta. Pero, cuidado, no hay que confundir silencio político con indiferencia social. Muchos silenciosos son personas solidarias dentro de su pequeña comunidad. Capaces de entregar su tiempo al club de barrio o la sociedad de fomento. Un joven solidario dona sangre para un vecino y al día siguiente muele a patadas a un pibe chorro. Sale a la calle por un corte de luz en la cuadra donde vive, pero cuando recupera la energía vuelve a su casa y prende el televisor. Un obrero silencioso hace huelga por un conflicto en la fábrica donde trabaja, pero no se suma a una marcha por un problema de los trabajadores. Me pregunto qué cara pone cuando un militante del FIT le habla de la explotación a la clase trabajadora o le explica lo que es la plusvalía.
En mis tiempos los silenciosos decían  “la política no me da de comer”.   Es decir, gobierne quien gobierne, mi historia personal depende de mí y  no de la política, ni del gobierno de turno. Todo lo que un silencioso pide es seguridad, un buen trabajo y una sociedad sin conflictos. Por eso apostó más de una vez a los golpes militares hasta que descubrió el engaño.
Sospecho que esta aceptación personal de Macri es porque se trata de un empresario, el primero que llega por medios democráticos. Los silenciosos suelen respetar a los empresarios. Piensan que han hecho plata con su trabajo y su capacidad para hacer dinero, sin preguntarse por qué medios logró su fortuna. Nunca vinculan a un empresario con la corrupción. “Tienen plata, no necesitan robar” escuché decir. Y a veces  son agradecidos porque “dan trabajo”. Jamás vinculan los males del país con la conducta de los empresarios. Si unos les explica las consecuencias de llevarse fortunas al exterior dicen “hacen bien; resguardan su plata”. Surge de las encuestas que, si bien se quejan por las medidas económicas del gobierno, los silenciosos “tienen esperanza”. Es decir, le creen a Macri cuando habla de la herencia recibida, explica que estas medidas “dolorosas” son necesarias y que pronto estaremos mejor.
Curioso país éste. En tiempos del neoliberalismo los obreros confían en el Presidente. Los que desconfían son los empresarios.
Fuente: Y en eso llegó un empresario

domingo, 18 de diciembre de 2016

DICE CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER


Quiero responder con esta columna al estimado sociólogo Horacio González: sí lo vimos. El "macaneo" del macrismo se vio venir antes de los timbres: con los globos. Con esos globos vacíos. Con esas falsas promesas. Con ese color amarillo copiado del liberalismo conservador alemán (FDP), partido precipitado en crisis. Con ese color amarillo de pro(segur), empresa que vende seguridad privada, ante la crisis de todo lo que provenga de la esfera "pública", de la res pública. Porque ni los colores son casuales: el amarillo (amarillismo) de las radios que promueven en los taxis el sensacionalismo-amarillismo (estigmatización/linchamiento) constante. El no diálogo político.

"Seguramente pasarán muchos menos para que una verdadera movilización de las fuerzas culturales, humanísticas, críticas, analíticas, científicas y tecnológicas del país, reaccione con argumentos novedosos y congregantes ante estos macaneos vergonzosos, al gusto de una nueva clase de lúmpenes-empresarios. Hay que decirles que están secas las pilas de esos timbres que van a apretar", afirma González.

El falso "bus“ donde Macri simula estar con "pasajeros" de verdad, es un resumen de su política comunicacional: demagogia y simulación. Vender mentiras. Puestas en escena. Globos de colores. Mise en Scene: lo único que podemos hacer desde la cultura para contrarrestar esto, estimado Horacio, es apelar a lo único que sabemos hacer: frente al marketing y el vaciamiento de las ideas y los debates (el vaciamiento de la palabra, de la noción de deber civil, frente a la banalización constante del compromiso político, frente a la banalización de la militancia), responder con la cultura, la palabra, la poesía: la política. Volver a situar el discurso político como discurso develador de verdades incómodas y criticas con el verdadero poder, aquel que como dijo Saramago, es invisible, no se muestra, y no va a elecciones. Nadie lo elige y no se hace ver: y no le gusta que lo nombren. Que lo señalen con el dedo. Y eso fue lo que se hizo durante una década: mostrar lo que no podía ser mostrado (el verdadero poder detrás del poder formal), juzgar lo que no podía ser juzgado, decir lo que estaba prohibido mencionar. Volver más democrática la cultura y la sociedad, visibilizando poderes que condicionan nuestra vida, pero no se hacen ver, no se dejan ver, no van a elecciones. Mostrando al país la verdad. Hacerlo tiene un costo. Nada es gratis. Nada es fácil. La gran victoria de la oposición mediática fue precisamente esa: no haber enhebrado un discurso consistente propio (que no tienen), sino haberle quitado valor, espesura, "peso ético" y moral a nuestra palabra. Nos han robado la palabra. Y lo han hecho de un modo muy sencillo, ya estudiado por Ibsen y las neurociencias: la estigmatización. Con la estigmatización lograron proscribir e imponer el silencio, renunciando a todo debate político. (Hay honrosas excepciones en todos los medios, gente digna que aun intenta debatir, dialogar, decir verdades incómodas)

Reemplazando la palabra política (que ponía y puso esos poderes en cuestión, los nombra, los desvela en los dos sentidos de la palabra, en una ambigüedad sugestiva) por el marketing y el "managment", por el "coaching" de ocasión de gurúes extranjeros. González olvida una pata importante de la propaganda pro-amarilla-globos vacios: la estigmatización a priori del que piensa diferente. Una vez estigmatizado todo lo "K", el terreno arrasado queda listo para una verdadera puesta en escena, donde se desdibuja –desdibujada la palabra política- la linea tajante entre mentira y verdad. En el marketing nada es mentira y nada es verdad. En la política sí. En el marketing la palabra no cuenta. No sirve. Se puede contratar actores para que simulen ser pobres pasajeros al costado de un camino en un bus rodeado de guardaespaldas. Esa escenificación es lo que se "ve". Lo que tenemos que hacer, Horacio, como en el caso del Bus, es mostrar el "detrás de escena", donde se esconde lo "falso" (y a su vez verdadero: el verdadero poder, que usa, incluso al presidente, junto a los otros "actores", como genuinos "títeres").
Mostrar dónde están y quién mueve los hilos, incluyendo los hilos detrás del presidente, que es otro actor. Son todos actores. Por eso Durán Barba dice con razón que él "no trabaja para el gobierno ni el Pro". Está por encima. La tarea es descubrir quién es el títere y quién lo mueve. Y para qué. De qué se trata el espectáculo que vemos. A dónde apunta. Dónde termina. A dónde nos conduce. El presidente, en ese bus falso, no es el presidente: es un actor más. Son todos actores: pasajeros falsos y ministros "falsos". Incapaces de decir la verdad. Lo único que nos queda es empezar un nuevo camino político y cultural, donde la palabra (la palabra prohibida, la palabra política, que señala a esos verdaderos poderes, que manejan los hilos) vuelva a contar. Vuelva a nombrar. Vuelva a mostrar. Donde la verdad vuelva a tener un sentido crítico. Donde la mentira y la verdad no sean simples puestas en escenas, meros "relatos".

Durán Barba simplemente, Horacio, vio una oportunidad y la aprovechó. Vio que los medios no generaban debate, no generan conciencia: vio que podían ser funcionales a un candidato vacío, light, anti político. Sin programa. Sin discurso. Donde todo es show. Donde todo es como el bus detenido: algo falso. Una puesta en escena. Un engaño a la sociedad. Una falsa promesa de “cambio” en lo que no se puede cambiar. Para luego hablar de que los pobres son “estructurales”, son “estructura”, y de que todos los planes para sacarlos del pozo y el olvido tienen un enorme “costo” fiscal, que no analizan a la hora de sobreendeudar al país en los centros financieros, que solo especulan, nunca producen nada. Fugan ganancias. Juegan con el hambre.

Los medios tienen la capacidad de revertir esto, de advertirle esto a sus lectores. No lo han hecho. Ni antes ni ahora. Ni en dictadura ni en democracia se han atrevido a cruzar esa linea, a dar ese paso, que supone dejar la banalización, dejar el espectáculo, decir las cosas. (porque hacerlo supondría quedarse sin “lectores”, ese es el “precio a pagar”, dijo Rousseau: quedarse solo)

Pero ser íntegro, tener unos principios. Ettiene de la Boetie ya lo vio en su Discurso sobre la servidumbre voluntaria. Llamar a las cosas por su nombre. De eso se trata la política. El pan y circo no quiere que las cosas lleven un nombre. Prefiere que ciertos mecanismos queden invisibles y que la política sea “distracción”, show, mirar para otro lado. No donde hay que mirar, poner los ojos. No ver. Como con el obelisco de pan dulce, 1979: 30 mil muestras de pan. Eso comieron los paseantes. Eso era el “arte”. Hoy volvemos a re-discutir el número. Pero no lo que pasó. Lo tienen que hacer (nombrar) la cultura y la política. La palabra. La reacción es empezar por asumir el discurso prohibido. No desligarse de él, siendo funcional a la apatía política y la escenificación. Mostrar que lo verosímil (el diálogo de un presidente con pasajeros de un bus detenido en Pilar) puede ser falso. Un engaño deliberado y estudiado minuciosamente: organizar y estudiar la capacidad de mentir. Eso es el marketing. Eso no es la política.
Del Blog: Será Justicia https://gcroxattoblog.wordpress.com