domingo, 30 de junio de 2013

¿CON QUE SE COME LA NOVEDOSA CANDIDATURA DE SERGIO MASSA?


Manden fruta

Giustozzi afirmó que Massa y su Frente son la fruta nueva de la política argentina y que admira a Estados Unidos. Una instructiva biografía muestra cómo construye Massa, quien en 2009 decía que el próximo presidente sería Reutemann. ¿En qué territorio arraigará esta planta exótica como el arándano? Hasta ahora preocupa más a la oposición que al gobierno, que no ceja en su toma y daca con la Corte Suprema. Cómo votaron los actuales candidatos opositores cuando controlaban el Congreso.

Por Horacio Verbitsky
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El segundo candidato a diputado nacional del flamante Frente Renovador Bonaerense, Darío Giustozzi, intentó explicarlo con una metáfora botánica. “Si aparece una fruta nueva como el arándano o el kiwi, para explicar su sabor uno dice se parece a la guinda, otro dice se parece a la frambuesa y otro a la uva, porque todavía no la conocen. Eso somos nosotros, lo nuevo.” Según el intendente de Almirante Brown (quien es productor de arándanos para exportación), un país que admira es Estados Unidos. También mencionó a Chile y Uruguay.

Volar bajo

Esto no parece muy novedoso, aunque sí congruente: el primer candidato de la misma lista e intendente de Tigre, Sergio Massa, viajó a Estados Unidos becado por el Partido Republicano y a España por el Partido Popular, según cuenta la biografía autorizada que publicó este año Santiago Campos. Sergio Massa. Cómo comenzó su carrera política y cómo llegó a Tigre es un libro breve, cuya virtud es el acceso a las fuentes que le facilitó la esposa del candidato, Malena Galmarini.
Es muy conocida su descripción del ex presidente Néstor Kirchner en una comida con la embajadora de Estados Unidos, Vilma Martínez, servida en noviembre de 2009 en casa del íntimo colaborador de Massa y hombre de negocios inmobiliarios dudosos Jorge O’Reilly. Menos se recuerdan otras afirmaciones de Massa en el mismo ágape. Según informó la embajadora a su gobierno, Massa, a quien describió como “pro estadounidense”, dijo que los Kirchner no tenían posibilidad de retener el gobierno en 2011.
–¿Qué probabilidad les asigna?
–Cero –contestó Massa.
–¿Quién, entonces? –quiso saber la embajadora.
–Reutemann –respondió Massa, de nuevo sin dudar.
Ante la curiosidad de su interlocutora, explicó que la estrategia de Reutemann de “volar bajo es prudente y no un error o un signo de indecisión”. Con Reutemann silencioso, los Kirchner se concentran en pegarle al vicepresidente Cobos y al jefe de Gobierno porteño Macrì. “Este embate afectará a ambos potenciales oponentes a Reutemann. Cuando se largue la verdadera carrera, Reutemann estará bien colocado para obtener la candidatura peronista y arrollar al resto.” Esa supuesta estrategia de Reutemann es la que Massa siguió ahora. Prudente vuelo bajo y silencio sobre sus intenciones hasta último momento, mientras todos los cascotazos caían sobre el techo de Daniel Scioli. Y ahora que se largó la carrera, convicción inconmovible de arrollar al resto. ¿Como Reutemann?

Pacman

El librito de Santiago Campos carece de revelaciones espectaculares, pero suministra un perfil interesante sobre el estilo de construcción de Massa, quien comenzó su militancia en la Unión del Centro Democrático y cuyo modelo inspirador era Alberto Albamonte. Nieto de un albañil italiano y de un carpintero e hijo de un empresario de la construcción proveedor del Estado, Massa estudió en un colegio católico de San Martín. Fue asistente del concejal de la UCeDé Alejandro Keck, quien provocó un escándalo al levantarse de su banca durante un homenaje a los fusilados con el general Valle en 1956. La originalidad de Massa en ese contexto reaccionario fue reclutar militantes para la UCeDé en las gigantescas villas de San Martín y conseguir los colectivos para llevarlos a votar, lo cual le permitió ganar la interna. En 1994, se afilió al justicialismo, junto con dos amigos que lo acompañan hasta hoy, Ezequiel Melaraña, y Eduardo Cergnul. El diario local Huella saludó la incorporación con el título: “Los chicos ricos que tienen tristeza”. En su primera elección interna como justicialista, apoyó a Graciela Camaño de Barrionuevo, que perdió frente al intendente Antonio Libonatti. Interrogada para el libro, Camaño lo describió como un Pacman, acaso despechada porque Massa la dejó y a través de Pablo Fontdevilla llegó hasta Gustavo Béliz, quien lo designó en el frente de juventud del Ministerio del Interior y a Palito Ortega, del que Massa fue asesor en el Ministerio de Desarrollo Social. Cuando Duhalde y Ortega pactaron la fórmula presidencial que sería derrotada en 1999, Massa conoció al matrimonio de los diputados Marcela Durrieu y Fernando Galmarini. Se casó con la hija de ambos, se convirtió en habitué de los partidos de fútbol en la quinta de Duhalde y fue electo diputado provincial. Pero tuvo pocas coincidencias con sus suegros. “Cuando mi papá estaba en el duhaldismo, nosotros estábamos en el orteguismo; cuando nosotros fuimos al duhaldismo, mi papá se fue con Menem; cuando nosotros nos corrimos al kirchnerismo, mi papá se volvió al duhaldismo”, contó Malena en un reportaje. Al casarse, mudaron casa y militancia a Tigre. Con Duhalde como gobernador y Ortega en la secretaría de Desarrollo Social, Massa dispuso de fondos provinciales y nacionales para sobrevolar las internas de Tigre. Además, en el triunvirato al que el gobierno de la Alianza confió el PAMI había un amigo suyo, Horacio Rodríguez Larreta, quien le permitió colocar a su colaborador Jorge Caubet en el PAMI de Tigre.

Golpe de efecto

En 2001 fue designado presidente del PJ local, con el aval de Duhalde. “En busca de un golpe de efecto, compró dos patrulleros para el municipio instalando el tema de la inseguridad y anunció que interrumpía los gastos de campaña, en un contexto casi anómico, marcado por el descontento social hacia la política”, escribe su biógrafo. Perdió ante el vecinalismo las elecciones de 1999 y 2001, pero Duhalde lo designó director ejecutivo de Anses, donde Kirchner lo confirmó en 2003. Desde allí estrechó relaciones con el Grupo Clarín, al que intentó financiar el obligatorio soterramiento del cableado de Multicanal por 500 millones de pesos, acuerdo frustrado por su segundo en el organismo previsional, Amado Boudou, quien lo reportó a Kirchner. Mientras Massa florecía, su primer mentor desbarrancaba. Director de Promoción del Empleo cuando Camaño fue ministra de Trabajo, Alejandro Keck fue procesado por el otorgamiento irregular de 12.000 planes Jefes y Jefas con los cuales se financió su campaña a la intendencia de San Martín en 2003. Massa lo logró en 2007 en Tigre, a los 35 años, con una lista integrada por peronistas, radicales y vecinalistas. Pero al año siguiente pidió licencia para asumir como jefe de gabinete de ministros. No llegó a ocupar ese cargo ni un año, pero le bastó para negociar con el Grupo Clarín la ley que estableció una moratoria que le permitió refinanciar a diez años y con bajísimo interés todas sus deudas tributarias con el Estado. Desde que Massa inscribió su partido provincial, los medios del Grupo Clarín retiraron la protección que ofrecían al gobernador Daniel Scioli. “La centroderecha parece ser el lugar del espectro en el que más cómodo se encuentra Massa. Así parecieran testimoniarlo sus antecedentes: UCeDé, menemismo y ruptura con los Kirchner. Así también parece indicarlo su predilección por el tema de la seguridad y el control. Esquivar las definiciones ideológicas escudándose en que son secundarias para las preocupaciones ‘de la gente’ no hace más que reforzar su pertenencia. Es difícil sostener que Tigre es un ejemplo de lucha contra la desigualdad: el municipio no escapa a las características generales del conurbano bonaerense en cuanto a indicadores sociodemográficos y a la bajísima calidad de los servicios de salud y educación. Sí cuenta con un presupuesto significativamente más elevado que el de otros distritos de la zona. Las problemáticas estructurales no son nuevas ni privativas de su breve intendencia, se trata de temas cuya resolución implica ir en contra de intereses creados y los conflictos no miden, a menos que los hagas formar parte de tu imagen”, concluye Campos.

Segmentación

La mayor incógnita de la campaña que Cristina inauguró ayer presentando a los candidatos del oficialismo con un discurso conceptual sobre las líneas maestras de su proyecto político es en qué terreno arraigará la planta de Massa y Giustozzi, que tiene gusto a Kiwi Daer, Frambuesa Mendiguren, Uva Pérez o Banana Solá. La fortaleza de los renovadores es la indefinición, que les permite establecerse a los dos lados del territorio dividido entre kirchneristas y antikirchneristas. Pero no es obvio que consigan mantener esta ambigüedad durante los cuatro meses que faltan hasta las elecciones de octubre, en los que se les reclamarán definiciones. Lo más conveniente para ellos sería perpetuar el equívoco, y a eso apuestan. Conspiran contra ese intento las posiciones que van explicitando terceras partes, como el ex senador Eduardo Duhalde, quien en su incontenible rencor hacia el kirchnerismo hizo pública su predilección por Massa, o Francisco De Narváez, que lo atacó para colocarse como el único opositor. Si a pesar de estas molestas adherencias los renovadores lograran conservar la calidad híbrida del voto, perderían cantidad, ya que los limitaría al centro menos definido de la polarización, que en el estado actual no es muy abundante. Para ampliar la cosecha deberían definir con más nitidez sus opciones y eso sólo podrían hacerlo hacia la oposición, donde caben todos quienes adversan al gobierno. En cambio para apoyarlo hay una sola lista aprobada por CFK. Tal vez por eso el gobierno ha reaccionado hasta ahora con más calma que la oposición, que ve con recelo la llegada de otro pescador dispuesto a lanzar el anzuelo en aguas revueltas pero poco pobladas. En cualquier caso, los renovadores mermarían su caudal respecto de las expectativas que los llevaron a concretar la lista. Así como el PRO no consigue franquear los límites de la Capital Federal, salvo algunas incursiones con candidatos farandulescos en Córdoba y Santa Fe, los Renovadores sólo han constituido una alianza electoral bonaerense, algo que recuerda la dificultad que siempre enfrentó Duhalde para que su encanto y atractivo trascendiera más allá de su provincia. Si se comparan las boletas registradas ahora con las que compitieron hace dos años, se observa también una creciente segmentación de las fuerzas opositoras. Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias han sido benéficas para la izquierda trotskista, que conservó la estabilidad de su alianza. Pero no han evitado la cariocinesis de las demás fuerzas enfrentadas con el gobierno. El Frente Amplio Progresista se desdobló en Frente Popular Democrático y Social y Frente Progresista Cívico y Social. La Unión para el Desarrollo Social, de Ricardo Alfonsín y Francisco De Narváez, prohijó a la Alianza Unen (donde quedó el componente radical) y a Unidos por la Libertad y el Trabajo, que el filántropo colombiano comparte con el camionero Hugo Moyano. El duhaldista Frente Popular, que en 2011 llevó al Congreso a Graciela Camaño, mutó ahora en la Unión con Fe de Gerónimo Venegas. El mayor fracaso fue la negociación entre el macrismo y el Peornismo Opositor, que no llegó a nada, y las divisiones internas del PRO. Síntomas de malestar y aversión recíproca, tanto Massa como Scioli, De Narváez y Macrì polemizan acerca de quién frustró los acuerdos que no pudieron alcanzar y cada uno dice que rechazó la asociación que le proponía el otro. La próxima disputa será sobre la interpretación de los resultados. El oficialismo (que intentó nacionalizar la elección con una lista única para el Consejo de la Magistratura, fuera de pista por decisión de la Corte Suprema) medirá el tamaño de las bancadas en cada cámara. Cree que mantendrá su número o tendrá una leve merma en el Senado (donde los asientos que se renuevan fueron asignados en la elección de 2007) y que crecerá en Diputados (que renuevan las bancas de 2009, el peor año para el gobierno). Contra lo que se repite en las expresiones de deseos que se publican como si fueran análisis, la Capital Federal, Córdoba y Santa Fe, contribuirán a esta hipótesis. Son tres distritos en los que los candidatos kirchneristas no llegaron al 10 por ciento entonces y que aun con una elección mediocre mostrarían un crecimiento apreciable.

El Grupo Ahhh...

Un trabajo elaborado por la Secretaría Parlamentaria del Bloque del Frente para la Victoria desmenuza el desempeño legislativo de la oposición en los períodos 2010-2011, donde además del número se analiza el contenido. Demuestra que aun cuando gobernaron la Cámara de Diputados y sus principales comisiones, los legisladores del Grupo Ahhh... sólo pudieron reunir el quórum necesario una vez. Salvo para repartirse las principales comisiones sin respeto por la proporcionalidad y para sancionar la ley del 82 por ciento móvil, que el Poder Ejecutivo vetó sin que hubiera una sola protesta en las calles, fueron incapaces tanto de impulsar una agenda propia como de bloquear la del gobierno. Con una mayoría de 142 bancas contra 115 del Frente para la Victoria (87) y sus aliados (28), en teoría la oposición estaba en condiciones de garantizar el quórum propio, de 129 votos. Sin embargo, en el 20 por ciento de las sesiones de esos dos años (8 sobre 39) no pudieron reunir el quórum. Cuando se consiguió “fueron los diputados del FpV quienes lo proporcionaron” para tratar los proyectos de sus miembros o del Poder Ejecutivo. Uno de los tramos más significativos del trabajo es el que analiza la cantidad de sesiones convocadas y de proyectos de ley votados, y la asistencia de los principales líderes de la oposición, que vuelven a ser candidatos ahora: Ricardo Alfonsín, Felipe Solá, Ricardo Gil Lavedra, Francisco De Narváez, Gabriela Michetti, Pino Solanas, Margarita Stolbizer y Elisa Carrió. El record de deserciones en 2010 lo tuvo el ahora Renovador Felipe Solá, quien faltó a todas las sesiones, en las que se aprobaron 86 leyes. Ese cetro fue compartido en 2011 por De Narváez, que faltó al 83,7 de las votaciones, en las que se sancionaron 77 leyes, y Carrió, con 82,6 por ciento de ausencias cuando se votaron 76 leyes. Alfonsín no votó las leyes de represión al lavado de dinero y regulación de la publicidad del tabaco; el marco regulatorio de la medicina prepaga, y la promoción del software. Carrió y De Narváez dieron la espalda a esas mismas leyes y a las que regulan el trabajo domiciliario, las empresas recuperadas, la muerte digna, la fertilización asistida, el trabajo agrario, la protección nacional de tierras, y la penal tributaria, además de las reformas al Código Penal. Alfonsín y Carrió tampoco votaron las leyes de reparación a las víctimas del atentado a la embajada de Israel; Carrió la de identidad de género. Michetti y Solanas ignoraron las de trabajo domiciliario, prescripción de delitos contra menores, muerte digna, trabajo agrario, protección de tierras y penal tributaria. “Algunos no entendieron que la pelea de fondo era entre la política y los intereses de las corporaciones, otros tomaron cabalmente partido, y fueron empleados de las corporaciones. Nosotros dimos la batalla, sabiendo que se podía perder una votación, pero que jamás perderíamos la discusión política”, afirma el trabajo, que el Frente para la Victoria utilizará como material base para la inminente campaña.
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lunes, 24 de junio de 2013

Los hombres grises

Por Eduardo Aliverti
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Junto con el cierre de candidaturas a las PASO, y por fuera del renovadamente abominable manejo mediático en el caso de Angeles Rawson, el gran tema de la semana pasada es una excelente noticia.
Se piense lo que se piense acerca del fallo de la Corte Suprema contra la elección popular de quienes designan y supervisan a los jueces; del lobby opositor para que el veredicto fuera el que fue y de la reacción de Cristina en el acto de Rosario, vivimos –con ratificada fortaleza– un hecho histórico: el inmaculado Poder Judicial también entró en controversia, en disputa, en des-sacralización. Tomado desde el recupero civil, en 1983, primero fue el señalamiento de las Fuerzas Armadas, no ya como el denunciado brazo ejecutor de los intereses de la oligarquía sino, y nada menos, al pasar por el juzgamiento efectivo de sus atrocidades criminales. Después –a grandes rasgos que ni siquiera son un pestañeo, visto en períodos epocales– se desmoronó la omnipotencia de los grandes medios de comunicación: no sólo quedó categóricamente demodé aquello de que a cierto diario le bastaban cuatro tapas consecutivas para derribar a un gobierno, sino que por fin pudo enfrentárselos con una ley sancionada, participativa, y cuya legitimidad democrática apenas se discute en los estamentos contenciosos que se aferran a los privilegios de clase y sector. Y ahora, el conservadurismo ancestral de la familia tribunalicia también terminó de ingresar en la reyerta. Todo esto habla muy bien de los valores de la democracia reconquistada hace 30 años, al margen (un margen inmenso, aclaremos) de que para vastas franjas populares eso no se registre o asimile en su calidad de vida cotidiana. Si, en nada más que tres décadas de funcionamiento “conforme a derecho”, pudo avanzarse de esta manera en el cuestionamiento a tan sagradas instituciones de la clase dominante, quiere decir que estamos lejos de lo peor. Muy lejos. Salvo, va de suyo, para las tribus de izquierda radicalizada; las del eco-anarquismo meramente denunciativo que pulula por las redes sociales, y las grandilocuentes de derecha que mantienen un poder de fuego enorme. Esta cosa desprolija pero desafiante que es el kirchnerismo ha logrado, más allá de cómo se juzgue la profundidad de sus acciones, la puesta en cuestión de lo que los hombres grises no cuestionaron jamás. Su última conquista en torno de ello es esta ofensiva sobre el Poder Judicial, mientras no se interprete como avanzada el gusto de cooptarlo sino la necesidad de ponerlo en polémica. ¿Quiénes son los interesados, corporativa e ideológicamente, en que la Justicia permanezca intocable e intocada?
El juez Eugenio Zaffaroni despierta tantas simpatías como enconos, aunque nadie se atreva a descalificar sus antecedentes. Tiene reconocimiento unánime como uno de los penalistas más destacados del mundo. Desde la oposición lo trituraron por su dictamen en minoría absoluta, pero en ningún caso por los fundamentos que esgrimió. Lo único que hicieron, en esencia, fue masacrarlo bajo el supuesto de que durante el menemato habría fallado en sentido completamente inverso al de hoy (lo cual es abordado por Zaffaroni en el propio texto de su fallo; que, de acuerdo con la aptitud de las críticas, ninguno de sus contendores se tomó el trabajo de leer en profundidad). Aun así, los cuestionamientos o especulaciones de que el juez es objeto podrían ser tomados como válidos o verosímiles. Sin embargo, hay un tramo de su fallo que es dolorosamente imperdible. Debe decirse de ese modo, “dolorosamente”, porque la obviedad de lo que señala transforma en bochorno la necesidad de recordarla. “En cuanto a la independencia externa (de los consejeros que nombran y controlan a los jueces), o sea, de los partidos políticos y de los poderes fácticos, que es la que se cuestiona en la causa sólo respecto de los partidos, no es posible obviar que es inevitable que cada persona tenga una cosmovisión que la acerque o la aleje de una u otra de las corrientes de pensamiento que en cada coyuntura disputan poder. No se concibe una persona sin ideología, sin una visión del mundo. No hay forma de evitar esta identificación, como no sea pretender que existe lo que es inconcebible: (...) personas sin ideología. Esto se ha puesto claramente de manifiesto en el curso de los años en que ha funcionado, con una u otra estructura, el Consejo de la Magistratura (...). Se trata de un problema humano insuperable: estamos lanzados al mundo con significados. Y dentro de ellos, elegimos existencialmente. (...) Nada hay de vergonzante en que un juez exprese sus preferencias: más aún, esto evita que pueda oscilar sin sanción pública (...). Dado que nadie existe sin ideología, cabe concluir que la única garantía de imparcialidad humanamente exigible es el pluralismo ideológico interno, donde cada uno sepa cómo piensa el otro y le exija coherencia en cada caso, para lo cual es menester que nadie oculte lo que piensa.”
Leer o escuchar a quien fuere –para el punto, un juez de la Corte Suprema– debiendo recordar que no hay personas sin ideología, en ningún ámbito nunca, es, como decíamos, francamente un bochorno. No puede ser que deba remarcarse que la respiración es un acto fisiológico mecánico o que el hombre es un bípedo implume. Pero resulta que es, porque la manipulación mediática y sus cadetes convirtieron al debate, sobre quiénes designan e inspeccionan a los jueces, en una lucha entre la angelicalidad republicana de la Virgen María y unas hordas de La Cámpora. Un combate protagonizado por sacerdotes impolutos que usan la toga hasta para ir al baño, como ironiza el fiscal Félix Crous en torno de las fantasías sociales acerca de la ontología de los jueces, y unas bandas de la yegua que quiere quedarse con todo y que vino para transformarnos en un dictadura estalinista (bien que nunca nazi, salvo para Carrió y vecindades). Tienta, y mucho, articular ese trayecto del fallo de Zaffaroni con el escrito del fiscal general Alejandro Alagia (en Página/12, el miércoles pasado). En la época de la Colonia, dice el miembro de Justicia Legítima, estos supremos habrían resistido la Revolución de Mayo y sus ideales de soberanía política. “¿Magistraturas antipolíticas? Cinismo descarado, con el que se quiere presentar al gobierno judicial, simplemente, como un servicio técnico, a imagen de una guardia médica o una oficina de transporte. Desconfianza en el pueblo, que está para ser dirigido como un rebaño incapaz de entender lo justo y lo moral. No es improbable que una mayoría se equivoque sobre lo que es mejor para su sociedad, pero siempre será infinitamente más doloroso, para todos, el error de un estamento que, en tanto guardianes de la ley, de lo que existe, de lo que es bueno y posible, no deja de arrastrar (...) a grupos enteros de la población a verdaderos mataderos y privaciones aberrantes.”
Le surgen al periodista algunas reflexiones y apuntes básicos, concatenados, entre tantos que seguramente podrían verterse. Uno es que el fallo de la Corte no debe significar que los adherentes al modelo o energía oficialista tengan que retroceder sobre sus pasos. Este tribunal supremo fue inscripto, siempre, entre los provechos más indiscutibles de la gestión K. Si, hasta ahora, todos coincidieron en la jerarquía e “independencia” de esta Corte, no hay por qué dejar de “usarla” como ejemplo de lo que se pregona imprescindible. Si fuera por un análisis ortodoxo de manual izquierdoide, la sentencia cortesana demuestra o demostraría que nunca dejarán de exhibir la hilacha a la hora de los bifes. Pero si es por el escudriño de cómo se puede avanzar en serio contra los poderes fácticos desde una perspectiva progre igualmente seria, en lugar de esas fórmulas que imaginan todo resuelto de la noche a la mañana con la revolución social, que la Corte haya dictaminado de esta manera es un elemento positivo. Porque –segundo aspecto– deja sin explicaciones a quienes hablan de dictadura kirchnerista. “La Corte salvó a la República”, titularon y dijeron los amanuenses de la oposición, a coro, entusiastas. ¿Cómo? ¿No era que la Corte es un apéndice del Ejecutivo? ¿No era que Lorenzetti había transado sentencias clave, favorables al Gobierno, a cambio de que le resguardaran manejos presupuestarios? “Una batalla inútil, perdida de antemano”, dispararon igualmente los voceros opositores. ¿Y si fuera que el Gobierno les coló el Consejo de la Magistratura para “arrinconarlos” en el fallo sobre la ley de medios? El suscripto no afirma en modo alguno que sea así. No tiene datos que lo certifiquen. Sí dice que no todo lo que parece es necesariamente lo que es y que, en todo caso, la oposición quedaría más desarmada que potente con el fallo de la Corte. Uno de sus portavoces, Jorge Rizzo, titular del Colegio de Abogados porteño, dijo que “las listitas de candidatos a consejeros se las van a meter en el culo”, en alusión un tanto directa a que la oposición jugó a dos puntas. Un tipo sincero, capaz de exigir que, si vamos a ser una derecha que se precie de tal, juguemos a fondo.
Algo de eso, de blanquear intereses, hizo el radicalismo de Río Negro al precandidatear a diputado a Antonio Zidar, hasta hace unos días gerente de Contenidos y locutor del Canal 6 de Bariloche, del Grupo Clarín. El mismo Zidar declaró que aceptó la propuesta porque los radicales lo “vinieron a buscar”. Y el ex gobernador y precandidato a senador nacional por la UCR, Miguel Saiz, declaró en el sitio ANB que desconocía “cuál hubiera sido la respuesta (de Zidar) a una propuesta igual de otra fuerza política”. Ojalá que este ejemplo de sinceramiento feroz, parido en una comarca sureña, cundiera entre los disfrazados de republicanos, independientes e intachables que circulan como tales en los medios ídem.
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domingo, 23 de junio de 2013

VICENTE Y HUGO MULEIRO PUBLICARON "LOS GARCAS". UNA TIPOLOGIA NACIONAL


“Siguen clavados en las mismas ideas”

De Domingo Cavallo a Marcos Aguinis, pasando por Videla y Mariano Grondona, la lista es larga. Integran, para los hermanos Muleiro, una tipología que atraviesa la historia. “Nos interesaba que el libro pudiera conmover o inquietar en la realidad actual”, señalan.

Por Cristian Vitale
Algunos de los “protagonistas” del libro: Martínez de Hoz, Blaquier, María Julia y Mauricio Macri.
Imagen: Télam & DyN.
El libro se llama Los garcas, y su necesario posterior (una tipología nacional) lo posiciona como disparador: ya cada quien y bajo sus ópticas estará armando su propia lista. Bajo la de sus hacedores (los hermanos Vicente y Hugo Muleiro) la historia argentina porta doce clavados: José Alfredo Martínez de Hoz, Jorge Rafael Videla, Carlos Pedro Blaquier, Domingo Felipe Cavallo, Mariano Grondona, María Julia Alsogaray, Jaime Lamont Smart, Héctor Aguer, Marcos Aguinis, Mauricio Macri, Francisco de Narváez y Mirtha Legrand, cuyas biografías puntuales y nutridas pueblan su capítulo más gordo: “Vida de garcas”. “Si bien el libro está atravesado por garcas de todos los tiempos, nos interesaba mostrar los de hoy, por la manera en que están horadando la vida pública y la representatividad popular. Nos interesaba que el libro pudiera conmover o inquietar en la realidad actual”, señala Vicente Muleiro, sobre los motivos de la elección de un elenco estelar que engancha, hacia atrás, con otro de los capítulos: “Garcas en la historia”. “La idea empezó por pelotear sobre algunos nombres que le hacían especialmente daño a la sociedad y al país en su conjunto, y por cómo encontrar un hilo de unión. Rastreando, nos dimos cuenta de que en realidad hay una tipología que arranca con la historia argentina”, sugiere el Muleiro mayor, intentando enmarcar la intención.
En su totalidad, entonces, Los garcas. Una tipología nacional (Editorial Planeta), pretende apoyarse más en las continuidades que en las rupturas de una historia nacional vista a trasluz de sus clases dirigentes. De sus corporaciones –puntualmente, sus principales representantes– y de cómo aquéllas, pese a cambiar ocasionalmente de disfraz, sostienen los mismos “ideales” de patria chica, impotente, reducida, intolerante, antipopular, regresiva y represiva. “Si lo ponemos en perspectiva histórica, vemos claramente cómo los representantes de las clases más poderosas siguen expresando las mismas ideas de sometimiento de las mayorías. Es gente que tiene problemas con la alteridad y diseña un modelo de país que reduce matrices que están en la época fundacional: la exclusión, la supeditación al poder internacional, la descalificación hacia las capacidades nacionales, algo que hoy tiene un correlato muy fuerte. Hay gente que sigue insistiendo con que no podemos manufacturar y sigue soñando con el granero del mundo, en el que cinco propietarios manejen toda la torta”, sostiene Hugo, el Muleiro menor.
–Una matriz constante que se resignifica pero que, en última instancia, sigue obedeciendo a un patrón común que podría resumirse en la idea de patria dependiente...
Hugo Muleiro: –Ya en 1815, la provincia de Buenos Aires libera a la exportación de toda retención, de todo impuesto, y para el mercado interno fija el 20 por ciento para las carnes. Eso no es difícil de trasladar a la discusión que seguimos manteniendo hoy, con esos mismos grupos. ¿Cuál es la diferencia entre aquella idea y Marcos Aguinis cuando dice “tenemos que dejar de sentir culpa por ser europeos, porque lo mejor que nos puede pasar es que lo seamos”?
Vicente Muleiro: –Una línea que se extiende y repite con el esquema rivadaviano, con Caseros, con la Generación del ‘80, con la del Centenario, o con la vigencia del voto universal y secreto que termina por sacarlos... la idea de país restringido ¿no?, en la que el pobre tiene que estar naturalizado como tal. Hubo tipos que pensaron esto, como Bunge o Ramos Mejía, e hicieron una especie de seudocientificismo pero que, a pesar de todo, eran tipos más complejos. Una característica del garca del siglo XX, y sobre todo del XXI, es que se aberreta intelectualmente para quedarse nada más que con el esquema de país subordinado, explotación intensiva, el pobre naturalizado como tal, el clasismo, el racismo...
H. M.: –Y una manipulación berreta, como dice Vicente, del discurso de la palabra. Carlos Pedro Blaquier escribe un manual de la historia argentina en el que dice que los indios sometidos por Roca no sólo fueron usurpadores sino también genocidas. Hay una reversión absoluta de la verdad histórica, de la manera más impensada. ¿Qué discusión se puede sostener ante eso?
–Recurrencia permanente en el devenir argentino...
V. M.: –Hay un núcleo arcaico que se repite, que presenta ese modelo latifundista que a finales del siglo XIX se combina con el mundo financiero y comercial. Es una ideología arcaica que atraviesa los tiempos, y que se demuestra con Billinghurst diciendo que Argentina va a poder exportar manufacturas dentro de mil años, Aguinis diciendo que nunca vamos a hacer chips, o Macri diciendo que no estamos insertados en el mundo, cuando en realidad lo que quiere es una inserción subordinada. Son pocas ideas pero fijas, como las de los psicóticos, que vienen de principios del siglo XIX. Tenés tipos que siguen pensando en esas dos o tres ideas fijas, a veces con alguna pátina cultural, a veces no, pero siguen clavados en esas ideas.
H. M.: –Es muy interesante ver cómo en los climas pregolpistas de Yrigoyen, o de Perón, o en el 2008, aparecen figuras retóricas que son iguales: corrupción, presidente solo, excesivo gasto estatal. Y una agitación de temores, en general infundados, que sensibilizan a las mismas capas sociales: la inflación, que siempre e inevitablemente es mayor de la que se admite oficialmente; la inminente falta de todo tipo de productos y la cuestión cambiaria, por supuesto... jugar con el “se dispara”, o “lo disparan” con maniobras, o va a escasear y entonces hay que salir corriendo a comprar. Esos instrumentos son infalibles, y se repiten todo el tiempo.
–Se impregnan con facilidad en esa parte de la sociedad que Jauretche identificó como el medio pelo...
V. M.: –Eso da cuenta del éxito de la prédica de los medios hegemónicos, ¿no? Parte de la sociedad repite esas figuras incomprobables, que penetran capilarmente y definen climas durante una o dos semanas, en las que mucha gente dice más o menos lo mismo. Es una prédica berreta, que busca el consenso por lo más simple, con el “todos roban”, que no quiere decir absolutamente nada pero que genera cierta eficacia.
–Entre las fuentes que trabajaron es recurrente Milcíades Peña, a quien sin embargo, y con cierta astucia, se intuye, han sustraído cuando abordan al primer peronismo...
V. M.: –(Risas) También trabajamos los cinco tomos de la historia argentina de Jorge Abelardo Ramos, que claramente se opone a la historia del pueblo argentino de Milcíades. Yo creo que en alguna época de debate caliente y con los dos vivos, hubiera sido imposible buscar una síntesis entre ambos, pero hoy es muy importante trabajar con los dos, porque en cada uno encontrás algunas miradas que nuestra generación puede complementar ¿no? Se trata de poder hacer, con el material que te precede, otras síntesis.
De las varias acepciones populares que podrían pensarse sobre el término garca, los Muleiro se quedaron con un doble pliegue sustancial y funcional a la tarea: el revés de la palabra “cagar” y el final del vocablo oligarca. “La idea fue reflexionar que muchas veces, en el habla popular, se dicen las dos cosas al mismo tiempo, y que se trata de un personaje cuyo modelo está en la cumbre social, pero que baja transversalmente por toda la sociedad”, explica Vicente, cuya pluma, junto a la de su hermano, irá diseñando una nutrida variedad de subcategorías derivadas de la categoría central: el protogarca, el recontragarca, el garca a tiempo completo, el garca mediático, el garco-fascista, el garcatólico, o el sojete, que enmarca al personaje de clase media que, sin siquiera tener “un malvón en una maceta”, defiende –por ejemplo– los intereses de la Mesa de Enlace, durante el lío del 2008. “No se beneficiaban con la eliminación de las retenciones móviles. No tenían soja, pero defendían a quienes lucraban con ella, eran los ‘sojetes’, una resurrección de aquel mediopelista definido oportunamente por Jauretche como el que construye su status sobre una ficción”, describen los autores, en la página 153, aludiendo a quienes defendían “al campo”, bajo una recurrente ilusión de pertenencia.
–En un pasaje de “Garcas en la historia” (Página/121) también se recuerda la preocupación de Eva Perón por el arribo de “oportunistas” a la estructura del movimiento peronista. Viene al caso.
H. M.: –Sí, ella advierte sobre el riesgo que implica corromper a las estructuras políticas representativas de las mayorías, que pueden ser manipuladas por la oligarquía. Menem, claramente, es la expresión más acabada de ello, sobre todo por la eficacia con la que llevó adelante un plan totalmente contrario a todo lo que se pueda considerar fundacional del peronismo.
–Es su momento, inimaginable hasta para la derecha del movimiento...
H. M.: –Ahí está la inteligencia de los garcas. A Cavallo le preguntan cómo pudo ser parte de un gobierno justicialista, y él dice que sabía que sólo un hombre como Menem podía tener la habilidad de someter a la estructura sindical del peronismo. El vio la veta, tanto como la vio María Julia cuando dice “si a un liberal le ofrecen privatizar una empresa y no lo agarra, que no se llame liberal”.
–¿La pretensión disciplinaria del libro fue hacer una “sociología con estaño”?
V. M.: –(Risas) Bueno, eso en términos de Jauretche, pero nosotros lo definimos como ensayo periodístico. Lo ubicamos en ese género en el sentido de tomar del ensayo una tradición que piensa a la Argentina en su pasado, su presente y sus deseos futuros; y del periodismo, una moral de que todo esté respaldado por un dato que exista, que sea constatable. Esa combinación es la que nos interesa, después es la argentinidad al palo: los libros, la calle, el oficio.
Nacido en 1951, Vicente Muleiro lleva una intensa vida como escritor y periodista. Entre sus novelas figuran Sangre de cualquier grupo (1996) y La balada del asador (2006). Ha publicado también El dictador, la vida secreta y pública de Jorge Rafael Videla, junto a María Seoane, y una serie de títulos para chicos y libros de poemas. Como periodista, trabajó en Crónica y Clarín, entre otros. Actualmente es subdirector de Radio Nacional, emisora donde conduce el programa Vía Libro. Hugo Muleiro, nacido en 1955, fue secretario de redacción de la agencia de noticias DyN, y Ansa, y director periodístico de Télam. Es autor de Palabra por palabra, estructura y léxico para las noticias (2002) y Al margen de la agenda. Noticias, discriminación y exclusión (2006). Vicente se define como peronista de izquierda y Hugo como un hombre de izquierda “que no rechaza al peronismo”. “Tenemos una consonancia ideológica más cercana que hace 20 años”, ironiza el primero.
–¿Han tenido alguna devolución, algún protagonista que les haya caído duro?
H. M.: –Entre los biografiados no, tampoco entre los medios que se identifican con ellos o los defienden. Me parece que nosotros somos tomados de la misma manera: lo mejor es silenciarnos cuanto sea posible, y no dar ninguna clase de discusión, porque la ecuación más favorable para ellos no es ésa, sino el ocultamiento. En otros campos sí, por supuesto. Reproches por alguno que falta, en fin.
V. M.: –Nosotros incitamos a que cada quien haga su propia lista de garcas, claro, pero entre quienes más nos citan están Magnetto, Menem y Susana Giménez, que aparecen, sí, pero no en las biografías.
H. M.: –Igual, al estar María Julia Alsogaray y Domingo Felipe Cavallo, está Menem; y Magnetto aparece como el garca mediático.
–Tres garcas cada uno, a ver...
H. M.: –Martínez de Hoz, Cavallo y Videla.
V. M.: –Bueno, ese es el cuadro de honor (risas). Yo seguiría con Blaquier, Grondona y Aguer, como representante del catolicismo argentino que tiene núcleos duros matadores y retrógrados. Bueno, quedan seis afuera que no se merecen la discriminación (risas).
–¿Y Sarmiento qué sería para ustedes? ¿Un medio garca? Si bien entra en la lógica el de Civilización y Barbarie, aparece a la vez una intención de “salvar” al último Sarmiento, por lo menos en su visión acerca de los grandes terratenientes.
V. M.: –El Sarmiento tardío se da cuenta, efectivamente, de lo que es la oligarquía argentina, pero mantiene su garquismo en un racismo tremendo. Yo diría que hasta el Facundo es difícil de definir con una sola cara de la moneda... hay que pensarlo mucho. No es como un Manuel García, que está orgulloso de su cipayismo, o un Manuel Quintana, que amenaza con una invasión inglesa a fines del siglo XIX, por un problema que había habido en una sucursal del Banco de Londres en Santa Fe, o un Billinghurst diciendo que Argentina iba a poder exportar manufacturas “dentro de mil años”, o Macri, que insiste con la idea de “granero del mundo”. El pez por la boca muere.
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Memoria, verdad y justicia

Murió Laura Bonaparte, Madre de Plaza de Mayo

Fue un emblema de los movimientos de derechos humanos. Sufrió la desaparición de tres hijos, dos yernos y el padre de sus hijos y fue una de las precursoras de la campaña internacional para que se declarara delito de lesa humanidad a la desaparición forzada de personas. Además, interpuso un recurso judicial para impedir que se privatizara el predio de la exESMA en los '90. 

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"Con tristeza y el compromiso de seguir firmes en la lucha, despedimos a la compañera Laura Bonaparte, Madre de Plaza de Mayo. Hasta siempre", señaló la agrupación H.I.J.O.S. Capital en su cuenta de Twitter. En la misma red social, el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, escribió: "El dolor que nos provoca la partida de la compañera Laura Bonaparte, lo transformaremos en esperanza, para recordarla y continuar su lucha".
La vida de Bonaparte, miembro de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, fue relatada por la periodista francesa Claude Mary en "Laura Bonaparte. Una Madre de Plaza de Mayo contra el olvido". Durante la presentación del libro en la Biblioteca Nacional, en 2010, se destacó su “coherencia en la vida y en la acción”.
En aquel momento se resaltó, además de su militancia por los derechos humanos en el país, su trabajo en la Operación Santuario en los años ’70 y como observadora de Amnistía Internacional en campos de refugiados en El Salvador y en la frontera con Guatemala, durante la guerra en Centroamérica, mientras estaba exiliada en México. Además, más tarde viajó al Líbano para expresar su rechazo a las violaciones a los derechos humanos realizadas por la invasión del ejército israelí, y también a Bosnia para solidarizarse con las mujeres musulmanas, cuyas familias habían sido víctimas de la política de exterminio étnico de serbios y croatas.
En uno de los capítulos del libro de Mary, Bonaparte habló sobre el hecho de pasar de ser madre a ser “madre del desaparecido”:
"¿Qué queda de la identidad de una madre cuando sus hijos de saparecen? Algunas tuvieron el dolor de padecer la desaparición de todos sus hijos. Es el caso de René Epelbaum, fallecida sin nunca haber sabido algo del destino de sus tres hijos secuestrados.
¿Puede desaparecer la genealogía?
En mi caso, ¿me considero madre porque Luis está vivo? Pero ¿cuál es mi papel de madre con respecto a mis otros hijos desaparecidos? Quiero que me entiendan bien, estoy hablando de una función materna, y no de la lucha que llevaré hasta mis últimos días para aportar mi testimonio, para intentar saber cuál fue el destino de mis hijos y el de los treinta mil desaparecidos.
Sé que cuesta mucho escucharlo, pero no hay madre si no viven más el hijo o la hija.
Es el/la hijo/a quien significa a la madre. La madre cuyos hijos desaparecieron se encuentra expulsada del significante. Se vuelve el espectro de lo que ha sido. Se la llama “madre del desaparecido” en un lenguaje que la nombra al mismo tiempo que la despoja. Un lenguaje que borra lo que fue y la nombra por lo que ya no es.
Es el motivo por el cual hablo de la crueldad que esos canallas han incrustado hasta en el lenguaje.
Recuperar nuestra capacidad de pensar en medio de tanta brutalidad quiere decir recuperar nuestra dignidad.
Quisiera que estas palabras lleguen a las mujeres que en todo el mundo están viviendo situaciones parecidas a las nuestras. El surgimiento del movimiento de las Madres de Plaza de Mayo, su fenomenal continuidad hasta hoy en día no se deben a heroicas cualidades propias, de nosotras, madres argentinas."
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El polémico fallo de la Corte Suprema contra la reforma judicial y las enseñanzas del Martín Fierro.


"No podés negar que sos justicia"


HERNAN  BRIENZA


Siempre he tenido una relación de desconfianza con el Poder Judicial. Desde antes de que estudiara y abandonara Derecho en la UBA. Siempre me produjo un secreto escozor su hipócrita pretensión de "divinidad", de "objetividad" y de "independencia". Casualmente, son las mismas hipocresías que me resultan aberrantes en la práctica del periodismo. "Divinizar" una práctica siempre me resultó un inefable mecanismo para crear prerrogativas y honores de corte monárquico en sistemas republicanos. El uso del tratamiento de "Doctor" de acá y "Doctor" de acullá y de "Su Señoría" o "Su excelencia" me resultan rémoras de liturgias vetustas dispuestas a sacralizar supuestas diferencias entre unos y otros. Si a eso se suma las ventajas que tienen –desde la inamovilidad de sus cargos, hasta el no pago de impuestos como el resto de los mortales– y el origen social privilegiado de muchos de sus magistrados, el cuadro es realmente preocupante.

Por alguna razón que aún aquí no viene a cuento, debo reconocer que tuve una adolescencia un tanto silvestre. Durante toda la década del ochenta "paré" en la esquina de Yatay y Lezica en una barra que juntaba lo peor de cada casa de ese barrio. Lo que sucedió con Pappo y el Caballo formateó mi modo de ver a la Justicia. Una tarde de domingo ambos amigos decidieron entrar en una almacén cerrado a robar un par de cosas. Rompieron un vidrio, se metieron y cuando tenían las bolsas cargadas de productos tuvieron la mala suerte de que llegó la policía y los apresó. Pappo era un pibe de clase media dislocada, con un padre con terminales en las Fuerzas Armadas. Caballo, en cambio, no tenía padre y su vieja la peleaba como podía de día y de noche en el barrio para poder darle de comer a sus hijos. ¿Adivinen quién de los dos no pasó siquiera una noche en la comisaría once y quién sí pasó más de un mes en el Instituto Roca, en el Bajo flores, donde lo molieron a palos, entre otras cosas, y le arruinaron la vida? Sí, claro, Caballo fue víctima de un juez de menores que creyó que al pibe pobre podían molerlo en un "reformatorio", en cambio el chico de clase media tenía derecho a hacer una travesura. Pero hay más. Caballo salió antes de lo que le prescribió el juez gracias a una gestión de mi viejo frente a un funcionario de alto rango en el sistema político de minoridad. Gracias a esta pequeña vivencia persona comencé a sospechar que: a) lo que llamamos Justicia es sólo un modo de represión contra los pobres y b) con buenas conexiones o una buena untada, todo es posible de lograr de la "familia judicial".
En ese sencillo acto comprendí lo que estaba leyendo en el secundario, en las clases de literatura argentina, cuando analizaba el duelo entre Martín Fierro y el Moreno y el payador negro decía: "La ley es tela de araña/ en mi inorancia lo esplico:/no la tema el hombre rico; / nunca la tema el que mande;/ pues la ruempe el bicho grande/ y sólo enrieda a los chicos.// Es la ley como la lluvia:/nunca puede ser pareja;/ el que la aguanta se queja,/ pero el asunto es sencillo:/ la ley es como el cuchillo,/ no ofende a quien lo maneja". 
Esta semana, un sonriente Ricardo Lorenzetti demostró una vez más que una ley, elegida por la mayoría de un pueblo, no puede ofender a quien maneja el cuchillo de la justicia. Puso de manifiesto que el Poder Judicial tiene privilegios que el poder político no tiene y puso al sistema político en riesgo de parálisis institucional: con el fallo de la Corte Suprema demostró que el Poder Judicial tiene carta libre para, vía cautelares o fallos del máximo tribunal, impedir que el Poder Ejecutivo pueda ejercer sus funciones. Es más, puso en evidencia que está dispuesto a atar de manos también al Poder Legislativo, imponiéndose, por ejemplo, frente a dos leyes elegidas por la mayoría de los representantes del pueblo.
Lorenzetti y parte de su Suprema Cohorte no solamente están dispuestos a debernos la democratización de la Justicia, sino que también nos deben la Ley de Medios. ¿Sonreirá de la misma manera Lorenzetti en las tapas de Clarín y La Nación cuando les haga el favor de declarar inconstitucional esa ley? ¿El fallo contra la democratización de la Justicia y la pérdida de sus privilegios será la definitiva declaración de guerra de Lorenzetti al sistema democrático? ¿O hará equilibrio y la próxima jugará a favor de la Ley de Medios sancionada por una abrumante mayoría? 
Siempre que una Corte Suprema juega en contra de la voluntad popular pienso en las acordadas cortesana que supieron sostener las dictaduras militares a lo largo del siglo XX. Y también recuerdo el hecho de que el primer presidente significativo de una Corte Suprema fue Salvador María del Carril, el asesino intelectual de Manuel Dorrego. Y siempre me asalta la pregunta imposible de responder pero no por eso menos ácida: ¿qué hubiera votado esta semana el asesino de Dorrego? ¿A favor o en contra de la democratización de la justicia?
Traigo al presente la historia porque fue la propia presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, la que en el homenaje a Manuel Belgrano realizado el 20 de junio en Rosario le dio un marco más que interesante a la reforma de la Justicia. Enmarcó las leyes en un proceso de democratización de la sociedad que los argentinos protagonizamos desde el 25 de mayo de 1810, con sus avances y retrocesos, y puso el voto y la voluntad popular como una herramienta fundamental para esa transformación. Así, la reforma judicial se entiende como un paso más en la consecución de derechos por parte de la ciudadanía. Entre la Asamblea del año XIII, el voto universal, el voto femenino, la institucionalización democrática y la elección de los consejeros de la magistratura hay una línea lógica de conquista de derechos por parte de las mayorías y una pérdida de privilegios por parte de las minorías.
Claro, a veces. Casi siempre, la Justicia le da una puñalada por la espalda a los sectores populares. Como a mi amigo de la adolescencia, Caballo, o como el fallo de esta semana. Hablé unos párrafos más arriba de Martín Fierro. Peor le fue al gaucho Juan Moreira. Se trata de un personaje oscuro, matón, camorrero, puntero político del alsinismo –acaso extraño heredero del federalismo rosista– y luego del mitrismo, que se vende al mejor postor, que es la fuerza de choque en las elecciones fraudulentas del régimen. Es un hombre usado y al mismo tiempo expulsado por el sistema. Moreira es rabioso, no se deja domesticar. Y muere. Y su muerte ni siquiera es heroica. Después de batirse como un león, muere trepando una tapia, atacado por la espalda por la bayoneta del inefable sargento Chirino. Moreira le clava los ojos y le escupe: "¡Cobarde! ¡A hombres como yo no se los hiere por la espalda! ¡No podés negar que sos justicia!" Hay una clave, es ese grito de Juan: la justicia para el pobre es rastrera, traicionera y mata por la espalda. Moreira se convirtió en un símbolo para el pobrerío de aquellos años. Chirino, claro, murió en el más vergonzoso de los olvidos. Veremos dentro de unos años qué papel les reserva la memoria popular –no la veleidosa y oferente historia- a los Moreira y a los Chirino de la política y la justicia de hoy.  -

TIEMPO ARGENTINO

jueves, 20 de junio de 2013

de un sacerdote de " CURAS DE OPCION POR LOS POBRES"

Carta abierta a la Corte Suprema de (in)Justicia

Por Eduardo de la Serna

Señores ministros de la Corte Suprema:

Desde hace tiempo, ¡mucho tiempo!, la “Justicia”, o más precisamente el “Poder Judicial”, está en el centro de la escena política.
Se dice que desde la “división de poderes” se pretende que cada uno de los tres poderes sea independiente del anterior. Y se me ocurren algunas cosas:
No es muy creativo destacar que el Poder Judicial goza de privilegios de los que carece toda otra instancia de la Patria: no son elegidos por el pueblo (¡en una democracia!), no lo son por un “período”, sino que son vitalicios, e incluso están por encima de la misma ley (que haya miembros de la Corte que superen los 75 años me resulta patético, ¡ni entre el Episcopado se da semejante cosa!).
No hace falta que les diga la incredibilidad de la que “gozan” ante la sociedad. Aunque creo que eso no les importa, ya que parecen considerarse “suprahumanos”. La sensación que tiene el pueblo es que la Justicia no es para ellos salvo que sea para sancionarlos o condenarlos. Cosa habitual entre los pobres.
Es serio que a uno de los tres poderes de la República sólo se pueda acceder siendo abogado, ¿no les parece? ¿No es un “pueblo = demos” excesivamente elitista ése?
Una cosa son los “Poderes” que conforman el Estado, pero eso no implica que sean los únicos poderes que hay en la Patria. Hay un “cuarto poder”, hay un “poder económico”, y –para ser sinceros– nunca parecen haberse preocupado de mostrarse independientes de los mismos. Es más, ¡son tantas las veces en las que parece que la Justicia sólo beneficia a los poderosos! (por si no se dan cuenta, eso quiere decir, a los que tienen poder).
Soy de aquellos que celebraron la nueva composición (no totalmente nueva, por cierto) de la Corte Suprema. Soy de los que lamenta haber celebrado.
Sinceramente ya no espero justicia, y menos del “Poder Judicial”, y quizá deba agradecerles por eso. Habrá –quizás– eventuales “maníes para los monos”, pero no espero Justicia.
Viendo el alarde de inJusticia del que gozamos, creo que ahora nos falta esperar que:
- Declaren que el Grupo Clarín debe ser el dueño de todos los medios de la Argentina;
- Declaren que las PASO deben anularse ya que en la experiencia pasada fue evidente cómo terminarían las elecciones;
- Declaren que la Mesa de Enlace debe hacerse cargo de los ministerios de Economía, Relaciones Exteriores y Educación;
- Declaren prohibida en todo el territorio nacional la enseñanza de cualquier historia que no sea coherente con la que “Mitre nos legó”;
- Declaren que se debe anular la Asignación Universal por Hijo, porque conduce por los canales del juego y la droga;
- Declaren al alcalde de Buenos Aires único candidato para las próximas elecciones nacionales;
- Declaren el cierre inmediato de las nuevas universidades y hospitales;
- Y finalmente declaren nulo el 54,11 por ciento de las pasadas elecciones.
Así habrá justicia y Sus Señorías podrán seguir en la estratosfera ajenos al mundo y, sobre todo, bien distantes del pueblo, no sea cosa que éste gobierne.
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CRISTINA KIRCHNER CITO EN SU DISCURSO AL ESCRITOR

Daniel Paz & Rudy

Oscuros días de (in) Justicia

Por Mempo Giardinelli
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Parece inevitable sentir desasosiego después del fallo de la Corte Suprema sobre el Consejo de la Magistratura. Y no tanto por la sentencia en sí, que venía cantada, sino por el festejo mediático y la ceguera de una oposición necia y clasista que no es la que necesita esta república.
Esta decisión del máximo tribunal pivotea alrededor de por lo menos dos paradojas: por un lado, el fallo se refiere a un instituto jurídico que ha demostrado larga y sobradamente su inutilidad, al que aun con defectos era y sigue siendo necesario cambiar y por qué no por el voto de la ciudadanía.
Y por el otro, la gravedad que entraña el hecho de que una ley votada en el Poder Legislativo sea vetada –ipso facto– en y por el Poder Judicial. Que yo sepa, esto nunca se había visto en el constitucionalismo argentino y asombra el silencio al respecto.
Podrán cuestionarse algunos aspectos de la reforma judicial que bien se ha dado en llamar “democratización de la Justicia” –porque eso es–, pero lo que asombra es que una vez más las fuerzas corporativas parecen lograr que la tensión sea extrema y la vida política nacional se juegue a todo o nada. No en vano andan excitadísimos con la declaración de inconstitucionalidad las corporaciones más poderosas del país: los grupos hiperconcentrados de la economía, el poder multimediático de Clarín y La Nación y lo más conservador y rancio de la administración de justicia.
Y tan eufóricas están las corporaciones que ya claman “ir por más”, verbigratia que la Corte “derogue” (vocablo absurdo porque a ese tribunal no le competen derogaciones) las demás leyes de la reforma judicial aprobadas por el Congreso.
Es inevitable pensar que cuando la Justicia cogobierna o pretende ser la que impone las reglas, algo anda mal en un país. Se supone que las normas de la Constitución Nacional son inmutables y es por eso que se han tenido por inmanentes las formas tradicionales de separación de los poderes. Pero en ningún artículo la Constitución dice que esa separación significa superioridad aristocrática de ningún poder. Y, sin embargo, en la Argentina hay todavía uno que sí se organizó y se sostuvo como verdadera oligarquía judicial, siempre funcional a los intereses de los ricos y en general de espaldas a los sectores populares.
Eso, precisamente, fue lo que vino a cambiar este gobierno. Que casi siempre comunica muy mal y suele ser bastante torpe, cierto, pero que muchas más veces es desoído por necedad, o directamente atacado con prejuicios de clase.
Y así, en medio del diálogo de sordos en que sobre todo algunos grandes diarios y su telebasura han logrado convertir a la política nacional, parece que ni siquiera la hasta ahora tan respetada Corte Suprema supo resguardarse de ese griterío que es, literalmente, ensordecedor.
“Epur si muove”, diría Galilei: es imperioso cambiar el “sistema” judicial argentino, resista quien se resista. Pésimas investigaciones, sumarios lentos y “empiojados”, dudosos sorteos de juzgados, demoras o aceleraciones inexplicables, recursos infinitos, lenguaje críptico y arcaico, formalismos ridículos que anulan la esencia del Derecho, cautelares que se prodigan como bombones y presiones tan mediáticas como vergonzantes, son hoy indesmentibles y constituyen la realidad cotidiana de nuestra (in) Justicia.
Mientras tanto, el descreimiento de la sociedad es tan grande como el tropiezo de esta Corte Suprema que venía siendo vista como una garantía. No hay forma de justificar que la cautelar en favor de Clarín lleva cuatro años “en estudio”, pero un cambio fundamental como el voto popular para elegir los miembros del Consejo de la Magistratura es rechazado en menos de dos semanas. Es lo mismo que recordar que en las cárceles hay más de 50.000 ciudadanos presos en condiciones inhumanas y sobre ellos sólo hay mora y silencio, pero fue expedito el pronunciamiento para favorecer a la Chevron.
Cómo no va a ser irritante el escenario si justo cuando parece que van a cambiar las cosas –y por ley de la nación democráticamente aprobada– vemos que la máxima jerarquía del Poder Judicial también se resiste a los cambios como gato panza arriba, para decirlo como en mi barrio.
Con su estilo desprolijo y provocador, el Gobierno no ha hecho otra cosa que seguir adelante en su voluntad de modificar un sistema que no da para más y que es evidente (y saludable) que está cambiando, y a paso redoblado. Enhorabuena.
Y es que no hay dudas de que volver terrenal lo que parecía divino es un buen signo del avance de los tiempos. Durante un siglo y medio la Justicia en la Argentina estuvo siempre “allá arriba”, intocable y mayestática como una diosa (que además se pretendía ciega y equilibrada). Bueno, ahora ha empezado a conocer las asperezas del suelo que pisamos todos. Y eso no está nada mal.
De ahí que quizá se estén equivocando en su pesimismo los que ven el vaso medio vacío. Porque la verdad es que ese vaso estuvo vacío durante 160 años, y ahora tenerlo a la mitad bien merece ser visto como un triunfo político notable.
Un día de éstos habrá que reconocerlo, aunque hoy sus mismos partidarios todavía no terminan de darse cuenta: desprolija y chocante a veces, contradictoria y altanera, CFK lo hizo.
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martes, 18 de junio de 2013

CRISTINA FERNANDEZ de KIRCHNER

La Rural y Odgen. ¿Quién se queda con todo?

Año 1999 el BAPRO (Banco Provincia de Buenos Aires) le presta $106 millones a la Sociedad Rural Argentina.





























No lo puedo creer. What? Acabo de leer Tiempo Argentino pag. 5: “ Cierran causa por polo gastronómico en la SRA” (Sociedad Rural Argentina).
¿Y eso qué es? Les cuento:
Año 1999 el BAPRO (Banco Provincia de Buenos Aires) le presta $106 millones a la Sociedad Rural Argentina.
¿Para qué? Si la entidad en sí no es productora de nada. No vayas a creer. Las apariencias engañan. Ya se van a dar cuenta…
El crédito se lo dan para la construcción de 5 pabellones feriales. Casi 50.000 mts 2, cines, restaurantes, etc, etc.
¿Y  dónde iban a construir algo tan grande? Adivinen! Si, acertaron!
En el predio de Palermo que el Gobierno Nacional les “vendió”, en los años 90, a precio vil. Precio vil que además nunca pagaron.
Ahora se acuerdan? Es la venta que revoqué por decreto ordenando la recuperación del predio por constituir una estafa al patrimonio estatal…
Menos mal! Bueno, no. La verdad que muy mal. Porque al decreto lo paró una cautelar de la Cámara Federal en lo Clarín y Rural, y todo sigue igual. Francisco de las Carreras, Graciela Medina y Ricardo Guarinoni. Los conocidos de siempre.
O sea, la Provincia de Buenos Aires puso $106 millones para que se construyeran obras que nunca se hicieron, la Nación les “vendió” a precio vil un terreno que nunca pagaron, y el terreno, patrimonio de todos los argentinos, no se recupera.
Cómo puede ser? Y nadie hizo nada?
Cómo que nadie hizo nada? Faltaba más. Para que están algunos jueces?
La Sala 7ma de la Cámara del Crimen (jueces Mauro Divito, Juan Cicciaro y Mariano Scotto) que intervenían en la causa penal del préstamo, declararon prescripta la causa y sobreseyeron a todos los imputados. Lo acabo de leer como te decía al principio.
Qué a quiénes sobreseyeron? Jaime Bernasconi, Juan Ravagnan, Eduardo de Zavalía, Luciano Miguens, Horacio Lavalle, Enrique Crotto y  Juan María de Anchorena, entre otros.
¿Y quién se queda con TODO? La Rural y Ogden. Qué quién es Ogden? Ahí viene lo mejor…
¿Se acuerdan de un señor medio coloradito que decía que tenía un plan y que vos nunca supiste cuál era? Bueno me parece que se develó el misterio.
Vieron que todos tienen planes! Madre de Dios, no se puede creer. Y si, la verdad que tienen razón. Indigna.
Sobre todo porque seguro conocen a alguien que no podía pagar un alquiler y lo desalojaron, o le ejecutaron la hipoteca que no pudo pagar de su casa, o nunca consiguió un préstamo ni para comprarse una bicicleta. El “País del no me acuerdo” (según qué) y del “No te pago” (según quién).
¿Se dan cuenta de que hablamos, cuando hablamos de Democratización de la Justicia?
SRA

domingo, 16 de junio de 2013

ENTREVISTA de AMIA con CRISTINA KIRCHNER




"Pasado jueves por la noche. Casa Rosada. Audiencia con Presidente de AMIA Guillermo Borger y nuevas autoridades. Estaban el Presidente electo de AMIA, Leonardo Jmelnitzky, el Sec Gral Ralph Thames Saieg. Me acompaña Sec. de Culto Guillermo Oliveri. 

Borger, como siempre. Locuaz, contento, súper atento. Me entrega publicaciones muy lindas de AMIA y un obsequio precioso. Una pequeña escultura en plateado y dorado. La ciudad santa de Jerusalén, vista desde una de sus puertas de entrada. Viene con dedicatoria. La reconocí enseguida. Estuve allí en el 2004. Es un lugar mágico. Borger relata toda la labor de AMIA en lo social y agradece la colaboración del Gobierno Nacional y sus distintas áreas en los planes y obras de la entidad. Está contento. Se lo nota satisfecho por la tarea realizada y la ayuda del Gobierno. Es bueno reconocer trabajo y gestión. De todos y … todas.

CFK directa, como siempre. Hablé de la necesidad de avanzar en el esclarecimiento del atentado (causa judicial estancada). Por eso es imprescindible que declaren los acusados iraníes que viven… y sí, en Irán. Sin la colaboración de dicho país, no habrá declaración.

Sin declaración, no hay juicio. Sin juicio, no hay condena. Por qué será que siempre en la Argentina hay que explicar lo obvio?

Los que no viven en Irán son los que están acusados de encubrimiento en la causa AMIA. Por qué? Y, porque son argentinos. Y viven… en Argentina. Lo que no es para nada obvio es porque todavía no se ha juzgado a nadie.

La causa judicial por encubrimiento se inició el 15/2/ 2000. Sí, hace 13 años. Más de tres mandatos presidenciales.
Las elevaciones para juicio oral? Anotá: 25/6/2008 y 20/3/2012.
El juicio oral? Bien, gracias. Reclamos: de 7 a 13hs. en el mostrador del Tribunal Oral Nro 2. A quiénes? A los integrantes del Tribunal. Jueces Costabel, Gorini y Bertuzzi. Te das cuenta de qué hablamos, cuando hablamos de democratización de la justicia?

Que quiénes son los acusados? Uhh… Un montón. Entre otros el ex juez Galeano, los fiscales Mullen y Barbaccia, el ex jefe de la SIDE Jorge Anzorregui y otros funcionarios de dicho organismo, el ex Presidente de la DAIA Rubén Beraja, el ex Presidente Menem, los Comisarios Palacios y Castañeda. Palacios? Te acordás? El ex jefe de la Policía Metropolitana. En fin. No sigo con la lista porque sino no termino más. Que no lo sabías? Que cómo puede ser que estas cosas no se sepan o no salgan en los diarios? O que no se escuchen los reclamos?

Bueno, ahí está el temita (neologismo CFK): hay gente que no quiere o no le conviene que se sepa la verdad. Son como el tero. Como el de PRO CRE AR? Pero si el tero ese es divino. No, hablo del tero de la vida real (diría Agustín), el que pone los huevos en un lado y grita en el otro.

Que cómo terminó la reunión? Re bien. Me conocen de cuando integraba Comisión Bicameral de Seguimiento de AMIA y Embajada. Mi posición es la misma de entonces, y desgraciadamente no me equivoqué. También lo saben los familiares. Con algunos de ellos mantengo entrañable cercanía. Y con todos, compromiso de memoria, verdad y justicia. Le comenté a la gente de AMIA, que sería bueno solicitar con la misma fuerza y publicidad de otras peticiones, el inicio del juicio oral por encubrimiento. Me parece que nos haría, no sólo más coherentes en el reclamo de castigo a los culpables, sino también más justos. Y más fuertes en el plano internacional. Además, aclaro, de acercarnos un poco más a la verdad.

Ah, casi me olvido. Les dije que como Presidenta (de 40 millones de argentinos), no podía permitir que nuestro país, Argentina, sea una pieza de ajedrez del tablero geopolítico de las grandes potencias. Es mi deber. Y además mi convicción. Espero que la de todos también."


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viernes, 14 de junio de 2013

(IDENTIDAD Y JUSTICIA)

Los que saquen la venda


Por Julián Axat* y
Guido Croxatto *


El Derecho se vuelve claro de una sola manera: defendiendo la identidad. Restituyéndola allí donde fue robada. Sin entender esto, no se puede entender la democracia. Sin Hijos, no hay Estado de Derecho. No hay nada. Sólo un vacío. Lo que caía al mar durante el Proceso no eran sólo los cuerpos olvidados de la verdad. Lo que caía desde esos aviones era el Derecho argentino. Un Derecho destruido que todavía estamos reconstruyendo. Levantandolo del piso. Sacándolo de la negación. Llevando el Derecho a la palabra. Llevando y buscando a los Hijos, entrelazándolos, reconociéndonos como tales.
Buscamos al Derecho como detectives salvajes, los Hijos. Lo hacemos vivir otra vez en esa búsqueda desenfrenada, maravillosa. Donde ya una vez fue negado la romántica, nace de nuevo en los rostros de los jóvenes como potencia, fuerza, energía, voto y lucha. Puede decirse que detrás de todos los derechos que han avanzando estos años hay uno (un Derecho) que los engloba a todos y los antecede y les da forma: el derecho a la identidad. El derecho a la identidad fue el gran derecho de estos años, el derecho de los Hijos. Una democracia que reconoce a los otros es una democracia que comienza a reconocer la(s) identidad(es): matrimonio igualitario, Ley de Salud Mental, identidad de género, asignación universal, etcétera.
Hoy vemos a Estela, y vemos el rostro de Guido. Sabemos que cuando esas dos personas se abracen la democracia va a profundizarse. Esa es la división. El robo. El asesinato. La búsqueda de Estela. Todos los jóvenes abogados salimos del vientre de Laura y lloramos porque vemos aún sus brazos extenderse a nosotros. Buscando Hijos nacimos y ahí vamos rumbeando. Entonces el Derecho para nosotros debe volverse claro, transparente, firme, necesario para los necesitados. Por eso apelar a la palabra justa para renovar el Derecho es apelar a la palabra para vencer la “oscuridad”, para generar un derecho comprensible para todos, que no niegue a nadie. El deber de las nuevas generaciones termina siendo el de escribir y generar un (Nuevo) Derecho que no hubiera sido enseñable durante el Proceso. Un nuevo proceso constitucional cuyo espíritu sea la pregunta: ¿Podemos escribir Derecho luego de la ESMA? Claro que podemos.
Aquello que el Viejo Derecho primero negaba, luego presentaba como “exceso”, hoy es visto como “estructura”. Impunidad por dominio mediato, organizativo y funcional. Vencer la oscuridad es renovar la palabra que lo nombra para acercarlo a las cosas y su transformación justa. Renovar el lenguaje diseñado para no ver: “Entonces vi a esa mujer que llevaba los ojos vendados / sobre gradas de un templo de mármol / Grandes multitudes que pasaban frente a ella alzando sus rostros implorantes / En su mano izquierda la balanza y en la derecha una espada que hería / a veces a un niño otras a un obrero un demente o fugitivo / pero solo se salvaban aquellos que arrojaban sobre la balanza monedas de oro / una toga negra leía en secreto un manuscrito el mecanismo seguro para arrojarlas / hasta que un joven salió de la multitud saltó a su lado y le arrancó la venda a la mujer / Entonces todos vieron los parpados viscosos pestañas carcomidas por el pus / y dos profundos pozos putrefactos y sin fondo por el que el joven proyectó / la llegada de otra mujer” (el poema nos pertenece).
El Derecho debe volver a escuchar esa palabra (no dicha). Volver a los ojos (no vendados) de los abogados pharresiastas que dicen (al Derecho) la verdad del débil. (Nussbaum dice en Justicia Poética, ver a los ojos al más vulnerable, precisamente hacer lo que el Derecho no hace, ver lo que el Derecho no ve, decir lo que el Derecho no dice). Apelamos a la palabra y a la acción, porque es lo que nos dejaron los desaparecidos-silenciados por el Viejo Derecho. El Nuevo Derecho es la memoria puesta al futuro. Construyendo el porvenir de los otros.
De algún modo, todos los jóvenes argentinos son, en esta hora decisiva, Hijos. Hijos de la democracia, de la Historia compleja, de una trama de conquistas y fracasos. Todos por herencia o puente generacional, en busca de la justicia social que a la vez buscaban nuestros padres. La misma rosa, o la palabra que busca a la rosa. Porque a todos (incluso a los que no habíamos nacido) la dictadura nos quitó la identidad. Nos quitó la palabra. Allí donde muchos ven “el pasado”, nosotros vemos “el futuro”. La dignidad. Donde muchos no ven nada, vemos la potencia de una reparación a los débiles de la Historia. Ahí están los Hijos, por ahí marchan unidos, organizados, solidarios con la otredad de la patria. De los vuelos de la muerte caía el Derecho argentino. Pero la ceniza perdura. Está en nuestras manos.
* Defensor juvenil.
* * Asesor de la Secretaría de Derechos Humanos.
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Gran Bretaña, con problemas de identidad

Por Immanuel Wallerstein *
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Hubo una vez un tiempo en que el sol nunca se ponía en el Imperio Británico. ¡Pero ya no! En 1945 Winston Churchill profirió la famosa frase: “No me convertí en el primer ministro del rey para presidir la liquidación del Imperio Británico”. Pero, de hecho, eso fue exactamente lo que hizo. Churchill supo diferenciar entre la rimbombancia y el poder.
Desde 1945 Gran Bretaña siempre ha intentado, con dificultad considerable, ajustarse al papel de una potencia hegemónica del pasado. Uno tiene que apreciar lo difícil que es esto, tanto psicológica como políticamente. Hoy parecería que los dilemas de esta estrategia política implosionaron por fin, y que enfrenta opciones que son todas malas.
Gran Bretaña emergió de la Segunda Guerra Mundial como uno de los Tres Grandes –Estados Unidos, Unión Soviética y Gran Bretaña–. Sin embargo, era el más débil de los Tres Grandes. La estrategia que eligió fue hacerse el socio menor de Estados Unidos, la nueva potencia hegemónica. A esto se le llamaba, por lo menos en Gran Bretaña, la relación especial que mantenía con Estados Unidos.
El beneficio más grande que Gran Bretaña obtuvo de esta relación especial fue la transferencia inmediata de tecnología nuclear, lo que permitió que Gran Bretaña fuera, desde ese momento en adelante, una potencia atómica. Estados Unidos no tuvo un gesto semejante, de ninguna manera, con la Unión Soviética. Mucho menos con Francia. Estados Unidos buscaba un monopolio nuclear global, compartido únicamente con su socio menor. Por supuesto, como bien sabemos, este monopolio global fue deshecho primero por la Unión Soviética, luego por Francia y China, y después por un buen número de otros Estados.
En la Europa occidental continental los primeros pasos hacia la reconciliación franco-alemana comenzaron como la Comunidad Europea del Carbón y el Acero. Esta incluía a seis naciones: Francia, Alemania, Italia y el trío Benelux de Bélgica, Holanda y Luxemburgo. No incluía a Gran Bretaña. Estos primeros pasos hacia la Unión Europea de hoy fueron alentados en ese entonces por Estados Unidos, como un modo de hacer posible la incorporación de las partes occidentales de Alemania en lo que habría de convertirse en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
No es seguro que los dirigentes británicos apreciaran esta nueva estructura continental europea. Gran Bretaña pareció reaccionar buscando asumir una postura geopolítica independiente de Estados Unidos. Y unió fuerzas con Francia e Israel para atacar al Egipto de Nasser. En ese entonces Estados Unidos buscaba otra estrategia en Medio Oriente, y de inmediato reprendió a Gran Bretaña y le insistió que retirara sus tropas. Esto fue humillante para Gran Bretaña, pero también le recordó los límites de su capacidad para ser independiente de Estados Unidos.
Sin embargo, después de esto, Estados Unidos comenzó a alentar a Gran Bretaña a unirse a las estructuras continentales. En parte, esto se debió a que Estados Unidos comenzó a preocuparse al ver que estas estructuras asumían una posición, inspirada por los franceses, relativamente independiente. Desde el punto de vista estadounidense, Gran Bretaña podría ayudar a evitar esto. Desde el punto de vista británico, entrar ahí tenía una ventaja particular. El último vestigio remanente de su antigua hegemonía era el importante y continuo papel de la City de Londres en las finanzas mundiales. Gran Bretaña necesitaba acceso a los mercados europeos para garantizar este papel.
Así que Gran Bretaña entró en las estructuras para el gran disgusto de Charles De Gaulle, que entendió con bastante claridad las motivaciones estadounidenses al respecto. Para la década del ’70, fue la hegemonía de Estados Unidos la que comenzó a ser cuestionada. Tanto Francia como Alemania impulsaron aperturas diplomáticas con la Unión Soviética, que habrían de culminar mucho después, en 2003, en la resistencia franco-ruso-alemana, que logró que el Consejo de Seguridad no respaldara la invasión militar estadounidense de Irak.
Al comenzar el caos geopolítico, el gobierno británico se alió totalmente con Estados Unidos. La completa subordinación de Tony Blair a la política estadounidense comenzó a avergonzar aun a la opinión pública británica, que empezó a valorar bastante menos una relación especial tan unilateral. Más y más gente en Gran Bretaña buscó retirarse del vínculo con Estados Unidos y de los vínculos europeos. La creciente fuerza del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) es una expresión importante de este cambio de sentimientos.
Gran Bretaña se ha negado a entrar en la zona del euro. En el torbellino económico que se volvió tan evidente después de 2008, el deseo de retirarse de la Unión Europea creció constante en sí misma, sobre todo al interior del Partido Conservador. Esto, por supuesto, alarmó a los grupos financieros de la City de Londres, que correctamente vieron que una de las consecuencias podría ser que Frankfurt eclipsara a Londres como centro financiero europeo.
Gran Bretaña tiene otros problemas, la siempre creciente fuerza del regionalismo (y hasta el prospecto de independencia) de Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Gran Bretaña se resiste, lo mejor que puede, a quedar reducida a Inglaterra. Y lo está haciendo en un momento en que Estados Unidos no parece estar significativamente comprometido con algo siquiera semejante a una relación especial.
El problema de Gran Bretaña hoy es que todas las opciones que enfrenta son malas. Gran Bretaña desea insistir en que todavía es una potencia militar importante. Pero el mismo gobierno que lo pregona es también el que está reduciendo el gasto para sus fuerzas armadas, y el tamaño de las mismas, como parte de su programa de austeridad.
El mayor problema con Gran Bretaña hoy es que el resto del mundo ya no lo considera un país importante como actor financiero o geopolítico. Ser ignorado no es el destino más feliz para un poder hegemónico del pasado.
* Sociólogo estadounidense. Principal teórico del “sistema-mundo”. De La Jornada de México. Especial para Página/12.
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