lunes, 30 de mayo de 2011

ESPAÑISTAN La Burbuja Inmobiliaria a la Crisis by Aleix Salo


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Debacle de la economía española y su raíz histórica

Raíces estructurales de la crisis

Por Federico Bernal
La mayor tasa de desempleo de la Unión Europea, un PBI per cápita semejante al de los países del patio trasero de la Europa occidental, fortísimos ajustes y planes privatizadores en plena aplicación. A diferencia de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Estados Unidos, entre otras potencias del Primer Mundo, esa crisis es estructural e histórica. Y reviste especial analogía con las anteriores y recurrentes crisis argentinas, no por las coincidencias que pudieran existir entre el movimiento de los Indignados y diciembre de 2001, sino porque ambos países se encuentran a medio camino de su evolución.
La crisis española no es nueva. La diferencia notable en los indicadores socioeconómicos e industriales verificada en los últimos 20 años, reflejada en su atraso económico en relación con sus vecinos industriales ha sido, en realidad, una constante histórica. Entre el siglo XV y mediados del XVIII, España aumentó su dependencia económica, financiera y comercial del norte europeo (Holanda, Francia y Gran Bretaña). Padeció asimismo la ruina de sus industrias, su agricultura y ganadería. El motivo fue que el oro de América latina sirvió para acentuar las condiciones objetivas y subjetivas del atraso español. Así lo sintetiza el historiador español Manuel Colmeiro: “España decayó en el siglo XVII de su antigua prosperidad y grandeza. Las flotas y galeones que cargados de oro y plata venían de las Indias, dieron ocasión a que los españoles perdieran su industria y aplicación al trabajo. Esta condición inconsiderada destruyó la agricultura, arruinó las fábricas y trocó en esterilidad la natural abundancia de nuestro suelo. Apenas desembarcaban aquellos tesoros en Sevilla, cuando desaparecían el oro y la plata del reino, mientras que Francia, Inglaterra, Holanda e Italia, y en general las naciones aficionadas a la industria, sin poseer cerros como el Potosí, sangraban a España con sus telares, imán de los metales preciosos”.
La única “reinversión” que la monarquía permitía con el “oro de las Indias” pasaba por su utilización para el ahogo de las tendencias antifeudales locales. La Rebelión de los Comuneros entre 1519-1520, demolida por Carlos V, fue el primer y contundente caso. Carlos V abrió las puertas a la aduana española a la importación de sedas extranjeras y arruinó la industria española. A partir de 1813 y con Fernando VII en el trono, España vuelve a sumergirse en el atraso y la dependencia. Casi doscientos años pasaron desde entonces. Una monarquía ajena a la soberanía popular, con los borbones contemporáneos siguiendo la línea fernandina; con empresarios, banqueros y corporaciones que, como antaño la nobleza y los señores feudales, siguen parasitando a costa del pueblo español. El oro latinoamericano, hoy arribado a los puertos peninsulares en papel moneda, enviado por las filiales de las empresas españolas que continúan guiándose por una explotación colonial del Nuevo Mundo, sigue sin ser reinvertido en el país. Estas son las causas estructurales del atraso y la dependencia de España.
Domingo, 29 de mayo de 2011


Página12.

Qué cosa es el modelo

Por Claudio Scaletta
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Algunos voceros de la ortodoxia sostienen que “el modelo está agotado”. Del lado de lo que el bloque mediático denomina “ultrakirchnerismo”, el espacio de quienes se encontrarían más cercanos a la verdadera voluntad presidencial, se habla de la necesidad de “profundizar el modelo”, algo que es leído por sus adversarios en clave de radicalización izquierdista. El contenido tácito del debate entre opuestos, lo que se da por descontado, es que todos saben qué es “el modelo”.
Para la ortodoxia que habla de su agotamiento, el modelo se sintetizaría en tipo de cambio competitivo más superávit gemelos. Argumentan que el tipo de cambio ya no es tan competitivo, que el superávit externo se reduce peligrosamente y que, si no fuese por los movimientos de fondos intraestatales de la Anses y del Banco Central habría déficit fiscal, afirmación, esta última, de dudosa validez técnica.
Ahora bien, ¿alcanzan el tipo de cambio y los superávit para definir el modelo? En realidad ambos factores podrían ser fundamentos tanto de gobiernos de izquierda como de derecha. Los economistas más cercanos “al modelo” agregan entonces la existencia de mecanismos de transferencias intersectoriales de recursos, como las retenciones –que en la historia local fueron aplicadas por todo tipo de gobiernos–, la asistencia social, como las asignaciones universales, y las mejoras en la distribución del ingreso.
¿Es solamente esto lo que estuvo diáfanamente en pugna durante la lejana madrugada de 2008 en que se rechazó la Resolución 125?
En un trabajo de 2004 de los economistas Fernando Porta y Carlos Bianco, Las visiones sobre el desarrollo argentino: consensos y disensos, se destaca que, en general, los modelos de desarrollo en pugna en la economía local comparten un diagnóstico que combina desequilibrios internos y externos. Hasta los años ‘80 los desequilibrios internos, provocados por el crecimiento con redistribución del ingreso, daban lugar a un desequilibrio externo que se resolvía con devaluación y recesión. Es la vieja lógica del “stop & go”. Durante los ‘90 se logró “burlar” al desequilibrio externo por la vía del endeudamiento, lo que llevó a la gran crisis de 2001-2002. El diagnóstico comparte también tres causas explicativas. La existencia de una estructura productiva desequilibrada, la existencia en algún momento de una restricción externa, sea por problemas de precios internacionales en los sectores tradicionales, de competitividad general o bien por dificultades en la creación de ventajas dinámicas. Y por último, el problema de la macroeconomía que se resume en sustentabilidad fiscal y en la volatilidad cambiaria.
Terminado el consenso del diagnóstico, los disensos, y en consecuencia los distintos modelos, aparecen en dos dimensiones. La primera es el énfasis que se les da a cada uno de los tres problemas y su causalidad. La segunda son las propuestas concretas que cada visión aporta para resolver los problemas. Esto se define en la respuestas que se den a cuatro preguntas básicas:
1. Demanda: ¿Cuál es la locomotora que arrastra el proceso de crecimiento y cómo se distribuye el ingreso? Esto es: ¿Se piensa en una dinámica basada en el mercado interno o en las exportaciones? Un crecimiento basado en el mercado interno, por ejemplo, supone aumento del consumo y distribución progresiva del ingreso. Luego no es lo mismo un desarrollo exportador basado en la integración dentro de la región (Mercosur), que una apertura más amplia y unilateral.
2. Oferta: ¿En qué tipo de especialización productiva se está pensando? ¿En un desarrollo basado en ventajas naturales ya adquiridas o en uno que desarrolle ventajas dinámicas, distintas a las tradicionales? En este segundo caso, ¿se piensa en un bajo o en un alto componente tecnológico? El nivel de salarios no será el mismo en uno u otro caso.
3. Regulación: ¿Cuál es el tipo de interacción entre Estado y mercado? ¿Políticas activas o Estado mínimo? ¿Sofisticada ingeniería de intervención sectorial o sólo ordenamiento macroeconómico (baja inflación, “clima” de negocios)?
4. Agente principal: ¿Quién debería conducir el proceso de acumulación? ¿Qué tipo de empresas: nacionales, extranjeras, transnacionales, grandes, pymes, redes, cooperativas?
Las preguntas son muchas. La respuesta general es que el modelo depende de algo más que del tipo de cambio o de alguna variable macroeconómica. De las respuestas particulares se explica cuál es el modelo actual y cuáles sus limitaciones. También cuál es el modelo que opone el grueso de la oposición política agrupada o simpatizante del fallido Grupo A.

PAGINA 12  día 29 de mayo 2011

domingo, 29 de mayo de 2011

MACRI DIJO, PERO...























Macri dijo que construyó 13 escuelas pero sólo fueron dos

Las otras once corresponden a obras anteriores a su gestión

Lo había asegurado en un folleto propagandístico del Ministerio de Educación porteño que fue duramente cuestionado por legisladores y docentes. Tiempo Argentino recorrió los establecimientos y comprobó el engaño.
  Casi desde el momento en que asumió como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri fue construyendo una relación tensa, cuando no directamente confrontativa, con los distintos sectores que integran la educación pública en la Capital Federal. No por nada, el primer gran conflicto del macrismo fue la prolongada disputa salarial de julio de 2008 con los gremios docentes y, un mes después, el conflicto con los estudiantes por el recorte de becas. En octubre de 2009 llegó el escándalo de las escuchas telefónicas, con el espía Ciro James contratado en el Ministerio de Educación que dirigía Mariano Narodowski, que acabó por renunciar al cargo y, recientemente, fue procesado por “asociación ilícita”. Tras el nombramiento fallido del ex diplomático de la dictadura Abel Posse, en enero de 2010, Esteban Bullrich asumió el puesto vacante. En agosto de ese año, estudiantes porteños tomaron 35 colegios, en un conflicto que se prolongó por dos meses. Sobre todo, exigían la realización de tareas de mantenimiento tan urgentes como demoradas –por ejemplo, normalizar el suministro de gas–, uno de los aspectos más cuestionados de la política de infraestructura pública del macrismo.
Con estos antecedentes, el fin de semana pasado el gobierno de la Ciudad repartió cientos de miles de folletos donde, entre otros supuestos logros en la materia, señalaba que desde 2007 había construido –esa fue la palabra elegida– 13 nuevas escuelas. Tiempo Argentino solicitó a la cartera de Educación el detalle de las obras mencionadas y, con esa información, consultó a su vez a quienes, no bien se repartió el volante, habían salido a rechazar los dichos del macrismo.
Como resultado, dos diputados porteños, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), un ex funcionario porteño del área de obras de la Ciudad y hasta el propio ex ministro Narodowski (ver recuadro), aportaron información que cuestiona, ladrillo por ladrillo, los nuevos establecimientos que el PRO se atribuyó en el folleto.
Para los legisladores Francisco “Tito” Nenna, de Encuentro Popular para la Victoria, y Delia Beatriz Bisutti, de Solidaridad e Igualdad, así como para el secretario general de UTE, Eduardo López, y el arquitecto Luis Rey, director de Infraestructura Escolar durante el gobierno de Aníbal Ibarra, 11 de las 13 escuelas que el macrismo menciona fueron iniciadas por gestiones anteriores, la mayoría estaba avanzada cuando el PRO llegó al poder, una fue financiada y construida por una empresa privada y otra por un convenio con el Estado Nacional. En algunos casos, las fuentes consultadas aseguraron que lo hecho por Macri fue ultimar detalles, recibir el final de obra y “cortar la cinta”.
“Si la propaganda es del Estado y la pagamos todos tiene que ser fidedigna y veraz, tal cual dice la Ley 104 de la Ciudad. Para nosotros, la información es falaz y mentirosa. Por eso fuimos a la justicia”, explicó el secretario de UTE. Por esta presentación, la jueza Elena Liberatori, del juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº 4, citó para mañana a las 12:30 a Bullrich y al sindicato docente. En su convocatoria, la jueza pidió al ministro que acuda con “información respaldatoria” y los datos del folleto.
En principio, el PRO ya se desdijo sobre el salario mínimo de un docente de jornada completa: había dicho que es de 5808 pesos, cuando en realidad es de 4820 pesos. Por otra parte, la UTE también niega por completo que se hayan solucionado los problemas de suministro de gas.
A continuación, una por una, la historia de las 13 obras en cuestión:
 Escuela Media Nº 2 de Espacios Verdes Parque Avellaneda, de Lacarra 1151 y Bilbao. La génesis de la escuela se remonta a 2001 y fue impulsada por la Mesa de Trabajo y Consenso del parque, donde vecinos y el Estado trabajaron en conjunto. En ese marco, se decidió la restauración y puesta en valor del Antiguo Natatorio del parque, con un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La escuela se terminó de construir en marzo de 2007, con Jorge Telerman como jefe comunal, pero no se habilitó porque la constructora la “retuvo” en reclamo de pagos atrasados. Recién el 23 de octubre de 2008 –diez meses después de asumido Macri– la escuela pudo mudarse a la sede. Hasta entonces, funcionó en la Técnica Nº 17. Según autoridades de la escuela, el acuerdo del gobierno con la empresa “significó que algunos faltantes que figuraban en la licitación no se realicen para saldar lo adeudado”. Ya en 2009 surgieron “vicios de obra”: rajaduras y filtraciones, lo que provocó el deterioro de los muros. En 2010, la Media Nº 2 fue una de las escuelas tomadas por los estudiantes con demandas que incluían lo edilicio. El gobierno presentó entonces un plan de obra que aún no concluyó y está demorado.
 Colegio Nº 18 Dr. Alberto Larroque, ubicado en Morón 4149, Floresta. Originalmente, funcionaba en un edificio de reducidas dimensiones en la avenida Mariano Acosta 140. En tiempos de Ibarra, tras renegociar los contratos de basura, la Ciudad logró recuperar el predio que la firma Sol Urban usaba como estación de transferencia de residuos y, junto a los vecinos, se planteó construir allí una escuela media. La obra se aprobó en 2004, se licitó y contrató en 2005 por un monto de 4.744.000 pesos, con un plazo de 365 días y fue ejecutada casi totalmente en la gestión Telerman. De hecho, el final de obra fue en marzo de 2008, sólo tres meses después de que Macri llegara a Bolívar 1.
“En el caso del Larroque, la propia página web del gobierno señala que se le realizó un tratamiento de humedad y reparación de filtraciones, entre otros arreglos menores”, detalló Bisutti, para quien “no le pueden llamar ‘construcción de escuelas’ a la continuación de algunas obras anteriores a 2007 y a la inauguración de las que han sido hechas por otras gestiones”.
 Escuela de Comercio Nº 17 Santa María de los Buenos Aires, de Fragata Sarmiento 1817, Paternal. El edificio estaba en tan mal estado que se remodeló por completo. Con ese fin, en marzo 2005, por Resolución Nº 724/GCABA/SED, se llamó a la Licitación Pública Nº 8-04.  La obra contaba con financiamiento del BID otorgado en 2004, comenzó terminando el 2005, y hacia fines de 2007 ya estaba muy avanzada. En el tiempo que duró la construcción, la escuela se mudó a un edificio alquilado en la calle Camargo. Recién en noviembre de 2009, Macri inauguró el colegio con un acto.
 Instituto de Enseñanza Superior Joaquín V. González, de Ayacucho 632, Balvanera. El sitio donde hoy funciona este terciario fue adquirido durante la primera gestión de Ibarra: un viejo edificio de la comunidad judía, que había sido usado por la AMIA luego de la trágica voladura de su sede de Pasteur. El proyecto del entonces secretario de Educación Daniel Filmus era que, para el aniversario de su centenario, el profesorado tuviera una sede propia, ya que venía funcionando en el Colegio Nº 3 Mariano Moreno” de Avenida Rivadavia 3577. Tras un primer intento fallido, en 2005 se abrió la Licitación Pública Nº 8-03, adjudicada en septiembre de ese año a la empresa Riva SA, con un contrato a ejecutar en 240 días. “En 2007, la obra estaba terminada, faltaba colocar una bomba de agua y llevar adelante la redeterminación de precios, problemas de gestión pura. Pero recién lo terminan en 2009”, sostuvo el arquitecto Rey, quien conserva copia de documentación publicado en 2008 por el gobierno porteño donde se reconoce que del edificio de Ayacucho sólo quedaba un “saldo a certificar” de un 1% de la obra.
 Escuelas Normal Superior Nº 7 José Maria Torres, de Comercio Nº 8 Patricias Argentinas y Nº 25 Santiago de Liniers; tres establecimientos que funcionan en Humahuaca 4260. En 2001 se proyectó refaccionar el casco histórico del Normal Nº 7 –que tiene frente sobre Avenida Corrientes 4261– y recuperar toda una parte del predio que da a la calle Humahuaca: una seguidilla de patios y parques en pésimo estado de conservación. Con un préstamo del BID, entre 2003 y 2005 se realizó un proceso de licitación y se contrató la obra que en 2006 estaba lista para arrancar, con un plazo de 18 meses. Mientras, se alquiló un edificio donde mudar las unidades educativas. En 2007, Telerman inauguró un primer tramo de la obra, pero surgieron problemas con la constructora Bricos y la instalación de gas, lo que demoró la entrega. Por otra parte, Bricos argumentó falta de pagos. El macrismo recién obtuvo el final de obra en enero de 2011. En ese tiempo, 1100 alumnos debieron estudiar en cuatro sedes provisorias.
 Jardín Maternal Nº 7, de Vuelta de Obligado 3552, Núñez. A este establecimiento concurren chicos de 45 días a dos años, en jornada completa u horario extendido. El llamado a licitación para la obra data del 11 de noviembre de 2005 y fue propuesto por una supervisora que, en aquel entonces, planteó aprovechar el fondo de una escuela primaria que tenía entrada por Avenida Cabildo 3615, y donde de de hecho ya venía funcionando un pequeño jardín. El proyecto estuvo frenado por largo tiempo, hasta que el macrismo lo retomó –en agosto de 2008 aprobó una redeterminación de precios del 42% a favor de la constructora Novaco SA– y lo inauguró en abril de 2009. “Hoy no funciona la calefacción y las aberturas están deterioradas, porque eran para interiores pero las colocaron en el exterior”, sostuvo Verónica Pisetta, docente de la zona y delegada de UTE.
 Escuela Infantil Nº 7, ubicada en Alvarado 3400, de la Villa 21/24. Este establecimiento figura en las planillas del macrismo como inaugurado en julio de 2009. Sin embargo, ya existía en diciembre 2002, cuando recibió su nombre actual: Padre Daniel de la Sierra. En 2006, se licitaron obras por 5.190.000 pesos que en junio de 2007 fueron entregadas a la firma Rol Ingeniería SA. “En esta escuela realizó tareas la Fundación Buenas Ondas, de Piero. Después esa escuela se amplió, pero no fue creada por el macrismo. Ya estaba construida”, sostuvo “Tito” Nenna.
 Jardín Maternal Nº 10, Báez 581. Está ubicado en Las Cañitas, dentro de instalaciones del Ejército Argentino y es el resultado de un convenio con el Ministerio de Defensa de la Nación, como parte del Plan Nacional de Jardines Maternales y Paternidad Responsable, y está abierto a familiares del personal militar como al resto de la comunidad. Defensa equipó las instalaciones y la Ciudad aportó el desarrollo pedagógico. El 5 de agosto de 2010 lo inauguró la entonces titular de la cartera Nilda Garré, sin la presencia del jefe de gobierno porteño.
 Escuela Inicial Nº 3, de Arias 3820, Saavedra. Se trata del traslado de un jardín preexistente, ubicado en Tronador 4136. El proyecto data de 2000, cuando el gobierno porteño suscribió un acuerdo con la empresa Auchan, que a cambio del permiso para instalar un hipermercado, se comprometió a construir un centro de salud y un jardín para el Barrio Mitre. Más tarde, el compromiso pasó a IRSA, que se hizo con esas tierras para levantar el DOT Shopping. Pero las obras se demoraron e intervino la justicia: en 2009, el juez porteño Andrés Gallardo suspendió en dos oportunidades la inauguración de DOT por los incumplimientos. La firma sostuvo que la Ciudad nunca le había entregado los terrenos para levantar la sala y la escuela. Hacia abril de 2009 apenas se había construido el 10% de ambos edificios. Finalmente, el jardín se terminó en septiembre de 2010.
Las otras cuatro nuevas escuelas que mencionaba el folleto del gobierno porteño son parte de los polos educativos de La Boca, Saavedra y Lugano. El concepto de Polo Educativo tuvo su origen en la Ciudad allá por el año 2000, durante  gestión de la Filmus como secretario de Educación, y fue continuado por su sucesora en el cargo, Roxana Perazza. Los polos fueron presentados formalmente entre 2003 y 2004, y estuvieron incluidos en un crédito del BID de 140 millones de pesos. Por el convenio suscripto, las licitaciones tenían como fecha límite para contratar el 30 de enero de 2006.
“El caso de los polos es lo más insólito, porque además de que fueron planificados y comenzados por otras gestiones, las obras estuvieron frenadas por el macrismo durante mucho tiempo y gracias al reclamo de los vecinos y de la comunidad educativa se volvieron a reactivar”, sostuvo Bisutti.
 En La Boca, donde en abril de 2010 Macri inauguró la Escuela Inicial Nº 7 Casa Amarilla, de J. M. Blanes y Puerto de Palos, las obras comenzaron en tiempos de Ibarra, con 6 millones de pesos del BID. Todo el polo tiene 4000 metros cuadrados, adquiridos por la Ciudad en una subasta para levantar tres establecimientos: el infantil, otro para niños con problemas de aprendizaje –puesto en funcionamiento en 2006 por Telerman– y una escuela de enseñanza Media, que ocupa la mayor parte del terreno y que sigue pendiente. Lo mismo pasa con el parque ubicado dentro del predio, que se pensó como un espacio abierto al público durante los fines de semana.
Tiempo Argentino recorrió el lugar y registró cómo se acumulan pilas de basura, el alambrado perimetral tiene vencidas varias de sus columnas y en el cartel de obra el amarillo, característico del PRO, luce ya decolorado.
 En el Polo Saavedra, de Avenida Crisólogo Larralde y Galván, Macri también inauguró un jardín: la Escuela Infantil Nº 6. El Polo fue lanzado por Ibarra en 2003, sobre cuatro hectáreas, y las obras comenzaron en enero de 2006, con un plazo de 540 días para levantar cuatro establecimientos: una escuela inicial, una técnica, un colegio con orientación musical y otro de aprendizaje especial. Al día de hoy, el jardín es lo único construido y al cierre de este artículo, aún no había comenzado a funcionar, a pesar de que ya había sido inaugurado el 11 de mayo. La entrada del edificio tiene canto rodado como vereda y una reja precaria como ingreso; está rodeado por instalaciones a medio construir o directamente en estado de abandono.
 Por último, en el Polo de Lugano, en diciembre de 2010, la Ciudad inauguró una escuela infantil y un primario. Faltan el colegio medio y el terciario.
En ese predio, las obras comenzaron a fines de 2006, después que se resolviera el traslado de unas 12 casas que ocupaban parte del terreno.
“El jardín lo inauguraron el año pasado pero sin alumnos y recién empezó a funcionar este año; la primaria la inauguraron pero sin teléfono, con problemas de mobiliario; la escuela media, que es una necesidad imperiosa en la zona, no se va a terminar este año; y el instituto de educación docente sobre la calle Fonrouge ni está empezado”, repasó “Tito” Nenna.
Sobre este y otros temas, el gobierno de la Ciudad deberá dar explicaciones mañana al mediodía ante la jueza Liberatori. De todas formas, en este caso, la mejor explicación podría ser dejar de lado la folletería y avanzar, de una vez, con esos ladrillos que tanto necesita le educación pública porteña.


TIEMPO ARGENTINO

viernes, 27 de mayo de 2011

"Antes no hubiera importado un debate entre intelectuales"

El filosofo Ricardo Forster dialogó con ElArgentino.com y analizó la emisión de 6, 7 y 8 que lo tuvo como principal interlocutor de Beatriz Sarlo. Explicó que lo importante del show es que "se generen discusiones de esta naturaleza". Lo que dijo Sarlo.


Forster y Sarlo, durante una entrevista.
Por Santiago Eguía
A tres días de su emisión, la participación de Beatriz Sarlo en 6, 7 y 8 continúa generando un debate acalorado tanto en televisión como en radio, redes sociales y portales de noticias. En diálogo con ElArgentino.com, Ricardo Forster, principal interlocutor de la ensayista durante la transmisión, analiza los alcances del programa.

Uno de los análisis generalizado que se dio del debate en radio, televisión, medios gráficos e internet fue que había vencedores y vencidos, tanto del lado de los simpatizantes de la escritora como del lado de los del programa. Según el filósofo, esta es una "lectura reduccionista" que "es propia también de la lógica espectacular que emana de los medios audiovisuales en general".
Además, destacó que lo importante no es la lógica pugilista, sino que "se generen discusiones públicas de esta naturaleza. Esto habla muy bien de lo que viene sucediendo en la Argentina en estos años. En otro contexto argentino, a nadie le hubiera importado una discusión entre intelectuales".

Respecto de lo que mencionó Sarlo durante el programa, sobre que sus palabras podían verse recortadas en futuros informes de 6, 7 y 8, Forster explicó que la ensayista "también recorta cuando elige un modo de describir lo que está sucediendo o cuando elige una manera de definir lo que es un medio de comunicación".

ElArgentino: ¿Qué le parece que 6, 7 y 8 utilice fragmentos recortados de la intervención Sarlo?
Ricardo Forster: Eso es inevitable. Ahí hay una astucia de Sarlo que es colocarse en el lugar de una suerte de visión total o universal de lo que está aconteciendo. El montaje es tan viejo como el cine y después la televisión. No existe algo que salga en crudo y que sea capaz de mostrar, al mismo tiempo, todo. Siempre hay decisiones, siempre hay recortes, siempre hay un modo de darle forma a lo que se está tratando de decir. Beatriz Sarlo también recorta cuando elige un modo de describir lo que está sucediendo o cuando elige una manera de definir lo que es un medio de comunicación. O cuando prefiere discutir sobre Chiche Gelblung, diciendo que es simplemente una decisión empresarial ( de Radio Mitre) que no tiene ninguna connotación ideológica. Que a la tarde también están quienes, supuestamente, son antípodas del pensamiento de Chiche Gelblung. También está recortado y está construyendo una definición política e ideológica, incluso. Yo creo que 6, 7 y 8 no esconde el modo como presenta aquello que quiere poner en debate. No esconde sus armas, mientras que otros espacios si las esconden. Dicen dar cuenta de la realidad. Dicen ser independientes. Dicen que expresan lo que el sentido común de la gente siente. Y son grandes constructores de sentido común y de opinión pública. Yo no pondría en cuestión la decisión estético - política de 6, 7 y 8. Ellos tienen todo el derecho del mundo y es lo que vienen haciendo desde el comienzo, de articular un tipo de descripción de la escena actual como lo hacen ¿no? Me parece que está bien.

EA: ¿Cree que fue positiva la invitación a Sarlo de 6, 7 y 8?

RF: Yo creo que sí. A ver, positivo en el sentido de que se invitó a alguien que no comulga con la mirada del programa. Se demostró apertura, pluralismo. Se generó un debate muy interesante que a su vez repercutió muy fuerte en la escena argentina. Desde ese lugar me parece que fue un buen debate y estuvo muy bien la decisión de 6, 7 y 8 de invitar a Beatriz Sarlo. Y hay que decir que desde hace tiempo que desde 6, 7 y 8 se busca invitar a personas que están adscriptas genéricamente a la oposición y algunos han aceptado. Me parece bien y me parece bueno que Beatriz Sarlo haya aceptado. Y se dio un debate en geral, salvando algún chisporroteo, que fue respetuoso.

EA: ¿Cree que desde otros sectores que no sean oficialistas deberían acudir más al programa si hay invitación?
RF: Estaría bien. Yo creo que 6, 7 y 8 constituye un fenómeno muy fuerte y muy interesante de la televisión. Es un rara avis dentro de la televisión. Que ha generado discusiones, defensas apasionadas, críticas apasionadas, no pasa desapercibido. Creo que la novedad fue que 6, 7 y 8 invitó a Beatriz Sarlo y Beatriz Sarlo fue al programa. A ver, ha habido debates en otros espacios. Recuerdo que TN invitó hace poco a Beatriz Sarlo y Horacio Gonzáles y no hubo ningún tipo de repercusión en particular. Me parece que allí lo que se está poniendo en evidencia es que 6, 7 y 8 tiene adentro suyo una propuesta que al menos ha conmovido a las formas tradicionales de hacer televisión política en Argentina, y ahí está también lo relevante.
EA: ¿Usted cree, como dijo Sandra Russo el día del programa, que los panelistas de 6, 7 y 8 estuvieron pintados?
RF: Yo no lo diría de ninguna manera así. Me parece que cae de maduro que si se produce una invitación de esa naturaleza, las intervenciones de Beatriz Sarlo iban a ser intervenciones largas. Iba a ser el centro de parte del programa e iba a haber respuestas, de parte mía obviamente, y también se invitó a Gabriel Mariotto y Mariotto también participó. Entonces, ahí quizás se produjo una concentración en las intervenciones que fue más fuerte por parte de los tres invitados que los que son panelistas habituales de 6, 7 y 8. A veces las cosas se dan así. Escuché por allí algunas referencias que, personalmente, no me gustan nada. Si hay lenguaje académico versus lenguaje periodístico. Me parece que no se trata de eso. Lo rico de 6, 7 y 8 es la mezcla, la diversidad. Que no por provenir de la universidad se construya un lenguaje cerrado y no por provenir del periodismo se construya un lenguaje que es inteligible para todos. Es una mezcla. Hubo otros programas de 6, 7 y 8 donde también se produjeron debates fuertes. Recuerdo el que me tocó participar con Robert Cox (ex director de Buenos Aires Herald), que también estuvo Eduardo Aliverti. Y otros debates que los he visto por televisión que se dieron en 6, 7 y 8. Este estuvo demasiado calentado previamente ¿no? Se generó demasiado revuelo a su alrededor y después tuvo repercusiones también muy grandes.
EA: ¿Hubo ganadores y perdedores como se analizó posteriormente?
RF: Yo creo que es parte de una lectura que tiende a ser muy reduccionista y que es propia también de la lógica espectacular que emana de los medios audiovisuales en general. Tiene que haber contrincantes, pugilato, ganador y perdedor. Yo no lo colocaría de ninguna manera en ese plano. Diría: 'Que bueno que en la sociedad argentina, en este contexto, en este momento, se generen discusiones públicas de esta naturaleza'. Esto habla muy bien de lo que viene sucediendo en la Argentina en estos años. En otro contexto argentino, a nadie le hubiera importado una discusión entre intelectuales o gente que puede ser del mundo universitario o del mundo cultural, del periodismo, los medios. Hubiera pasado desapercibido como uno de los tantos programas que hay. Que algo fuerte esté generando es porque hay una reconstrucción de la vida política, del debate de ideas, y eso tiene muchísimo que ver con las trasformaciones que se están dando en la Argentina de hoy. Este es un punto me parece que decisivo. Más allá si uno tiene mayor astucia para colocar una palabra justa en ritmo televisivo y el otro que quizás está argumentando como más complejamente no alcanza a decir la palabra justa. Esto es un problema menor. Me parece que lo interesante es si se plantearon miradas, perspectivas, si se debatió desde lugares que no son coincidentes y que está bien que no sean coincidentes porque hay miradas diferentes respecto a qué sociedad, qué proyecto, qué se piensa del Gobierno, etcétera, etcétera.

EA: ¿Cuál es el mejor medio de comunicación para este tipo de debate?
RF: Depende. Yo creo que siempre es mucho mejor si cada uno de nosotros pudiese escribir algo y discutir a partir de las escrituras, que siempre requieren más tiempo, más reflexión, una argumentación de más largo aliento. Pero también es cierto que vivimos en una sociedad donde el papel de los medios audiovisuales, de la televisión particularmente, es muy fuerte. Tiene una capacidad de llegada inmensa. Y que una parte importante de la vida pública y de la vida íntima de las personas pasa por su vínculo con la televisión. Por lo tanto, no me parece mal que los debates y si son debates que intentan ser de altura, que no intentan solamente construirse con chicanas o con signismos vacíos, encuentren una caja de resonancia en la televisión. La verdad es que eso no está nada mal. Eso no significa que sea mejor el debate televisivo que el debate en una revista o el debate a través de libros. Son distintos. Implican distintas estrategias. Distintas posibilidades. Y a mí me parece bien que, en la medida en que la televisión puede llevar a un público más amplio una discusión de esta naturaleza, me parece muy bien que haya sido la televisión, en este caso la televisión pública la que llevó adelante un debate como este.

EL ARGENTINO

Nota correspondiente a la publicación del día Viernes de 27 de Mayo de 2011



“Debe haber algo mucho más grave que se está cubriendo detrás del caso Noble", dijo Mariani


La cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobick de Mariani, manifestó hoy su "sospecha" sobre la existencia de "un delito mucho más grave que la apropiación" en la causa que investiga si Marcela y Felipe Noble Herrera son hijos de desaparecidos durante la dictadura militar.




 
 


"Debe haber algo mucho más grave que se está cubriendo detrás del caso", expresó en diálogo con Télam "Chicha" Mariani, abuela de Clara Anahí, que fuera secuestrada cuando tenía tres meses de edad por un comando de las fuerzas de seguridad encabezadas por Ramón Camps y Miguel Etchecolatz, de su domicilio de la ciudad de La Plata.

Además, la fundadora de Abuelas consideró que "va a ser muy difícil que se llegue a la verdad" sobre la identidad de los hijos adoptivos de la dueña del grupo Clarín, porque "aún si se hacen el ADN, con una transfusión de sangre se puede modificar".

"Hay trampas y van a usar todo lo que puedan, eso me produce una gran pena", lamentó Mariani, que busca a su nieta desde el mismo día de su secuestro, el 24 de noviembre de 1976.

"Me llama la atención que no terminen con las dudas de tantas abuelas que están esperando saber si Marcela puede ser su nieta, pero al `emporio´ y a la `señora´, eso no le importa", opinó.

Estimó "probable" que Marcela y Felipe "se vayan del país, aunque creo mucho en la buena intención de la jueza -Sandra Arroyo Salgado- que está actuando muy bien", aclaró la abuela de Clara Anahí que mantiene la sospecha de que Marcela "podría ser mi nieta".

"En 1979 comencé a tener dudas por los comentarios de obispos acerca de que mi nieta estaría en un lugar `de mucho poder´", y esas dudas crecieron con el tiempo hasta que "por 1984 o 1985, Guillermo Patricio Kelly -dirigente político fallecido- me dijo que buscara a mi nieta en Clarín".

Relató que a través de fotografías, llegó a la conclusión que por su parecido físico, Marcela Noble Herrera podría ser la nieta buscada, aunque en un principio desechó esa posibilidad debido a que las fechas de adopción de los expedientes eran anteriores al nacimiento de Clara Anahí.

"Al principio una confiaba en esos datos, después renuncié a Abuelas y dejé pasar unos años hasta que el ex juez Marquevich me comunicó la falsedad de los datos", recordó.

Mariani reconoce que por el momento no quiere intervenir como querellante en la causa judicial "para no demorar el trámite", pero que "se muere de ganas por hacerlo".

"Ojalá que mi pesimismo no llegue a ser realidad", dijo la fundadora de Abuelas sobre la causa judicial que desde hace diez años investiga la identidad de Marcela y Felipe Noble Herrera, cuya nueva instancia será el próximo jueves cuando la Cámara Nacional de Casación Penal resuelva si avala la extracción de muestras de sange, saliva o pelos "con o sin consentimiento".


Telam - Agencia Nacional de Noticias de la República Argentina -
EL LUGAR DE LOS TRABAJADORES Y EL MOVIMIENTO POPULAR

Un acto, la CGT y los rostros de la multitud

Por Ricardo Forster *
Imagen: Bernardino Avila.

1

Nuevamente Buenos Aires, su centro neurálgico, fue el escenario de una multitudinaria manifestación obrera, de esas que nos recuerdan otros tiempos argentinos y que también despiertan las réplicas airadas que nacen del prejuicio y el desconocimiento. Que cientos de miles de trabajadores sindicalizados se hayan volcado a la 9 de Julio por el Día del Trabajador, y lo hayan hecho a partir de la convocatoria de la CGT, constituye, qué duda cabe, un gran acontecimiento político y social, la puesta en evidencia de que algo sustantivo viene conmoviendo la vida argentina. Frente a esta irrupción de las multitudes, lo que queda, desde la lógica de una oposición paupérrima, es lanzar las sempiternas denuncias de clientelismo, esas que sólo consideran al trabajador desde la perspectiva de quien se moviliza si alguien le paga o si lo obligan. Para esa mirada de clase y hasta racista no hay identidad, ni conciencia, ni deseo de participación. Sólo hay manipulación y prebendas. Así se ha construido una lectura sesgada y profundamente reaccionaria de lo que significa la organización sindical, incluso cuando sus dirigentes no están a la altura de sus obligaciones y de los mandatos de las bases. En este caso, la CGT comandada por Hugo Moyano ha venido a demostrar que desde hace varios años ha intentado –y esto más allá de sus contradicciones y de sus zonas opacas que tendrá que revisar y que, en ocasiones, la colocan en un andarivel complicado– ponerse al frente de una reconstrucción del movimiento obrero en clara consonancia con un proyecto que, iniciado en mayo de 2003, ha generado una decisiva inflexión de la vida política, económica y social de un país que antes estaba absolutamente condicionado por el neoliberalismo.
En todo caso somos testigos de una evolución del sindicalismo que lo pone delante del desafío de alejarse de prácticas que lo han envilecido y le han restado credibilidad social. Salir de los reflejos corporativos, que cada tanto lo acechan desde el fondo de su historia, es parte de una necesaria transformación que lo ponga a la altura de lo que el kirchnerismo ha venido a perturbar de un país que no podía ni sabía encontrar el rumbo hasta que la llegada de Néstor Kirchner vino a producir una inflexión notable en el interior de una sociedad más predispuesta a la reproducción de la crisis y el cerramiento de cualquier horizonte, que a la caudalosa mutación de la que estamos siendo testigos. Es en este sentido que la CGT se encuentra ante una prueba que le exigirá inteligencia y plasticidad para adecuarse a las demandas de una época, y a sus prácticas democráticas, que poco y nada se asemejan a las de antaño. Del mismo modo que el peronismo no ha pasado indemne por su travesía menemista, tampoco la CGT puede ofrecerse como un dechado de virtudes; pero sí puede, y lo hace en sus mejores momentos, articular sus intereses, que se corresponden con el de los trabajadores sindicalizados y por lo general bien remunerados, con los del proyecto nacional que encabeza Cristina. Las chispas de los últimos tiempos muestran que nada es sencillo en el presente argentino, pero que lo inédito que nos recorre como sociedad también interpela a prácticas y organizaciones que no estaban acostumbradas a tener que dar explicaciones de sus actos.
Salir de la lógica del prejuicio, superar la simplificación brutal con la que el poder económico y mediático ha tratado de reducir la compleja trama de la vida sindical al modelo excluyente del negocio y la prebenda, es un componente no menor de la querella cultural simbólica que atraviesa la realidad nacional. Y eso sin eludir las rémoras que arrastran muchos sindicatos, ni desconocer la continuidad de zonas oscuras que, entre otras cosas, han conducido a prisión a los máximos dirigentes de la Asociación Bancaria y de la Unión Ferroviaria. Pero la tradición sindical es mucho más que esos dirigentes olvidados de su condición, y así lo ha mostrado en la gigantesca manifestación del viernes 29 de abril. La democracia se vuelve más intensa cuando los rostros de los olvidados regresan para disputar su derecho a una distribución más igualitaria de la riqueza. Y los prejuicios se multiplican allí donde los trabajadores se movilizan para defender sus conquistas y su exigencia de ser parte en la suma de la distribución.

2

Los rostros del suburbio se sumergen en el centro de Buenos Aires como quien entra en una geografía que no le pertenece pero que, una vez penetrada, se transforma en su propio lugar, aquel en el que no dejará de mostrar sus señas de identidad, esas que no suelen ser descriptas con benevolencia por los grandes medios de comunicación. Rostros curtidos, oscuros, serios y alegres a la vez, de acuerdo con la mirada con la que se topan o la circunstancia en la que se encuentran. Rostros que devuelven, aunque no lo sepan, las imágenes de otras historias que atravesaron con intensidad las calles de la ciudad, que bajo otras memorias y otras experiencias se encolumnaron para afirmar la presencia de quienes vienen nuevamente encolumnados a defender sus derechos, todos, los del salario y los de la dignidad, esos derechos que algunos han querido suprimir cuando los vientos de la historia parecían soplar hacia la inclemente imposición de la gramática absoluta del capital.
Rostros que remiten a otros rostros, como queriendo recordarnos que las épocas se cruzan y que las memorias no se borran por más que se busque invisibilizar lo que sigue insistiendo en el interior de una sociedad injusta y desigual. Rostros de una justicia siempre reclamada, rostros incontables de aquellos que desde siempre exigen que se los reconozca como iguales, allí donde la democracia, antigua y nueva, se ofreció a sí misma como el espacio de una igualdad que luego sería sistemáticamente negada por los poderosos. Esos rostros, múltiples, anónimos, íntimos y lejanos, expresan una escritura desplegada en el tiempo de las rebeldías y de las innumerables luchas por el reconocimiento. Poco importa si quienes los representan no están a la altura de esas historias y de esas demandas, poco y nada importa el desdén clasista con el que los nombran los otros, los dueños de las rotativas y de las cámaras de televisión, los narradores de un sentido común atragantado de tanto racismo. Importa que después de mucho tiempo, casi un par de décadas de ausencia (cuando otros rostros más ajados y empobrecidos los sustituyeron para manifestar que los expulsados del sistema, los desocupados del neoliberalismo, también tenían rostro y derechos), han regresado las multitudes anónimas a las calles de una ciudad que, más allá de la hostilidad de muchos, guarda como su mejor secreto las huellas de esas otras movilizaciones que en el pasado dignificaron la lucha obrera.
Buenos Aires, la antigua, tal vez aquella que, como Borges dijera, empieza en el sur, descubrió sus ausencias; con un dejo de anonadamiento se recordó a sí misma, recuperó en un instante y entre aquella multitud de rostros llegados de los suburbios pobres otras escrituras alejadas del individualismo de época y perturbadoras de una “opinión pública” construida a la altura de los prejuicios de ciertas clases medias que nunca dejaron de horrorizarse ante la invasión de los bárbaros, de aquellos incivilizados que vienen de una lejanía inclasificable y peligrosa. Eran, una vez más, los “negros del choripán”, la masa anónima movilizada por los recursos del clientelismo (recursos alimentados, dice esa sesuda “opinión pública”, por los impuestos que paga la gente decente), el rebaño que se deja conducir a cualquier lugar y bajo cualquier consigna porque son iletrados y casi analfabetos, carne de cañón de cualquier populismo. Son pura ausencia allí donde carecen, según esta interpretación “sociológica” de algunos connotados dirigentes opositores, de la capacidad para discernir lo que significa la libertad, el derecho y la calidad institucional. Son feos, malos y sucios, y van dejando esas evidencias mientras caminan con desparpajo por las avenidas de una ciudad que no les pertenece.
Están ahí, arracimados bajo sus banderas, las de sus organizaciones sindicales, las que todavía señalan sus pertenencias más allá del intento del sistema por arrojarlos al vacío neutro de un anonimato en el que sólo vienen a expresar rostros oscuros e inclasificables, masa de trabajadores que sólo son capaces de malvender su fuerza de trabajo. Esas banderas son una poderosa conjunción de pasado y de presente; en ellas, entre sus pliegues, se guarda la memoria de otras batallas y de otras derrotas; ellas siempre son más que la circunstancia que hoy las vuelve a convocar y que algún nombre que se ofrece como el garante último de la verdad. Ellas son el barro de la historia, esa argamasa de sangre y sudor que siempre nos recuerda lo que todavía no se ha cumplido, los sueños soñados ayer que aún siguen esperando su oportunidad y que cada generación redescubre bajo sus propias e insustituibles condiciones. ¿Puede soñar una multitud? Para los cultores de un liberalismo exhausto por su propia crisis, eso es un oxímoron porque, ante todo, están el individuo y su libertad, bastión contra esa masa indiferenciada que viene a amenazar a la República y a la pureza de sus instituciones. Para ellos la multitud no puede soñar, apenas puede comportarse como una ameba, como una fuerza primitiva que es movida de acuerdo con los deseos de unos pocos. Entre el clasismo brutal y el racismo se mueve una “opinión pública” que no deja de retroceder, en términos intelectuales, hacia un conservadurismo elemental, ese mismo que suele expresar la fuerza de choque informativa de la corporación mediática, esos movileros que intentan describir lo que sus ojos no pueden alcanzar a comprender con los limitados vocablos de quienes expresan la pobreza de la ideología del prejuicio.
Extrañas vicisitudes las de una época que creía que la historia había concluido bajo el reinado omnívoro y entramado del mercado y de la democracia liberal. Un presente absoluto sin rostros curtidos que, amenazantes, se atrevieran a recorrer las calles de la ciudad burguesa recordando que acá, entre nosotros, persisten la injusticia y la pobreza. Una época que se sobresalta al descubrir que nada es eterno bajo el sol a veces negro de la historia, de ese sol que vuelve a irradiar sobre las multitudes, iluminando con nueva luz la demanda de los incontables por ser parte de lo que todavía, y pese a las promesas que vienen del inicio de la democracia, no se ha repartido con justicia. Gracias a que existen los sindicatos, y más allá de opacidades y agachadas de muchos de sus dirigentes, la brutalidad del sistema no acaba por triunfar precisamente porque todavía esos rostros de los suburbios arropados bajo sus banderas y sus memorias insisten en recorrer las calles de Buenos Aires.
Sabrá, el amigo lector, elegir sus propias visiones e interpretaciones de lo que fue el impactante acto convocado por la CGT; sabrá valorar su importancia en esta hora de definiciones políticas en la que se juega tanto; mi intención fue otra, apenas buscar las huellas dejadas por esos rostros en la memoria de la dignidad, de esa que guardan, desde siempre, los trabajadores y sus sindicatos. Pero también, por qué no, intentar descifrar los giros de la historia, los diferentes modos de comprender y de oscurecer nuestra visión de los acontecimientos allí donde lo no esperado nos sacude con sus provocaciones. Un intento por resignificar aquello que se despliega delante de nuestros ojos y que no alcanzamos a comprender; aquello que nos remite a otros momentos y a otras circunstancias pero que, en el caudaloso río de la actualidad, nos pone delante de nuestra mirada a un colectivo social que sigue dejando sus marcas en una historia por suerte inconclusa. Mucho se juega en estos meses por venir, entre otras cosas, el regreso de esos rostros de los suburbios al centro de la escena política; un regreso sin garantías porque sabemos que la restauración conservadora sigue siendo una amenaza real, aquella que intentará, nuevamente, que las multitudes salgan de la historia para regresar al silencio y el olvido. Pero también las acechanzas provienen desde el interior del movimiento popular: en su seno persisten prácticas cuya superación se vuelve un imperativo de la hora.

3

Los mismos que reducen las movilizaciones populares a una cuestión de clientelismo y prebendas son quienes, por un lado, se espantan ante la reaparición de un sujeto social político que busca rearticularse y, por el otro, desearían que volviésemos a la política como show de los años ’90. Su rechazo no apunta a Hugo Moyano, ni a la CGT en tanto estructura anquilosada o antidemocrática; su rechazo más visceral o, para decirlo mejor, la verdad no dicha de ese rechazo, hay que ir a buscarla en su mirada despolitizadora y prejuiciosa de esa que se fue articulando en consonancia con la certeza de un fin de la historia y un más allá de las ideologías que incluía, como un rasgo no menor, el borramiento de la escena de un actor social irrelevante de acuerdo con los nuevos paradigmas emergidos de la crisis de los ideales igualitaristas y en medio del triunfo, así lo veían y lo siguen viendo, de la máquina simbólica del capitalismo neoliberal. Un fin de la historia que expulsaba de su campo de visión, que en algunos de ellos sigue autoproclamándose progresista, a los que volvían a ser los invisibles en medio de una realidad expropiadora de cuerpos materiales, de sueños compartidos y de articulación de la vida social popular, y un proyecto de transformación anclado en una fuerte recuperación de la política, que en realidad escondía –y lo sigue haciendo, según estos bien pensantes– una radical forma de impostura.
Así como Moyano no es otra cosa que un simulador que apunta a su propio enriquecimiento (cientos de miles de trabajadores fueron a la 9 de Julio a festejar las cuentas bancarias del líder camionero y a gozar al son de la burocracia sindical, mostrando una vez más que en el interior de la vida popular sólo hay vacío que apenas se puede llenar con choripán y tetrabrik), el derrame de multitudes en las calles de Buenos Aires (tanto en el Bicentenario, pasando por los días de duelo y despedida de Néstor Kirchner, como la manifestación de la CGT) poco y nada tiene que ver con la genuina participación democrática. Su realidad hay que inscribirla en el interior de los lenguajes de la espectacularización mediática que se ha devorado, al menos hasta ahora y con inusual virulencia con el actual gobierno, a la política. En los ’90 se trataba, para las clases medias, de pizza y champagne; ahora, en 2011, de 100 mangos por cabeza y de un pebete de jamón y queso acompañado de sangría. Mientras tanto, en medio del populismo gastronómico que convoca multitudes de famélicos, algunos pocos descifradores de los signos de la vida posmoderna esperan, ya sin ansiedad ni convicción real, que algún día renazca la “República verdadera”, esa misma que fue desalojada por el banquete pantagruélico de las multitudes plebeyas capaces de cambiar su libertad y su dignidad al bajo precio de un choripán.
Por eso les resulta imposible “ver” a quienes no deberían estar, de nuevo, en el centro de la escena; para ellos, en particular para sus intelectuales refinados y portadores de una perspectiva de crítica cultural y social deudora de matrices teóricas dignas de mejor causa, los miles y miles de rostros llegados desde el suburbio no pueden ser contabilizados en la suma del ideal democrático, ni ser expresión, caudalosa y multitudinaria, de un involucramiento en el litigio contemporáneo, que es también un litigio antiguo, por la distribución más igualitaria de los bienes materiales y simbólicos. No. Ellos, los negros de la historia, son portadores de un anonimato que –eso desearían, aunque no siempre lo pueden expresar nuestros ilustres “etnoantropólogos de la vida popular”– debería eludir la tentación, muy televisiva, de los quince minutos de fama mediática para permanecer, como siempre, fuera de escena y alejados de la cámara que, eso sí, sólo debe retratarlos cuando muestran su otro rostro, ese que es siempre tomado como verdadero por el relato del miedo y la inseguridad, que es el rostro de la violencia y la delincuencia. Como sujetos políticos ya no tienen nada que hacer. Su presencia artificial expresa apenas el retorno, convertido en farsa, del populismo.
Esa incapacidad para ver se asocia, insisto con esta lectura, a una profunda mutación en la subjetividad de quienes, en otro momento de su deriva biográfica, creyeron en la fuerza política reparadora de las masas populares, pero que hoy, después de décadas de desilusión y cambio de paradigmas teóricos, no pueden sino identificar cualquier irrupción de las multitudes como forma excremencial de la sociedad del espectáculo y de la manipulación. Juegan, como lo suele hacer por ejemplo, aunque con ciertos matices algo más sutiles, Beatriz Sarlo, con el refinamiento vanguardista y provocador de cierta crítica cultural que coquetea incluso con el anticapitalismo de Barrio Norte, para acabar por movilizar argumentos que son de fácil digestión para el estómago de una clase media instalada en una etapa de su propia vida social fuertemente atravesada por la lógica del prejuicio y la vulgarización. Las descripciones que ha hecho Sarlo del kirchnerismo o de las movilizaciones populares han tratado de jugar al filo de la navaja entre un cierto inevitable reconocimiento de que algo insólito está sucediendo y la convicción, última y decisiva, de la impostura como núcleo atávico de una experiencia política construida, como el título de su último libro lo dice, desde “la audacia y el cálculo”. Audacia propia de los aventureros, de quienes arriesgan en función de una acumulación exponencial de poder por el poder mismo; y cálculo para garantizar, con lógica mefistofélica, que cada acción contribuya a esa acumulación y preservación del poder. Audacia, entonces, para abrir los canales de participación popular, y cálculo para reducirlos en función de sus propias estrategias acumulativas y puramente bulímicas. Para los Kirchner, podría especular nuestra etnoantropóloga urbana, los rostros de la multitud no son otra cosa que peones en el ajedrez de una política que, en el fondo, sigue prisionera de lo espectacular icónico. Gaston Bachelard, un filósofo indagador de los lenguajes de las ciencias muy leído en otra época, acuñó la categoría de “obstáculo epistemológico” para referir a la imposibilidad de la comunidad de científicos de ver aquello que su encuadre teórico le impedía ver (prejuicios, límites conceptuales, sentido común dominante, etcétera). Algo semejante les sucede a quienes, cuando ven los rostros de la multitud, no hacen otra cosa que proyectar sus prejuicios.
* Doctor en Filosofía, profesor de la UBA y la UNC.

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jueves, 26 de mayo de 2011


La corrupción rodea a Keiko

Su padre y también su suegro fueron condenados por ese delito

La historia sobre el prontuario del suegro de la candidata Fujimori recién se conoció esta semana. La propia Keiko tiene abierta en la fiscalía una investigación por el desvío de más de 900 mil dólares del Tesoro público.

Por Carlos Noriega
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Keiko se presenta como el rostro nuevo del fujimorismo.
Desde Lima

La corrupción parece ser la marca de la familia Fujimori. A los graves cargos por corrupción contra los Fujimori –el jefe del clan, el ex dictador Alberto Fujimori (1990-2000), está preso por violaciones a los derechos humanos y corrupción– y su entorno político, ahora se suma la revelación de que el suegro de la candidata presidencial Keiko Fujimori también ha sido condenado por corrupción. Joseph Francis Villanella, un norteamericano de origen italiano, padre de Mark Vito Villanella, esposo de Keiko, fue condenado en 2000 en Estados Unidos por evasión de impuestos. Keiko y Mark están casados desde 2004, pero la historia sobre el prontuario penal del suegro de la candidata a la presidencia, que hasta ahora los Fujimori habían logrado mantener en secreto, recién se conoció esta semana. La revelación fue hecha por la cadena norteamericana de televisión Univisión.
Joseph Francis Villanella fue condenado en Nueva York a tres años de libertad vigilada luego que se declarara culpable de evadir impuestos al fisco norteamericano por 244.400 dólares. Dos hermanos de Joseph Villanella también fueron condenados por el mismo cargo. El desfalco tributario fue perpetrado por un negocio familiar de los Villanella dedicado a la composición gráfica. El año 2009, el esposo de Keiko, a quien no se le conoce un trabajo, adoptó la nacionalidad peruana, pero en el trámite ocultó, inexplicablemente, la información sobre la identidad de sus padres, lo que ahora se interpreta como una decisión para evitar que se pueda rastrear el cuestionado pasado de su familia.
Keiko Fujimori, la candidata con un padre preso por corrupción y crímenes de lesa humanidad y con un suegro con antecedentes penales por evadir impuestos, quedó descolocada ante la revelación. Primero intentó eludir dar explicaciones hablando de “guerra sucia” en su contra y luego ensayó una explicación que sonó delirante: “Esto es una cortina de humo para ocultar los nexos de Humala y su esposa con Hugo Chávez”.
Mark Villanella, el esposo de la candidata, se presentó ante la prensa y cuando todos esperaban una explicación, leyó un comunicado y no respondió preguntas. Villanella, que apareció flanqueado por dos dirigentes del fujimorismo, admitió la veracidad de la denuncia, pero intentó restarle importancia definiendo la evasión tributaria por la que su padre fue condenado como una “falta administrativa”, lo que no coincide de la realidad.
“Vemos un denominador común en los padres de esta pareja (los esposos Keiko Fujimori y Mark Villanella): los padres de ambos son ladrones. Uno en Estados Unidos, porque el señor es norteamericano, y el otro en el Perú”, disparó Ollanta Humala, rival de Fujimori en la elección presidencial del 5 de junio.
La revelación de que el suegro norteamericano de Keiko Fujimori fue condenado en su país por evadir impuestos, se suma a los graves antecedentes de corrupción que rodean a la candidata del fujimorismo. Su padre, Alberto Fujimori, tiene dos sentencias por corrupción, además de una por violaciones a los derechos humanos. Está condenado a 25 años de prisión. Se estima que entre 1990 y 2000 el gobierno autoritario de Fujimori desfalcó fondos públicos por aproximadamente seis mil millones de dólares. Esto convierte al padre de Keiko, según la organización Transparencia Internacional, en el séptimo presidente más corrupto del mundo. Además de su padre preso, otros miembros de la familia de Keiko también están involucrados en actos de corrupción. Su tía Rosa, hermana de su padre, y el esposo de ésta, Víctor Aritomi, se encuentran prófugos acusados de robar el dinero de donaciones entregadas por el Japón para los niños pobres del Perú durante el régimen de Alberto Fujimori, descendiente de japoneses. Hay 78 ex funcionarios del régimen fujimorista que han sido procesados y condenados por corrupción o violaciones a los derechos humanos.
Pero la corrupción no solamente envuelve a su padre, a sus tíos, a su suegro y a los dirigentes de su partido, sino que la propia Keiko Fujimori, que en estas elecciones pretende presentarse como el rostro nuevo del fujimorismo, tiene abierta en la fiscalía una investigación por el desvío a su favor de más de 900 mil dólares del Tesoro público, que ella y sus tres hermanos utilizaron para vivir y estudiar en Estados Unidos durante el régimen de su padre. La de los Fujimori es una historia que va de la mano con la corrupción.

Página12

Etchecolatz en Disneyworld

Por Osvaldo Bayer
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Nunca hubiera creído que el ajedrez de la vida me haya llevado a esta situación: en un mismo día hablar en dos actos, uno en recuerdo de los estudiantes desaparecidos durante la dictadura militar argentina que se llevó a cabo en un colegio secundario; el otro, en una organización judía de la calle Juncal, ante jóvenes, sobre el Holocausto y el comportamiento del pueblo alemán ante su realidad.
Entré a ambas reuniones como quien abre la puerta ante un oficio divino, pero un oficio divino de quienes quieren saber la verdad y no pueden soportar la mirada siempre viva de las víctimas. Sentí que de pronto me golpeaba en el rostro el sentimiento de la desesperación sin consuelo, la fórmula tan buscada para definir lo infinitamente injusto; lo más cobarde realizado desde el poder, la vejación final hecha por el ser humano con el ser humano.
Viví y vivo con dos pueblos que soportan heridas gangrenosas de diferente origen, pero que no cierran y cada día echan más pus.
Pude ver al alumnado reunido que me miraba fijamente. Eran iguales que los de 1976. Estaba en 1976. Cuando terminamos, se fueron todos pero quedaron los de 1976, sentados, mirándome en absoluto silencio. En la espera de siempre, de todos los días, de aquí a la eternidad.
Había alguien presente que nos vigilaba. Etchecolatz, el comisario de la Bonaerense, represor ejemplar, ejecutor de adolescentes por la salud de la sociedad y la patria toda, torturador de alcurnia, eficacísimo, hombre de ponerse de rodillas para tomar la comunión dominical. Previamente, en el Barrio Norte, el siempre asequible Etchecolatz se ha disculpado ante sus vecinos por el ruido que hicieron los HIJOS al llamarlo asesino y escracharlo. Es un buen vecino; paga puntualmente al vendedor de diarios y a la señora que le hace la limpieza.
Me alejo del lugar y me digo a mí mismo para explicarme todo: no, la gangrena con pus de nuestra sociedad no es que el muñeco sangriento de la calle Pueyrredón 1035, piso 9º A, se cartee con tarjetas de visita con sus vecinos, ni que nos explique por Radio Diez, con Carlos Varela, qué es el marxismo internacional. La gangrena la constituye la sociedad pusilánime que permite que un asesino de esa calidad de bajeza y cobardía esté libre. Uno de los que lo dejaron libre se llama Fernando de la Rúa, que votó diligentemente tanto obediencia debida como punto final: su gesto sirvió simbólicamente como si su propio brazo le hubiera abierto la reja al asesino contumaz y cobarde. Fernando de la Rúa aspira a ser presidente de la Nación. Con él forma la Alianza la señora Fernández Meijide, con un hijo desaparecido. ¿Fue Etchecolatz quien lo desapareció? No, respetemos las jurisdicciones, fueron Harguindeguy o Suárez Mason, todos en libertad por el brazo alzado de Fernando de la Rúa. Brazo benefactor que en ningún caso se alzó para proteger a los perseguidos en 1976, ni siquiera ante el hijo de su probable compañera de fórmula. De la Rúa y Meijide hicieron la Alianza en un todo de acuerdo. Lo único que los separa es la ambición de ser primeros en la fórmula. No mencionaron esos dos rasgos trágicos de la amistad, por conveniencia. Pero basta. De eso no se habla.
De eso no se habla era el callado slogan también en la Alemania de posguerra –donde me tocó vivir– cuando se pronunciaba las palabras Auschwitz, Treblinka, Bergen-Belsen, Dachau, Oranienburg... Fueron los estudiantes universitarios los que empezaron a hacer la gran pregunta y a levantar el telón impuesto por la Guerra Fría. He dejado en el aula del Carlos Pellegrini a alumnos desaparecidos en 1976. Muy cerca de allí el comisario Etchecolatz riega las flores y se divertirá esa noche con Susana Giménez. Los estudiantes secundarios desaparecidos tienen cada vez más cara de niños. Y seguirán allí sentados, esperando al año próximo y al otro y al otro.
Camino hacia la organización judía de calle Juncal. Holocausto, del griego holokauston, “entregado todo y totalmente al fuego”, Shoah, la silenciosa palabra que usan los judíos: “Entregado enteramente al fuego”. La palabra me llena de espanto. Himmler, ese mediocre con botas, los llamaba “parásitos” y “alimañas”. Voy por la calle Juncal y se me aparecen dobles hileras de mujeres, hombres y niños de rostros demacrados que van al fuego. Llevan todos estrellas de seis puntas en las solapas. Hay adolescentes, me parece descubrir en algunos de ellos el rostro de los estudiantes que quedaron sentados en el aula. Por Radio Libertad, Karina y María Eugenia Alonso Piñeiro, entre risitas y chillidos, leen una supuesta llamada de una escucha que dice: “Los estudiantes de la Noche de los Lápices eran marxistas”. ¡Ah, bueno! Está todo explicado. Radio Libertad.
Eran marxistas, dice Etchecolatz por Radio Diez. Son parásitos y alimañas, dice Himmler como toda explicación. Obediencia debida y punto final. Cuatro tiros, indica el comandante Varela en la Patagonia, en silencio, levantando cuatro dedos de la derecha. Basta de gauchos roñosos y anarquistas. El coronel Rauch manda degollar ranqueles para ahorrar balas. Occidentales y cristianos, obediencia debida y punto final, parásitos y alimañas, gauchos malolientes y anarquistas, adolescentes, sí, pero marxistas. Los vecinos dicen que ahora Etchecolatz ha cambiado los gustos, últimamente cultiva tulipanes. Tal vez, los periodistas Carlos Varela y Karina y María Eugenia le hagan una nota de color.
Estoy frente a jóvenes judíos en el local de la calle Juncal. Quieren saber más. Willy Brandt de rodillas ante el monumento al Holocausto. De la Rúa levanta tres dedos en el Parlamento. El comandante Varela, cuatro dedos, en La Anita; Heinrich Himmler se limpia la bota y baja el pulgar.
La historia se desgarra una vez más, definitivamente, la herida supura y se agranda cada año. Los mellizos Reggiardo Tolosa prefieren vivir con los secuestradores. Sus padres jóvenes fueron secuestrados, torturados, asesinados en la forma más abyecta. El subcomisario torturador Miara se retrata orgulloso con ellos. Los mellizos sí cobrarán el casi medio millón de indemnización por la desaparición de sus padres, pero irán con el dinero a gozarlo a lo del secuestrador Miara. Tal vez hagan juntos un viaje a Miami y a Disneyworld. Ningún trágico griego se imaginó algo así. Las Madres de Plaza de Mayo reciben el salivazo y el garrote.
Me detengo, regreso también por la calle Juncal. José María Muñoz grita el gol de Kempes. Argentina campeón mundial, seamos todos unidos, compañeros. Duhalde acaba de ser comparado con el Che Guevara. Vote seguridad y empleo. Síganme. Obediencia Debida. Punto Final.
(Publicada  en  PAGINA 12 el 26 de septiembre de 1998 )

miércoles, 25 de mayo de 2011

Un debate poco frecuente en la TV entre Sarlo, 6 7 8, Forster y Mariotto

El poder, la dictadura y los medios

El rol de los medios, la política, la historia, los derechos humanos y la memoria, desde el golpe del ’55 hasta el alfonsinismo y el kirchnerismo pasaron en un debate que pocas veces puede ser visto en la televisión.

Por Luis Bruschtein
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Nora Veiras, Orlando Barone, Gabriel Mariotto y Beatriz Sarlo, ayer en el programa 6 7 8 de Canal 7.
El programa la invitó y ella aceptó. Beatriz Sarlo es una especialista en 6 7 8, asistió como observadora a los actos que se convocó por ese medio, se confesó lectora del Facebook multitudinario, es crítica del kirchnerismo y tiene una mirada devastadora sobre la lógica que organiza el programa. La presencia de la autora de La audacia y el cálculo, Kirchner 2003-2010, junto a los otros invitados, Gabriel Mariotto y Ricardo Forster, prometía un debate con municiones de alto calibre. Y en la medida en que lo permite la televisión fue así. Sarlo relativizó el peso de los medios en la sociedad frente a Mariotto y Forster, que, en cambio, los destacaron como instrumentos generadores de contenidos y sentidos hegemónicos. También se pusieron en discusión las formas del periodismo, así como el sentido de la política y su relación con la historia y la memoria.
Sarlo mostró los dientes después del primer informe del programa sobre la movilización de los indignados en España. “Es un informe malo periodísticamente –dijo–, le falta contextualizar y la información está recortada, como sucede con todos los informes del programa. El de las elites que engañan es un viejo tema popular, y no siempre sucede, hay que matizar ese punto. Hay una lógica periodística que los medios están obligados a cumplir, cuando Clarín dejó de hacerlo, perdió muchos lectores.”
Gabriel Mariotto le respondió que “el informe da cuenta de la línea editorial de muchos medios en España, por eso a mí me completa. Los diarios representan una mirada política y hay una cierta derecha gorila española que está ilustrada por ese informe. Nosotros hemos vivido ese fenómeno también. Por eso podemos entender el reclamo de los indignados. Las elites nos han engañado muchas veces. Nosotros somos emergentes de una cultura popular que ha sufrido esos engaños y estamos obligados a generar nuestras propias miradas”.
Para Ricardo Forster, el de Sarlo era “un análisis de los medios que pierde de vista la relación con el poder y con la construcción del sentido común. Si uno lee la prensa europea, por lo general la visión de América latina es sesgada, despiadada, hay una intencionalidad muy fuerte, muy poderosa. Si vemos a la BBC, supuestamente un medio excelente, encontraremos miradas muy sesgadas, recordemos a la BBC con la guerra de Irak. O la CNN, me preocupa la visión que tienen esos medios sobre Evo, Chávez, o Cristina”.
Sarlo aclaró: “La BBC cubre muy poco América latina. CNN no salió de mi boca porque en eso vamos a coincidir. Me parece esquemático decir que desde el centro del mundo todo se cubre mal, que Evo es un simio y demás. Hay mucha prensa alemana progresista por ejemplo que cubre muy bien al Tercer Mundo”.
Forster le preguntó entonces: “Yo entiendo eso, pero te pregunto dónde está el poder real, la injusticia. Yo hablé del informe que mostraron –le contestó Sarlo–, no del poder”. Y terció Mariotto en ese punto: “Hay un sesgo para decir que todo lo que se hace en Europa es mejor. El diseño de la legislación argentina sobre medios de comunicación es mejor que la de Europa. No comparto con Beatriz que la BBC tenga que ser la referencia obligada”.
El tono del debate fue el disenso, a veces con tensiones, a veces con humor, pero en general de respeto, tanto por parte de los invitados como de los integrantes del panel. Hubo algunos chispazos por malinterpretación de alguna pregunta, como cuando Mariotto afirmó que no había que discutir “si Clarín le baja línea a Sarlo o Sarlo a Clarín”, que provocó un chispazo y la aclaración. Y otro encontronazo con Orlando Barone que apuntó a la ética del trabajo periodístico, un tema que salió varias veces en la polémica.
Sandra Russo, que había permanecido callada, salió en defensa del programa: “Los informes de este programa no le cambian el sentido de lo que dicen las personas, como hacen en TN o en otros programas de los grandes medios. Puede ser recortado el informe pero no le cambiamos el sentido ni mentimos. No están hechos con mala leche”. Pero Sarlo insistió: “En los informes se descontextualiza”.
“Leí su libro y me pareció entender que usted dice que el papel hegemónico que se denuncia en el caso de Clarín y los grandes medios no es real”, intervino Carlos Barragán y el debate volvió a los medios.
“Yo creo que la influencia de los medios es relativa –afirmó Sarlo–, pensar que Clarín, La Nación o Página inciden tanto cada uno en los procesos políticos es equivocado, no creo que sea tan así. Las encuestas dicen que el 70 por ciento de los argentinos nunca habla de política.”
Otra vez Mariotto argumentó su desacuerdo: “Todos los argentinos hablamos de política, porque la cultura es política, pero como el sentido común tiene determinadas cuestiones, hace ver que aún hablando de política, no lo estamos haciendo. Néstor Kirchner surgió como expresión de una cultura popular que se estaba reconstruyendo afectando el sentido común hegemónico de los medios”.
Forster apuntó en el mismo sentido al señalar las contradicciones del planteo de Sarlo: “En las décadas de los 60 y 70 los medios tenían determinada importancia, pero en la actualidad –lo ha escrito la misma Sarlo– han tomado una importancia mayor. No es que todo el tiempo dicen lo que hay que hacer, se está diciendo que conforman el sentido común sobre el que se toman las decisiones. El papel de los medios de comunicación concentrados es central. Por eso me apasiona lo que está pasando en la Argentina, donde se está discutiendo todo. Se podrán discutir los pro y los contra de un programa como 6 7 8 pero no se puede negar que cumplió un papel de interpelador muy importante”.
Sarlo reconoció ese punto antes de que Mariotto volviera con los argentinos y la política: “Hay un personaje de Osvaldo Soriano que dice ‘nunca me metí en política y soy peronista’, eso era hacer política sin darse cuenta”.
Nora Veiras le recordó que en una entrevista en la revista Debate había dicho que no leía Clarín y Sarlo le respondió que recibe “los tres diarios. Lo que yo dije fue que leyendo La Nación y Página/12 tengo todo el arco de lo que se dice. Había dos lecturas durante el conflicto del campo, que me permitían tener una idea. Pero si quiero leer sobre el Indec en Página/12 no lo puedo hacer”, lo que fue contestado por Veiras con una larga lista de notas de Verbitsky, Wainfeld, De la Torre y otros periodistas que han escrito sobre el tema.
“Cuando en el libro hablo de los políticos que manejan los medios, no hablo de los Kirchner –aclaró Sarlo–, hablo de De Narváez, Macri y Michetti. Me atrae el fenómeno de 6 7 8, aunque sea un programa que no me gusta. El Facebook de 6 7 8 es un fenómeno y lo sigo con mucha atención.” Mariotto replicó entonces que “asignarle a 6 7 8 la popularidad de este gobierno es demasiado. La popularidad ha sido por las políticas de ampliación de ciudadanía. Lo que enamora a la sociedad es esa política. Si sos peronista sos kirchnerista porque se trata de ampliar derechos. Mientras hay compañeros que analizan hay otros que están gobernando”.
En ese sentido, Sandra Russo explicó que “6 7 8 salió y se popularizó porque expresó algo que no estaba en los medios, si se piensa que a Cristina la votó el 45 por ciento”.
Tras un informe muy crítico por la entrega de los premios Martín Fierro, sobre todo uno a Chiche Gelblung, a quien se lo muestra como defensor de represores, Sarlo afirmó que “no tengo nada que cuestionar a ese informe porque vamos a coincidir sobre los Martín Fierro y Chiche Gelblung, pero creo que es importante hablar algo de historia cuando se habla de derechos humanos, porque creo que el acto fundador de la memoria fue el juicio a los ex comandantes. Ese le dio una característica especialísima a la transición democrática argentina”.
Mariotto fue más lejos: “El pasado es un lugar activo que se considera en la memoria desde el hoy. Vemos España y lo analizamos con lo que pasó en Argentina. No se puede hablar de recobrar la democracia en 1983 si no pensamos en el golpe de 1955. Ese juicio a las juntas todos lo celebramos, pero el alfonsinismo fue coquetear con el poder”.
Nora Veiras se refirió a la imposibilidad de investigar o hablar en Clarín sobre la negativa de la viuda de Noble a realizar el análisis de ADN a los hijos adoptivos. En ese punto, Sarlo fue tajante: “Los análisis de ADN tienen que ser hechos”.
“¿Pero cómo puede Clarín premiar a Gelblung?, preguntó Barragán. “Bueno, es la lógica del marketing, así como hace eso, tiene el programa de Tenembaum donde se habla de derechos humanos, sobre la desaparición de Luciano Arruga, por ejemplo.”
El final fue más político, pero más predecible, Sarlo fue muy elogiosa con el proceso político en Santa Fe y fue muy crítica con la elección del candidato del Frente para la Victoria, en la Capital. En ningún caso hubo interna, pero la escritora sólo se refirió al oficialismo. Mariotto se lo recriminó. “Me cansé de hablar de Macri –respondió–, pero quédese tranquilo que no lo voy a votar.”

 Página12

martes, 24 de mayo de 2011

La documentalista chilena Elena Varela habla de su película Newen mapuche

“Hasta nos acusaron de ser terroristas”

En su documental, que se verá hoy en el marco del Festival de Cine de Derechos Humanos DerHumALC, la cineasta da cuenta de la devastación de los territorios mapuches y de la criminalización que sufren los movimientos indigenistas por parte del Estado chileno.

Por Oscar Ranzani
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Newen mapuche podrá verse hoy a las 20 en la Alianza Francesa.
La documentalista chilena Elena Varela siempre tuvo una sensibilidad especial para dar cuenta de las injusticias cometidas contra el pueblo mapuche por parte de los distintos gobiernos del país trasandino. Pero cuando se enteró de que el 12 de noviembre de 2002 la policía mató al joven Alex Lemún, que estaba junto a miembros de su comunidad en un proceso de recuperación de tierras, decidió que era hora de darle visibilidad a lo que estaba sufriendo este pueblo originario. Primero se acercó a tres mujeres con la idea de hacer un documental con entrevistas a las luchadoras sociales de la comunidad. Pero conversando con ellas sobre el proceso que estaban atravesando, las tres se negaron a “hacer una película nada más que sobre mujeres”, cuenta Varela en diálogo con Página/12. Como no contemplaban la idea de género dentro del pueblo mapuche, el trío femenino manifestó que en todo caso tenía que ser un documental sobre el pueblo mapuche y su problema. “Si bien quedó un registro de estas luchadoras, terminó siendo la película Newen mapuche, que es la historia de los conflictos de la comunidad, los presos políticos, sus actores sociales y sus dirigentes”, comenta Varela sobre su documental, que podrá verse hoy a las 20 en la Alianza Francesa (Córdoba 946), como parte de la programación del 13º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos DerHumALC.
A lo largo de dos horas, Varela busca demostrar que lo que “informaban” algunos periódicos no era cierto; es decir, que los mapuches no son terroristas ni violentos y que, en cambio, lo que estaba ocurriendo en Chile era terrorismo de Estado, ya que a algunos miembros de esta comunidad originaria que buscaban recuperar sus tierras ancestrales les aplicaron la ley antiterrorista, recordando los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. El documental de Varela muestra los conflictos entre los mapuches y las empresas forestales, y para ello se vale de entrevistas a lonkos (máxima autoridad mapuche), grupos clandestinos, economistas y ambientalistas que permiten entender que existe una devastación de sus territorios y una criminalización de los movimientos indigenistas. En Newen mapuche quedan expuestas las políticas de represión del Estado chileno y las maneras que esta comunidad adoptó para sostener la resistencia.
En medio de la filmación, la propia Varela fue detenida el 7 de mayo de 2008 y acusada de asalto a dos bancos, de formar parte de un grupo armado revolucionario, de financiar con los fondos de cine a los movimientos sociales y políticos del sur de Chile, cargos por los que, luego de un doloroso y prolongado proceso, resultó absuelta. Como consecuencia de esa medida arbitraria, estuvo detenida nada menos que dos años: cinco meses en una prisión y el otro año y medio con arresto domiciliario. Hasta que recuperó su libertad, el 22 de abril de 2010. “Por una parte, uno siempre está en riesgo cuando está filmando dentro de un conflicto, y toma ciertas precauciones tanto de índole familiar, material y profesional. Pero uno siempre tiene miedo de que le pueda llegar una prisión momentánea que puede ser, por ejemplo, a partir de una manifestación determinada. O incluso puede llegarte una bomba lacrimógena, o tienes que correr, o se te moja la cámara. Pero en este caso fue una acusación a quince años de cárcel. Entonces fue un proceso muy difícil”, relata Varela, quien no duda en afirmar que todo ese invento fue parte de un “montaje policial”, pero que en el juicio los magistrados advirtieron que “no había credibilidad en los fundamentos que tenía la fiscalía ni la policía, y finalmente el proceso se derrumbó”, agrega la documentalista.

–¿Cómo afectó la pérdida del material incautado al momento de su detención en la concreción del documental?

–Afectó mucho, porque produjo obviamente una demora. Si yo hubiese tenido todo el material, habría sido más rápido el proceso. Lo que pasa es que el resto de la filmación que se ve en la película se logró al final del último año en que estuve presa, con arresto domiciliario, en el sur. Allí me dieron para filmar una semana de las cuatro del mes. Armé todo el equipo de nuevo, el gobierno me devolvió el resto de la plata del fondo de subsidio que había ganado. Pero perdí seis años de trabajo de registro.

–¿Por qué se llegó a aplicar la ley antiterrorista contra los mapuches?

–Se explica de la siguiente manera: fue una ley que fue aplicada para perseguir a la izquierda, a los movimientos revolucionarios, aunque no solamente a los revolucionarios: bastaba con que estuvieras en contra de Pinochet. Fue él quien realizó e instaló esa ley en Chile. Después pasó todo el proceso de la vuelta a la democracia, entre comillas: el enemigo ya no era la izquierda. Como la dictadura ya había exterminado a la izquierda y el resto de la Concertación al resto de los que resistían en la idea de instalar la revolución, entonces el enemigo principal para todo el proyecto político-económico era el mapuche. Porque, en el fondo, el mapuche se transformaba en un defensor de su tierra, donde el proyecto decía que se iban a instalar grandes empresas, corporaciones transnacionales. Y esas corporaciones inmensas lo que hacían era aplastar a las comunidades, empobrecerlas, dejarlas sin agua. Causaba un gran impacto social. Entonces, el movimiento mapuche tuvo una resistencia ante la instalación de la represa Ralco. Cuando se instaló Ralco, el gobierno comenzó con la militarización del tema mapuche.

–Pero, ¿cómo llegó el Estado chileno a argumentar los cargos de terrorismo contra integrantes de la comunidad mapuche?

–Cuando se reprimió al pueblo mapuche en la instalación de Ralco, a ellos los sacaron de la tierra con la fuerza y con la militarización. Entonces se empezó a utilizar la Operación Paciencia, con la que hicieron actuar a todos los grupos de inteligencia, se infiltraron en el movimiento observando quiénes eran los que estaban liderando esa reacción frente a la política económica que estaba teniendo el gobierno de la Concertación. Y venían muchas represas. Ellos sabían lo que iban a hacer; los que no sabíamos éramos nosotros, los chilenos, el pueblo mapuche, las comunidades. La manera más rápida que tuvieron fue aplicar la ley antiterrorista. De esa manera hacían parecer que este movimiento era de terroristas que estaban contra las políticas del gobierno democrático, entre comillas, que había luchado contra la dictadura. Lo que pasa con la ley antiterrorista es que te inhabilita y vulnera todos tus derechos.

–El hecho de que algunos mapuches vivan en la clandestinidad, ¿es por una cuestión de supervivencia ya que, si no, los matarían?

–Muchos mapuches viven o vivían en la clandestinidad porque en el proceso en que se aplicó la ley antiterrorista, al principio, se presentaron a los Tribunales de Justicia. Después, cuando se dieron cuenta de que había un aparato detrás, ya no se presentaron más; es decir, renunciaron a la Justicia chilena y ellos exigieron su propia justicia, una justicia concreta y real. Y muchos de ellos pasaron a ser clandestinos y a vivir dentro de las comunidades sin ser hallados, y siguiendo con la defensa de sus tierras, con su liderazgo, con su lucha. Pero muchos han sido hallados, sobre todo los mujeres, porque tienen hijos. Una mujer importante del movimiento mapuche fue encontrada porque llevó al hijo que estaba grave al Hospital de Concepción y la tomaron presa, y la separaron de su hijo para juzgarla por la ley antiterrorista. Y otra murió en la clandestinidad de cáncer de mama, sin poder sostener su salud.

–¿Cuál es la opinión de la sociedad chilena respecto de la persecución contra el pueblo mapuche?

–Hay muchas opiniones. En primer lugar hay un cerco informativo muy grande que se está rompiendo de a poco. Yo diría que, en los últimos tres años, la comunidad nacional tomó conciencia de que, en primer lugar, existía un pueblo mapuche, así como los argentinos no tienen idea de cómo vive el pueblo mapuche en el sur. Hay una indiferencia y un desinterés de parte del Estado por comprender que ellos son un pueblo distinto al nuestro, con una cultura distinta y que hay que respetarlos. Eso por un lado. Y por otro, como explicaba antes, hay un plan económico que pretende lograr el progreso sobre la opresión de estos pueblos. Entonces no conviene que se sepa mucho y hay un cerco informativo.

–Usted recién mencionaba algo de esto: más allá de las banderías políticas, el Estado chileno no reconoce a los pueblos originarios. ¿Se mantuvo o empeoró la situación de los mapuches con el gobierno de Sebastián Piñera?

–No hay ningún cambio. Obviamente que hay una modificación: una consolidación de lo que se venía planteando desde la dictadura hasta acá. Es decir, tuvimos la dictadura militar que instaló el modelo económico, luego tenemos los gobiernos democráticos que lo sostienen y lo incrementan. Y son capaces de aprisionar no sólo al pueblo mapuche, sino al chileno todo para satisfacer la misma corriente que trajo Pinochet hasta el día de hoy. ¿Y qué viene a ser Piñera? El triunfante de todo este proceso. Lo que tenemos hoy en día, en el fondo, es un pueblo oprimido. No estoy hablando solamente del mapuche. Este es obviamente el más oprimido, porque están oprimiendo su cultura, su manera de ver. Lo que pasa con Piñera es que en el fondo se consolida lo que Pinochet sembró.

–¿Cómo fue la reacción del público de su país cuando se estrenó su documental en Chile?

–No se ha estrenado todavía. Se hizo un preestreno después de que yo salí de la cárcel. Había unos presos en huelga de hambre y se hizo el preestreno con el objetivo de apoyarlos. De hecho terminé apurada la película, con la idea de apoyarlos. Y fue mucha gente a verla. Y se ha mostrado cuatro o cinco veces en distintas regiones de Chile. Siempre es la misma reacción: primero sienten una impotencia gigante, dolor, sensibilidad. Y se acuerdan de la dictadura militar. También a mucha gente le duele darse cuenta de que durante tanto tiempo vivieron ignorantes o indiferentes frente a una realidad. Esperemos que en julio se estrene comercialmente.

Página12

domingo, 22 de mayo de 2011

Las Abuelas pueden esperar tranquilas

Por Martín Granovsky
 
En la Cámara de Representantes (diputados) de los Estados Unidos, 214 miembros pasarán a la historia por haberse negado a desclasificar documentos de inteligencia que ayuden a identificar nietos secuestrados en la dictadura argentina. A la cabeza estuvo el republicano Mike Rogers, diputado por Michigan y presidente de la Comisión de Inteligencia. Su argumento: “Tenemos que dedicarnos de lleno a Al Qaida. El tema de la Argentina puede esperar. Ya esperó 25 años. Unos años más no harán la diferencia”.
Maurice Hinchey, veterano de la Marina, opositor de la guerra de Irak del 2003 y diputado por Nueva York, fue el autor del proyecto de desclasificación y encabezó la minoría de 194 miembros que perdió la votación. Ni Rogers ni su staff contestaron las preguntas enviadas por este diario.
Consultado por Página/12, un vocero de Hinchey dijo ayer por la tarde: “No hay ninguna razón para sospechar que la iniciativa de Hinchey podría significar un problema para los esfuerzos en la lucha actual contra el terrorismo. Pensar eso sería ridículo”. Hinchey había piloteado una iniciativa similar para Chile en 1999. Tuvo éxito: los organismos de Inteligencia desclasificaron entonces 24 mil documentos que fueron útiles a la Justicia chilena.
En la Cámara baja la mayoría demócrata es de 240 contra 192 republicanos. El voto sobre la Argentina, de 214 contra 190, revela que además de los ausentes no todos los demócratas votaron por el proyecto de Hinchey. En el caso argentino, el Departamento de Estado (Cancillería) ya desclasificó un pelotón de documentos. Hinchey buscaba que hicieran lo mismo la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Oficina de Investigaciones Federales (FBI).
También los argumentos de Hinchey quedaron registrados para la historia de los derechos humanos. Esta fue la secuencia de su argumentación en la Cámara de Representantes:
- La Argentina y otros regímenes militares del Cono Sur realizaron la Operación Cóndor, que consistió en la captura y el asesinato de disidentes a través de las fronteras.
- La mayoría de los 30 mil desaparecidos fueron torturados y arrojados al agua.
- “Durante la dictadura, cientos de chicos nacieron en cautiverio y fueron entregados a miembros de las fuerzas de seguridad, mientras que sus madres presuntamente eran asesinadas.”
- “Se descubrió la identidad de muchos de estos chicos, pero la mayoría no se conoce.”
- “Dada la relación estrecha (de los Estados Unidos) con sus contrapartes argentinas de las comunidades de inteligencia, seguridad y militar, es probable que la documentación de la comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos contenga información de gran valor útil para apoyar las nuevas investigaciones sobre la búsqueda de los hijos de los ‘desaparecidos’.”
- “Recomiendo que la Cámara se dirija al director nacional de Inteligencia para que suministre a los paneles de inteligencia de la Cámara y del Senado información relacionada con las violaciones a los derechos humanos del gobierno militar en la Argentina y que también sirva para echar algo de luz sobre los niños nacidos en cautiverio.”
- “Miles de familias esperaron más de 30 años para conocer el destino de sus seres queridos y hoy tenemos la oportunidad de hacer una contribución significativa a la verdad y a la justicia y ayudar el cierre de un capítulo problemático de la historia argentina.”
En su refutación de Hinchey, Rogers admitió que se trataba de un “asunto particularmente difícil en la Argentina” y que tal vez un pedido como el de su colega por Nueva York “pudiera aportar cierta información que terminara atenuando las heridas”. El problema, para el republicano por Michigan, es que aceptar el criterio de Hinchey “dañaría el esfuerzo actual de lucha contra el terror”. ¿De qué modo? Así: “Podría desviar a la comunidad de inteligencia de su misión de proteger a los Estados Unidos y nuestros intereses respecto de las amenazas actuales”. Y así: “Cuando uno piensa sobre qué difícil es obtener algo de información e identificar un alias en árabe, se da cuenta de que el aparato entero de inteligencia estuvo años tratando de desarrollar la pista que nos permitió traer a Osama bin Laden a la Justicia”. En su negativa a ayudar a las Abuelas, Rogers argumentó que la comunidad de Inteligencia reclama “más analistas y más recursos humanos”. Para él la iniciativa de Hinchey, “a pesar de su buena intención”, sería un perjuicio porque absorbería “recursos para un problema que tiene 20 o 30 años de antigüedad”.
“Lo lamento, pero hoy no podemos darnos ese lujo”, dijo Rogers. “La comunidad de inteligencia está preocupada porque los próximos seis meses serán cruciales y Al Qaida buscará retomar posiciones luego de haber perdido a su líder inspirador y sus puestos operacionales para lanzar un nuevo ataque. Tenemos que dedicar cada minuto de nuestro día a identificar a los que quieren matar norteamericanos o a ciudadanos de nuestros aliados.”
Agregó Rogers que “no es momento de interrumpir a nuestros analistas en contraterrorismo, a nuestros oficiales, a la CIA o a cualquiera de nuestras agencias de inteligencia ocupados en combatir a Al Qaida y ponerlos en actividades que sucedieron en la Argentina 25 años atrás”. Hinchey no se dio por vencido. Dijo que no era verdad que su proyecto tuviera algún costo significativo. “La operación (Cóndor) ocurrió en el pasado. La información que queremos obtener está disponible ya mismo. No insumirá recursos importantes y puede conseguirse muy muy rápido. Lo que pasó en la Argentina debe corregirse. Fueron hechos violentos que afectaron profundamente a la sociedad y se dieron en el contexto de muchas, muchísimas familias, muchas de ellas completamente inocentes. Los perjuicios fueron desastrosos. Lo que proponemos se puede realizar con facilidad y rapidez y la última vez que lo planteamos fue una iniciativa apoyada por todos de manera unánime.”
El diputado por Nueva York pidió a la oposición republicana que reconsiderase su postura. “Piensen bien en esto, en cuán importante es para la Argentina y para los Estados Unidos y con qué facilidad puede llevarse a la práctica. Nadie lo objetaría. Necesitamos hacerlo. Es algo honesto y será positivo, además de efectivo.”
Cuando consiguió por última vez el uso de la palabra, Rogers aludió a su propia experiencia. Con todo respeto por la pasión demostrada por Hinchey, contó que él mismo fue agente del FBI y sabe lo que significa un minuto para un oficial. “Es un minuto que se quita de un caso, de la búsqueda de información, de una investigación, del tiempo de alguien que trabaja como analista u opera en el terreno para conseguir datos y procesarlos.”
Fue en ese punto de su respuesta que Rogers dio su opinión en el sentido de que la restitución de chicos hijos de padres secuestrados y asesinados podía esperar, porque ya había pasado mucho tiempo. “Es probable que los próximos años no marquen una diferencia para este tema, pero sí serán importantes para la vida o la muerte de ciudadanos norteamericanos a manos de Al Qaida”, dijo. El presidente de la Comisión de Inteligencia dijo tener la esperanza de que el caballero, es decir Hinchey, no piense que él condena su esfuerzo. Simplemente, se trata de una cuestión de “prioridades de seguridad nacional”.
El proyecto original del diputado por Nueva York pedía información y documentos sobre la Secretaría de Inteligencia del Estado, el batallón de Inteligencia 141 de Córdoba, el 601 del Estado Mayor, el 121 de Rosario, y también detalles sobre operaciones de colaboración con fuerzas de Brasil, Paraguay, Uruguay. Sobre los chicos nacidos en cautiverio, solicitaba información disponible que diera cuenta de los campos de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada, Automotores Orletti, La Perla, Campo de Mayo e Institutos Militares. Si la comunidad de Inteligencia se rehusara a desclasificar un documento, Hinchey quería saber de qué manera ese documento podía herir la seguridad nacional de los Estados Unidos. Pero Rogers y 213 diputados más opinaron que las Abuelas tienen tiempo y pueden esperar.
 
Página12