domingo, 29 de abril de 2012

Últimas noticias sobre el kirchnerismo



Vélez fue una convocatoria a la unidad de los jóvenes y un fuerte llamado a la institucionalización del proceso kirchnerista. La presidenta advirtió que los líderes no son eternos y que la juventud es la única heredera.  


Hernán Brienza




El discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner significó la convocatoria a la unidad de los jóvenes y, al mismo tiempo, un fuerte llamado a la institucionalidad del proceso kirchnerista comenzado hace poco menos de nueve años. El viernes, en Vélez, sus palabras tuvieron un eco distante del célebre trasvasamiento generacional que siempre mantiene en vilo al movimiento nacional y popular, siempre tan sensible a las sucesiones políticas. La presidenta apeló a la perspectiva histórica para advertir a las más de 100 mil personas que escuchaban emocionadas sus palabras que los líderes no son eternos. Y que son los jóvenes los únicos herederos del kirchnerismo. También durante su alocución volvió sobre la reivindicación pública de todos los hechos producidos en esta clara cuarta etapa histórica del movimiento nacional y popular en la Argentina, tras el federalismo, el yrigoyenismo y el peronismo.
Se impone, tras el primer acto masivo exclusivamente kirchnerista –es decir sin convocatoria de la CGT ni del PJ orgánico, sino solamente de agrupaciones nacidas al calor de esta nueva etapa– una revisión de la naturaleza y perspectiva del proceso originado en el ámbito nacional el 25 de mayo de 2003. Incluso la elección de la fecha de la convocatoria, el 27 de abril en vez del 11 de marzo, posee un llamado fundacional y fundante: debía tratarse de un día que ya no estuviera significado por el peronismo histórico, porque lo que se buscaba era diferenciar claramente que se trataba de otra cosa, que era una continuidad pero que debía tener sus símbolos, sus calendarios y sus imágenes propias.
Mucho se ha hablado de la fecha de nacimiento del kirchnerismo. Mientras el convencionalismo de los candelarios lo sitúa en aquel vibrante discurso de asunción de Néstor Kirchner en mayo de 2003, otros –Roberto Caballero, el director de Tiempo Argentino, por ejemplo– sostienen que nació el 27 de octubre de 2010, la fecha en que murió el ex presidente y la gente se volcó masivamente a la calle a llorar a su líder y conductor. En mi opinión personal, me es muy difícil poner una fecha fundacional. Más bien creo que se trata de una actitud. El kirchnerismo se constituyó como tal alrededor de la noche del 29 de junio de 2009, tras la derrota electoral de las legislativas. Es decir, en el momento en que le demostró a la sociedad su verdadera naturaleza.
Esos meses posteriores a la derrota tuvieron su simbología literaria. El kirchnerismo, con su batería de leyes transformadoras –Aerolíneas, AFJP, AUH, entre otras– se pareció a esa noche luminosa de la literatura argentina en que Martín Fierro se batía a muerte, en clara desventaja numérica, con los milicos de la partida. Néstor y Cristina, en ese segundo semestre del 2009, combatieron como valientes frente a todo el sistema político, económico y mediático –los partidos políticos, la Sociedad Rural, Clarín y La Nación– para morir con las botas puestas. Ese gesto de entereza personal puso a gran parte de la sociedad que miraba con buenos ojos lo que el matrimonio había hecho hasta allí en una disyuntiva existencial como al Sargento Cruz: ¿debía dejar que se matara así a un par de valientes?
La respuesta contundente se escuchó por primera vez en el Bicentenario. El pueblo –metáfora inversa del Sargento Cruz– no iba a permitir que se matara a los valientes.
El kirchnerismo es eso. O al menos esa es su naturaleza constitutiva. Lo demás es administración. Como podría decir Evita: el kirchnerismo será transformador o no será nada. Por eso su lema es “Nunca Menos”. Y conviene tomar nota que cuando más cambios introduce en la sociedad, más legitimidad alcanza en las filas propias y ajenas. La estatización de YPF lo demuestra taxativamente. Alcanzó niveles de popularidad nunca antes registrados desde la instauración democrática en 1983, comparados quizás a la decisión de juzgar a la Juntas Militares por Raúl Alfonsín.
Respecto de YPF, hay dos datos importantes. El primero es tratar de confirmar si este tercer mandato kirchnerista es institucionalizador y al mismo tiempo reestructurador del andamiaje económico, político y social –la Carta Orgánica del Banco Central, la reforma del Código Civil, ¿la reforma constitucional?– de nuestro país. Y el segundo es determinar que la estatización de la petrolera fue un empujón fundamental en la autoestima nacional de los argentinos y argentinas, que se relaciona, una vez más, con ese “Argentinazo Cultural”, como lo definió Jorge Coscia, que fue el Bicentenario. Porque aquellas jornadas de Mayo de 2010 fueron justamente el paroxismo del orgullo nacional de millones y millones de personas que demostraron sentirse a gusto –cosa no muchas veces vista– con su argentinidad. Con YPF pasa algo similar. Obviamente, su estatización responde a una medida de racionalidad económica y soberanía política, pero su carga emocional también la convierte en un hito histórico.
El kirchnerismo combina los tiempos serenos con procesos de transformaciones profundas. Los primeros sirven para extender su legitimidad hacia otros sectores de la sociedad que tienen otras identidades ideológicas. Los segundos para recordarles a los propios el por qué de su existencia política. Y también para recordárselo a los ajenos. Porque por ejemplo:
¿Qué pensarán tras la nacionalización de YPF aquellos hombres y mujeres que por distintas razones se alejaron del kirchnerismo?
¿Se puede seguir corriendo por izquierda a la presidenta sin cometer un papelón político?
¿Cómo explica ahora un dirigente obrero, un diputado justicialista histórico o incluso un personaje del viejo peronismo combativo que está en contra del gobierno que recuperó YPF para la mayoría de los argentinos? ¿No deberían rever públicamente sus posiciones?
¿Cuán patético queda hoy Pablo Micheli –quien al final de cuentas no pudo siquiera garantizar elecciones democráticas en su propia CTA– amenazando con paros, movilizaciones, cortes de calles al gobierno más progresista de los últimos 60 años?
¿Cuán mezquinos quedan los dirigentes de partidos minoritarios que en nombre de principios maximalistas tronchan las principales avenidas de la ciudad tomando de rehenes a millones de trabajadores ,exigiendo mejoras laborales de 87 pesos con 52 centavos?
¿Por qué la CGT no estuvo presente –y la pregunta es dolorosísima– en el acto de mayor convocatoria del movimiento nacional y popular de apoyo al gobierno que nacionalizó YPF?
El acto del viernes abrió muchísimas preguntas pero también tuvo un significado cierto. El kirchnerismo organizado –sumado a los adherentes espontáneos– no necesita de nadie para movilizar a miles de personas y llenar las calles. Es necesario. Posiblemente no sea suficiente para tiempos duros. Pero alcanza y sobra para los tiempos que corren.
Por último, Cristina Fernández, la mujer que la historia se encargará de reconocer en toda su dimensión, aseguró que los jóvenes “son los custodios del legado histórico”. Perdonen que concluya esta nota con un dejo un tanto melancólico, pero sus palabras me trajeron una música de lejos. Me recordó a aquellas viejas palabras peronistas de “mi único heredero es el pueblo”. Debe ser que estoy un poco viejo ya. Por lo pronto, lo cierto es que, hoy por hoy, Cristina es para miles y miles de jóvenes “la única heroína en este lío”.

TIEMPO ARGENTINO     

Por qué no lo expropiaron a Eskenazi


RAZONES POR LAS CUALES EL GOBIERNO SOLO AVANZO SOBRE REPSOL EN YPF

La oposición sostiene que fue para “favorecer a los amigos”. En cambio, razones de orden político, práctico y hasta jurídico justifican la decisión oficial.

Por Raúl Dellatorre
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Enrique Eskenazi, cabeza del grupo Petersen.
Desde diversos sectores de la oposición partió el cuestionamiento hacia la forma de expropiación elegida por el gobierno nacional. ¿Por qué el 51 por ciento de acciones pertenecientes al grupo Repsol y no avanzar sobre las del Grupo Petersen? ¿Era una forma de “proteger a los amigos”, aludiendo a la familia Eskenazi? Hasta las autoridades de Repsol, con Antonio Brufau a la cabeza, utilizaron el argumento para hablar de “discriminación” en su contra respecto de otros accionistas. Algunos especialistas cercanos a la definición de la forma de expropiación sostienen lo contrario. “La fórmula de la expropiación está lejos de beneficiar al grupo Eskenazi”, sostienen, y lo fundamentan. Además, los hechos y los números demuestran que la familia Eskenazi no saldrá bien parada de la resolución del cambio de manos del control del capital de YPF. Para el Estado, en cambio, la opción elegida aparece –a la luz de no pocos analistas– como la más conveniente.
El análisis de “por qué las acciones de Repsol sí y las de Eskenazi no” podría partir de dos enfoques. Uno, desde la necesidad de tomar el control de la compañía y la solución más eficaz para lograrlo. Otro, desde la situación legal del accionista (y el paquete de acciones) a ser expropiado.
Desde el primer enfoque, es decir planteado por el objetivo de recuperar el control de YPF, la solución adoptada –según observadores ajenos al Gobierno– se resolvió con un sentido práctico y político. Si el grupo controlante, Repsol, fue además el responsable de la política de la empresa desde la privatización hasta ahora, con los resultados conocidos, era lógico (políticamente) ir sobre él. Si además ese grupo ostentaba la propiedad de más de la mitad del capital (57,5 por ciento), expropiar sólo el 51 por ciento de ese único accionista despejaba la operación (desde un punto de vista práctico) de los inconvenientes que podría haber generado avanzar sobre los activos de pequeños accionistas, fondos de inversión extranjeros, otros tenedores institucionales del país y del exterior, además del paquete en manos de Eskenazi, con las dificultades que se explican más adelante en esta misma nota. Es fácil de suponer los cuestionamientos judiciales que tal operación “masiva” hubiera provocado en los tribunales de Estados Unidos o con organismos bursátiles del país y el exterior. El “mano a mano” de la actual disputa con Repsol (y el gobierno español, podría agregarse incluso) es infinitamente más sencillo que aquella otra alternativa. Tanto en sentido práctico como político. La solución hallada resuelve el control del paquete accionario y –a través del decreto de intervención– el control inmediato de la gestión de YPF.
El segundo enfoque consiste en analizar la situación en que se encuentra el 25 por ciento del paquete en manos (¿en manos?) del grupo Eskenazi. Repasando el origen del ingreso de Eskenazi a YPF, cabría recordar que se concretó en dos operaciones: una primera compra del 14,9 por ciento del paquete a Repsol por un valor estipulado de 2235 millones de dólares, y una segunda compra de otro 10 por ciento (ya el año pasado) por valor de 1400 millones. En la primera operación, el grupo Eskenazi apenas aportó 100 millones de dólares, por el resto se asumió una deuda de 1018 millones de dólares con un pool de bancos (Crédit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas e Itaú) y un préstamo del propio vendedor del paquete, Repsol, por 1017 millones. Por la segunda operación, Eskenazi (o grupo Petersen) se endeudó por el total, repartido en 670 millones con otro pool de bancos (Itaú, Standard Bank, Credit Suisse, Santander y Citi) y 730 millones otra vez con Repsol.
De ese conjunto de deudas, Eskenazi apenas pagó con su participación en los dividendos de YPF de los últimos años aproximadamente 600 millones de dólares al primer pool de bancos, arrastrando a la fecha una deuda de 1170 millones de dólares con los bancos y 1747 millones con Repsol (esta última no acumula intereses). Las acciones de Eskenazi, como consecuencia de estas operaciones no saldadas, están caucionadas a favor de los bancos acreedores en un caso y puestas como garantía en el caso del acuerdo con Repsol en otro, a cuyas manos volverían en caso de no ser cancelado el préstamo. Es decir que, salvo por el estrecho margen correspondiente a los 100 millones de dólares aportados inicialmente y los 600 millones cancelados con posterioridad, Eskenazi no tiene disponibilidad sobre el 25 por ciento del paquete ni, en rigor, tan siquiera podría ser considerado “dueño de pleno derecho” de las acciones.
¿Qué habría pasado si el gobierno nacional hubiera decidido expropiar las acciones del grupo Petersen? En principio, no podría haber capturado acciones que en la práctica no están en manos del grupo, sino caucionadas por los bancos acreedores o atadas en garantía a favor de Repsol en otro. ¿Podría haber avanzado sobre ellas sin reparar en manos de quién están? De hacerlo, el Estado habría quedado prisionero de una controversia jurídica en cuanto a los derechos de cada parte, respecto de quién es el titular de las acciones y otras cuestiones que hubieran llevado, en definitiva, a un enredo todavía más complicado que el que se hubiera derivado de expropiar el 100 por ciento de las acciones, apuntado más arriba.
¿Cuál es la consecuencia para el grupo Petersen por la expropiación del 51 por ciento, respecto del resultante de haber sido incluido su paquete en la expropiación? La toma de control de YPF por el Estado implica que, de aquí en más, las utilidades se destinarán prioritariamente a reinversiones y no a la distribución de dividendos, con lo cual se le cancela el principal recurso (o el único) con el que contaba para pagar su deuda por la compra de las acciones. Según los observadores, no hay dudas de que terminará perdiendo las acciones. “Y parte de ellas terminarán en manos del Estado, o de YPF, con el que el grupo Eskenazi también arrastra deudas”, apuntó a este diario un destacado funcionario. Si, en cambio, el Estado hubiera expropiado sus acciones, le habría dado al grupo Petersen un argumento para discutir judicialmente si le hubiera correspondido hacerse cargo de los compromisos con los acreedores o si, por el contrario, éstos pasaban a manos del “nuevo dueño” del paquete.
“Lejos de beneficiarse, el grupo Eskenazi sale peor parado en la solución adoptada que en cualquier otra alternativa que hubiera elegido el Gobierno”, sostuvo, con sobrados fundamentos, un especialista en análisis de empresas. Paradójicamente, la “solución” planteada por algunos sectores de la oposición que denuncian “connivencia” del Gobierno con el grupo Eskenazi hubiera terminado siendo la más favorable para este último.

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Un golpe a Netanyahu



Por Juan Gelman
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“Irán avanza paso a paso al lugar que le permitirá decidir si fabrica una bomba nuclear. Aún no ha decidido recorrer el camino hasta el final.” Esta afirmación no proviene de cualquiera: la formuló el teniente general Benny Ganza, jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en una entrevista que concedió al periódico israelí Ha’aretz. No es exactamente lo que opina el primer ministro Benjamin Netanyahu (www.haaretz.com, 25-4-12).
El día de la conmemoración del Holocausto, el premier israelí centró su discurso en la “amenaza existencial” que representa Irán. Rechazó las duras críticas de que fue objeto por relacionar ambos temas: “Temer a la verdad, que hay hoy en día quienes también buscan destruir a millones de judíos, es faltarle el respeto al Holocausto e insultar a sus víctimas”. Es el argumento victimista que el gobierno sionista reitera para justificar su voluntad bélica. Y otras voluntades.
El general Ganza mostró optimismo en el resultado de las negociaciones que el grupo P5+1 realiza con Irán, cuya primera etapa finalizó la semana pasada. Señaló que las instalaciones nucleares iraníes no son a prueba de bombas y que Teherán es consciente de ello. “Si el líder religioso supremo, el ayatolá Alí Jamenei quiere, alentará la obtención de una bomba nuclear, pero antes deberá tomar la decisión. Sucederá si Jamenei cree que será invulnerable a la respuesta. Sería un error enorme y no creo que desee llegar hasta allí. Pienso que la conducción iraní está integrada por gente muy racional.”
El jefe de las FDI parece señalar varias cosas: 1) que Irán anda lejos de una bomba nuclear, tal como saben los 16 servicios de inteligencia de EE.UU. y sin duda el Mossad, el más penetrante, si no el mejor, de esa clase de servicios; 2) que la histeria de Israel y su seguridad de que el programa nuclear de Irán se orienta definitivamente a obtener la bomba están fuera de lugar; 3) que quien dirige Irán es el máximo líder islamita –quien domina el 75 por ciento del Parlamento desde las elecciones el 2 marzo– y no el vociferante presidente Mahmud Ahmadineyad, gran derrotado en esos comicios, que niega la verdad del Holocausto y quiere borrar del mapa a Israel; 4) que Jamenei es “muy racional” y se abstendría de producir armas nucleares. Una visión muy diferente de la que propagandiza Netanyahu.
Irán aceptó la propuesta de Obama de iniciar conversaciones sobre su programa nuclear y el sábado 14 de abril tuvo lugar la primera ronda en Estambul. Representantes del P5+1, formado por los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU –EE.UU., Gran Bretaña. Francia, Rusia y China– más Alemania se reunieron con la delegación iraní encabezada por Saeed Jalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad nacional, en conversaciones que funcionarios de la Unión Europea calificaron de “constructivas” y “positivas”. Fuentes del lado iraní, sin embargo, señalaron que era prematuro juzgar el clima del diálogo antes de escuchar los puntos de vista de cada parte (www.presstv.ir, 14-4-12). Netanyahu se enojó.
El primer ministro israelí dijo que Irán obtuvo “un regalo” de las potencias occidentales que le permitirá seguir enriqueciendo uranio durante cinco semanas, ya que la segunda ronda se realizará el 23 de mayo en Bagdad (//latimesblog.latimes.com, 15-4-12), y exigió que Irán detenga ese proceso y entregue todo su uranio, condición imposible para Teherán. Pedir lo imposible entraña el riesgo de no obtener lo necesario, decía Napoleón.
En esta primera ronda las partes acordaron que Irán, en tanto que Estado parte del Tratado de No Proliferación Nuclear de la ONU (NPT, por sus siglas en inglés), está obligado a probar que su programa nuclear sólo tiene fines pacíficos, como afirma. Si así lo hiciera, tendrá derecho a un programa de energía nuclear para usos civiles. También decidieron disipar la preocupación internacional acerca del programa iraní mediante un proceso gradual de construcción de confianza y sobre una base recíproca (www.worldpoliticsreview.com, 16-4-12). La pregunta es en qué se basará tal proceso.
Se sugiere, por ejemplo, que si detiene su enriquecimiento de uranio, que llegaría al 20 por ciento, y retira de su territorio el material enriquecido, la comunidad internacional, a su vez, proveería a Irán de combustible nuclear para su reactor de uso medicinal o aliviaría las sanciones que ya le ha impuesto. No deja de ser una contradicción: si los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica comprueban que el programa iraní es claramente pacífico, ¿por qué aplicarle sanciones y por qué retirarle el uranio enriquecido?
Es, de todos modos, alentador que se intente resolver el problema mediante negociaciones diplomáticas en vez de los bombardeos que anunció hace tiempo Netanyahu. El general Gantz cree que serán fructuosas. Su jefe no quiere esperar.
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jueves, 26 de abril de 2012

Se equivocan de nuevo



Por Mark Weisbrot *

La decisión del gobierno argentino de renacionalizar YPF ha sido recibida con gritos de indignación, amenazas, previsiones de rabia y ruina, y además algo de insultos groseros en la prensa internacional. Hemos escuchado todo esto antes. Cuando el gobierno argentino no pagó su deuda a fin de 2001, y entonces devaluó su moneda un par de semanas más tarde, todo era negro y lleno de pesimismo en los medios de comunicación. La devaluación provocaría inflación fuera de control; el país se enfrentaría a una crisis de balanza de pagos por no ser capaz de conseguir préstamos y la economía bajaría en espiral hacia una recesión más profunda. Nueve años después, el PIB real de Argentina ha crecido aproximadamente 90 por ciento, el crecimiento más rápido en el hemisferio. El empleo se encuentra en niveles record y tanto la pobreza como la pobreza extrema se han reducido en dos tercios. El gasto social, ajustado por la inflación, se ha casi triplicado.
Todo esto forma parte probablemente de las razones por las que Cristina Kirchner fue reelegida en octubre pasado en una victoria aplastante. Por supuesto, aquí en Estados Unidos esta historia de éxito rara vez se cuenta, sobre todo porque involucró la revocación de muchas de las fracasadas políticas neoliberales –respaldadas por Washington y el Fondo Monetario Internacional– que llevaron al país a la ruina durante su peor recesión, la de 1998-2002. Ahora el Gobierno está revocando otra fracasada política neoliberal de la década del ’90: la privatización de su industria de petróleo y gas.
Hay razones sólidas para tomar este paso y es más probable que el Gobierno vaya a demostrar que está en lo cierto una vez más. Repsol, la compañía petrolera española que actualmente es dueña del 57 por ciento de YPF, no ha producido lo suficiente para mantenerse al nivel del crecimiento rápido de la economía argentina. De 2004 a 2011, la producción de petróleo disminuyó casi un 20 por ciento y el gas un 13 por ciento, con YPF responsable por mucho de esta situación. Y las reservas probadas de la compañía de petróleo y gas también han disminuido sustancialmente en los últimos años. El retraso en la producción no es sólo un problema en términos de satisfacer las necesidades de los consumidores y las empresas, también es un serio problema macroeconómico.
El déficit en la producción de petróleo y gas ha llevado a un aumento rápido en las importaciones. En 2011 éstas se duplicaron con respecto al año anterior a 9400 millones de dólares, anulando una gran parte del superávit comercial de Argentina. Una balanza comercial favorable ha sido muy importante para el país desde su default en 2001. Debido a que el Gobierno está en su mayoría excluido de los préstamos de los mercados financieros internacionales, debe tener cuidado de contar con las divisas suficientes para evitar una crisis de balanza de pagos. Esta es otra razón por la que ya no puede correr el riesgo de dejar la producción y gestión de energía para el sector privado.
¿Por qué la indignación contra la decisión de Argentina de tomar –a través de una compra forzada– una participación de control en la que por la mayor parte de la historia de la empresa fue la compañía petrolera nacional? México nacionalizó su petróleo en 1938 y –al igual que una serie de países de la OPEP– aún no permite la inversión extranjera en petróleo. La mayoría de los productores de petróleo y gas en el mundo –desde Arabia Saudita a Noruega– tienen las empresas estatizadas. Las privatizaciones de gas y petróleo en la década del ’90 fueron una aberración, el neoliberalismo vuelto loco. Aun cuando Brasil privatizó parte de las empresas estatales en la década del ’90, el gobierno mantuvo el control mayoritario de Petrobras.
Mientras América latina ha logrado su “segunda independencia” en la última década y media, el control soberano sobre los recursos energéticos ha sido una parte importante de la recuperación económica de la región. Bolivia renacionalizó su industria de hidrocarburos en 2006 y los ingresos de los hidrocarburos aumentaron de menos del 10 por ciento a más del 20 por ciento del PIB (la diferencia sería alrededor de dos tercios de los ingresos actuales del gobierno de Estados Unidos). Ecuador, bajo Rafael Correa, aumentó su control del petróleo y su participación en la producción de las empresas privadas.
Argentina está poniéndose al día con sus vecinos y el mundo y revocando los errores del pasado en esta área. En cuanto a sus detractores, están en una posición débil para ponerse a tirar piedras. Las agencias de calificación amenazan bajar la nota de Argentina. ¿Debería alguien tomarlas en serio después de que dieron unas calificaciones AAA a basura sin valor que estaba respaldada por hipotecas durante la burbuja inmobiliaria y luego fingieron que el gobierno de Estados Unidos podría realmente no pagar su deuda? Y en cuanto a las amenazas de la Unión Europea y el gobierno derechista de España, ¿qué han hecho bien últimamente, con Europa atrapada en su segunda recesión en tres años, casi a la mitad de una década perdida y con un desempleo del 24 por ciento en España?
Es interesante que Argentina haya tenido un notable éxito económico en los últimos nueve años, mientras recibe muy poca inversión extranjera directa y es en su mayor parte rechazada por los mercados financieros internacionales. Según la mayoría de la prensa de negocios, éstos son los dos grupos más importantes que cualquier gobierno debe complacer. Sin embargo, el gobierno argentino ha tenido otras prioridades. Tal vez ésa sea otra razón por la cual Argentina recibe tanta lluvia de críticas.
* Codirector del Center for Economic and Policy Research, en Washington.

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Un Estado recuperado



Por Daniel Filmus *
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Los altos niveles de acuerdo que concitó la nacionalización de YPF ponen de manifiesto que uno de los principales éxitos del proceso iniciado en el 2003 por Néstor Kirchner y continuado por Cristina ha sido cultural: la recuperación por parte del pueblo argentino de la concepción de que el Estado debe jugar un papel preponderante en la conducción tanto del modelo de desarrollo económico-social, como en la gestión de los recursos que son imprescindibles para asegurar su continuidad y profundización.
Ello implicó una tarea sumamente compleja: revertir el núcleo central del modelo cultural neoliberal que se comenzó a implementar a partir de la dictadura militar genocida que se instaló en el poder en 1976.
Sobre fines del año 1982 tuve la oportunidad de dirigir una de las primeras investigaciones de opinión pública con vistas a las elecciones de 1983. Este trabajo llegó a dos conclusiones que nos llamaron poderosamente la atención. Respecto a lo electoral, los datos mostraron que por primera vez la UCR, con Raúl Alfonsín como candidato, podía ganar una elección sin proscripciones. Respecto a lo ideológico, la encuesta permitió observar que la población mayoritariamente había perdido su confianza en el Estado y pedía la privatización de las empresas públicas. Este fue quizás uno de los escasos triunfos de la dictadura que se retiraba derrotada.
Como es sabido, la dictadura argentina, a pesar de su política neoliberal, no privatizó empresas públicas. Colocó en su dirección integrantes de las FF.AA. que se enriquecieron en sus cargos y llevaron adelante una estrategia destinada a profundizar sus niveles de burocratización e ineficiencia. Los datos muestran que durante los años del “Proceso” cayó el número de trabajadores industriales, pero aumentó el número de empleados públicos. La dictadura transformó el “Estado de Bienestar” que se conformó a mediados del siglo XX, en “Estado de malestar”. Contra este Estado, incapaz de conducir eficientemente la gestión de los teléfonos, la electricidad, los trenes, el petróleo, los aviones, el agua, el correo, etc., es que la población manifiestó su opinión contraria y comenzó a mirar con buenos ojos la privatización de las empresas públicas.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín no se pudo revertir esta situación y se profundizó la crisis del Estado, al mismo tiempo que se amplió fuertemente la espiral inflacionaria y el déficit comercial y fiscal. Ello permitió que el gobierno de Carlos Menem encontrara un campo propicio para legitimar ideológicamente con un amplio consenso social su avance hacia la enajenación y desnacionalización del patrimonio público y hacia la entronización del mercado como actor excluyente y fundamental.
Casi diez años después del colapso de este modelo cristalizado en la imagen de la huida en helicóptero de De la Rúa y el “que se vayan todos” ganando las calles, las políticas llevadas adelante por Néstor y Cristina permitieron que se recobrara masivamente la confianza en el Estado.
Por supuesto, en este cambio de mirada sobre el Estado, la sociedad ha tenido en cuenta distintos factores, entre los cuales se encuentra la de un lugar cada vez más central para la política y la discusión ideológica pública que ello conlleva. Pero nos animamos a proponer que ha sido la experiencia concreta acerca del papel del Estado en los últimos años lo que revirtió la concepción predominante hasta el 2003. La nacionalización de YPF se inscribe en la creciente importancia del Estado en la producción, distribución de bienes y servicios y en la conducción del proceso político y social que tuvo numerosos antecedentes: la renegociación del la deuda externa y el desendeudamiento con el FMI, la nacionalización de AySA, Correos, Aerolíneas Argentinas, los fondos de las AFJP, las políticas activas para la recuperación de la industria y el trabajo, el exponencial incremento de la inversión en educación, la movilidad jubilatoria, la AUH, el nuevo papel del Banco Central, entre otras medidas. Esta experiencia permite visualizar un importante avance hacia la construcción del modelo de Estado que Néstor Kirchner esbozó en su discurso inaugural el 25 de mayo del 2003: “Se trata de promover políticas activas que permitan el desarrollo y el crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y una mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá, el Estado cobra un papel principal, en el que la presencia o ausencia de Estado constituye toda una actitud política... el Estado deberá poner igualdad allá donde el mercado excluye y abandona”.
En gran medida, los partidos de la oposición acompañan la nacionalización de YPF porque son conscientes de este proceso de restauración de la imagen del Estado que vivió el pueblo argentino y no quieren quedar al margen. Al mismo tiempo, la corporación mediática descarga todo tipo de críticas por “seguidismo” hacia la oposición, porque no puede aceptar públicamente este cambio en la conciencia de nuestro pueblo.
Por supuesto, la mirada respecto del Estado no es el único paradigma que ha cambiado en estos años. La condena a la impunidad frente a los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado, la visualización de la política y la militancia como factores de cambio, el análisis del verdadero papel de las corporaciones mediáticas que se dicen independientes, la importancia de priorizar las relaciones con nuestros hermanos latinoamericanos en nuestra política exterior, son algunas de las transformaciones en la conciencia de los argentinos que han llegado para quedarse.
La consolidación de esta nueva cultura y la construcción de organización política y social en torno del liderazgo de Cristina son las garantías de la continuidad y profundización de un modelo que tiene como horizonte la edificación de una Argentina más desarrollada, solidaria, soberana y justa.
* Senador nacional - Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores.

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martes, 24 de abril de 2012

Dia del Genocidio Armenio


Como adhesión a la causa del pueblo armenio presentamos el enlace y los objetivos de ésta entidad .


La Fundación

La Fundación Luisa Hairabedian es una organización sin fines de lucro que promueve el ejercicio efectivo de los derechos humanos, la lucha contra la impunidad y la prevención de genocidios a través de acciones judiciales, programas culturales, educativos y académicos.



Nuestra Historia:

  En el año 2005 se creó la Fundación Luisa Hairabedian con el objetivo de auspiciar y promover el Juicio por el Derecho a la Verdad del Genocidio Armenio iniciado por Gregorio Hairabedian con el patrocinio letrado de la Dra. Luisa Hairabedian en el año 2000.
Luisa  falleció en el año 2004 justo después de haber regresado de una gira por Europa para conseguir apoyo internacional para la búsqueda de archivos internacionales de distintos países europeos, con el fin de ser presentados como evidencia probatoria en el Juicio por el Derecho a la Verdad.El compromiso de Luisa Hairabedian con la defensa y promoción de los derechos humanos se expresó en vida a través de su compromiso con la vigencia del sistema democratico en la República Argentina y su solidaridad con las distintas formas de resistencia a la dictadura militar que azotó al país en el período 1976-1983.
Tras su fallecimiento, se decidió rendirle homenaje a su militancia por  la preservación activa de los valores Verdad, Memoria y Justicia con una institución que llevara su nombre y que se dedicara a promover su incansable lucha por los derechos humanos,

Nuestros Valores:

A través de la Fundacion Luisa Hairabedian se promueven valores y acciones del humanismo real para un mejoramiento de las relaciones de convivencia humana a partir de la defensa y promoción delderecho a la vida y a la dignidad, entendidos éstos como pilares fundamentales de los Derechos Humanos.
Los genocidios y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos han negado históricamente estos principios. Concientizar y dar a conocer estos fenómenos es fundamental para prevenir futuras matanzas y genocidios.
                                                                                   
Nuestra Misión:

  • Continuar con  acciones legales para el reconocimiento, la verdad y la justicia del genocidio armenio, como el Juicio por la Verdad  que contó con el apoyo de las instituciones tradicionales de la Comunidad Armenia que tramitó ante la Justicia Federal de la Capital Federal y que culminó con una sentencia favorable en abril del 2011.
  • Seguir produciendo la obra de teatro “Un Mismo Árbol Verde” a nivel nacional e internacional y apoyar proyectos artísticos-culturales independientes relacionados a la defensa de los derechos humanos y educación para prevención de genocidio.
  • Llevar adelante el “Programa Educativo de Derechos Humanos y Genocidio”  para educar y crear conciencia en alumnos secundarios de Capital Federal, Gran Buenos Aires y el resto del País sobre problemas como la discriminación, las violaciones a los derechos humanos y la impunidad.
  • Expandir y potenciar el “Centro de Estudios Latinoamericano sobre Genocidio y Derechos Humanos”, con académicos, cientificos y profesionales de distintas universidades del país, latinoamerica y el mundo.

Programas:

1. Area Jurídica: Juicio por el Derecho a la Verdad del Genocidio Armenio


En el año 2001 se presentó una demanda ante la justicia federal porteña reclamando una declaración formal de autoridad judicial competente sobre la verdad del genocidio armenio. El desarrollo progresivo de principios universales de derechos humanos en Argentina y Latinoamérica permitió a la justicia argentina desplegar una investigación de más de 10 años con el fin de verificar judicialmente la existencia o no de un genocidio contra el pueblo armenio en el periodo 1915-1923 que culminó con una sentencia favorable que declara con entidad de sentencia definitiva “que el Estado de Turquía cometió el delito de genocidio contra el pueblo armenio durante 1915-1923”.
Desde el año 2001 al presente se han recopilado y presentado ante el Juez Federal Norberto Oyarbidedocumentos oficiales desclasificados de distintos países de América, Europa y Asia, como así también testimonios de sobrevivientes del genocidio armenio residentes en Argentina, que formaron parte de la evidencia probatoria del juicio.
El Area Jurídica busca promover la prevención de genocidio a través  del estudio de  topicos específicamente jurídicos como la Jurisdicción UniversalDerecho a la Verdad, Justicia Transicional, el análisis de casos como Genocidio Armenio, Holocausto, Ruanda, Camboya, Darfur, Pueblos Originarios, Violaciones sistemáticas a los DD.HH en el Cono Sur con el objetivo de formar especialistas  y expertos en Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Derecho Penal Internacional.
Asimismo tiene como objetivo poner en práctica acciones legales concretas contra la impunidadde las violaciones a los derechos humanos ante organismos públicos y privados, nacionales e internacionales con el objetivo de prevenir e impedir futuros genocidios.

2.  Area Educativa: Programa Educativo  Genocidios y Derechos Humanos.


La educación en todos sus niveles es un objetivo en sí mismo de la Fundación Luisa Hairabedian. Por eso, desde el año 2006 el “Programa Educativo: Genocidios y Derechos Humanos” trabaja con escuelas secundarias, en la elaboración de distintos proyectos educativos, artísticos y culturales.
Del mismo participan adolescentes de entre 15 y 18 años de escuelas secundarias de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. Los distintos proyectos, pensados y elaborados por los mismos estudiantes, docentes y directivos, abordan diversos ejes trabajados en el aula.
Entre ellos podemos enumerar el genocidio armenio, el holocausto, el caso Ruanda, las violaciones masivas a los derechos humanos en el Cono Sur durante los años ´70 y ´80 y diversas problemáticas vinculadas a la discriminación.  
De esta manera, en nuestro trabajo intervienen los distintos sectores de la comunidad educativa, en el cual intentamos a través de la educación media plasmar la lucha por el efectivo cumplimiento de los derechos humanos y fortalecer la conciencia en materia de prevención de genocidios.

3. Area Cultural: Obra de Teatro "Un Mismo Árbol Verde"

Contacto: info@genocidios.org 

Luisa Hairabedian, fallecida en plena juventud, co- patrocinante en el Juicio por la Verdad sobre el genocidio del pueblo        armenio, comentaba con su amiga Claudia Piñeiro los relatos de la abuela de una familia armenia sobre los acontecimientos trágicos por los que había pasado ella y su familia durante la deportación ordenada por los gobernantes turcos entre los años 1915 y 1923.

Claudia Piñeiro (Premio Clarín Literatura 2005, Premio ACE 2006 y Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2010) encuentro tras encuentro, supo tomar nota detallada de las vivencias de la Metzmareproducidas por Luisa y con la humanidad que la caracteriza captó brillantemente los sentimientos y los temas involucrados en aquellas. Así imaginó y creó esta historia de esperanza dando vida a Dora y a Silvia, pero también, a la Metzma y a Anush mismas, quienes viven en cada uno de sus recuerdos. 
La obra ha sido galardonada y mencionada en numerosos festivales teatrales y está siendopresentada en diversas provincias, municipios y localidades de todo el país.

4. Area Académica: Centro Latinoamericano de Estudios sobre Genocidio y Derechos Humanos - CLEGDH- 


El “Centro Latinoamericano de Estudios sobre Genocidio y Derechos Humanos” (CLEGDH) surgió a partir de la necesidad de institucionalizar un espacio de pensamiento de corte académico que trabajara profesionalmente y de forma interdisciplinaria, comparativa y con una perspectiva latinoamericana con el centro documental que tiene la Fundacion Luisa Hairabedian que incluye testimonios orales de sobrevivientes del genocidio armenio, documentación original internacional, bibliografía específica en Historia, Filosofía, Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional y otras ciencias sociales más archivos de prensa relacionados al Genocidio Armenio y otros procesos de la misma naturaleza. Ello,con la intención de crear conocimiento y pensar abiertamente en espacios de discusión para prevenir y advertir futuros procesos genocidas u otras graves violaciones de los derechos humanos.
El CLEGDH está integrado por investigadores universitarios y jóvenes profesionales con perfil académico dedicados al estudio de procesos genocidas, diaspóricos y traumáticos, como así también delitos de lesa humanidad, que participan en congresos, conferencias, seminarios y publicación de libros y artículos especializados, nacionales e internacionales relacionados a la temática 
En cuanto a las actividades de formación académica a nivel universitario la Fundación viene trabajando junto al Programa de Historia Oral de la Universidad de Buenos Aires junto al Profesor Alejandro Schneider (profesor de la Facultad de Historia de la UBA y Director del Programa de Historia Oral de la UBA) y su equipo docente para crear un centro documental de testimonios orales de sobrevivientes del genocidio armenio residentes en Argentina que sirviera como prueba para ser presentado ante el Juzgado donde tramitó la causa por el Derecho a la Verdad como prueba testimonial. En pos de ese objetivo concreto, entre la Fundación y el Programa de Historia Oral de la UBA se acordó formar un equipo ad hoc de jóvenes historiadores-entrevistadores de origen armenio que actuando bajo la coordinación del Profesor Schneider formó el Centro de Estudios Sobre Genocidio y Derechos Humanos (www.clegdh.org) ren el marco del cual se recopilaron alrededor de 20 entrevistas a sobrevivientes y testigos oculares del genocidio que fueron grabadas y filmadas. Actualmente dichas entrevistas forman parte de un Archivo de Historial Oral del Genocidio Armenio, de acceso público para todos los interesados, que se encuentra en la Fundación.

Relaciones Internacionales:

En el marco de las actividades internacionales del Centro Latinoamericano de Estudios sobre Genocidios y Derechos Humanos  se realizan convocatorias para asistir becado al curso intensivo de verano organizado por el Instituto Zoryan y el International Institute for Genocide and Human Rights Studies en Toronto, Canadá.
Los docentes mas calificados a nivel internacional dictan este curso intensivo que dura dos semanas y se lleva a cabo en la Universidad de Toronto. Los docentes que dictan las clases, representan una variedad de especialidades, incluyendo la historia, sociología, filosofía, ciencias políticas, y derecho internacional, que proporcionan a los estudiantes con un enfoque fuertemente interdisciplinario y comparativo.
Para mas info contactarse a info@clegdh.org

Convenios y Acuerdos: 

Contamos con convenios y acuerdos de trabajo con los siguientes organismos e instituciones:

-Secretaría de Derechos Humanos de la Nación
-Archivo Nacional de la Memoria
-INADI
-Universidad de Buenos Aires
-Centro Cultural Borges
-Instituto Nacional del Teatro
-Zoryan Institute 

Los proyectos de la Fundación Luisa Hairabedian han sido declarados de interés institucional por:
• El Honorable Senado de la Nación,
• La Secretaria de Derechos Humanos de la Nación
• El Archivo Nacional de la Memoria
• El INADI
• El Instituto Nacional del Teatro
• El Instituto Espacio para la Memoria
• El Centro de Estudios e Investigaciones del Holocausto
• La Red de Investigadores en Política y Genocidio Indígena
• El Programa de Historia Oral de la UBA
• La Cátedra Libre de Derechos Humanos de la UBA
• La Junta de Profesores de la Carrera de Historia de la UBA
• El International Institute for Genocide and Human Right Studies.