domingo, 13 de julio de 2014

Las electrizantes finales de un Mundial de Fútbol, o de tres finales, primer caso en la historia de ese deporte, no es lo único que une a la Argentina y Alemania.

Argentina-Alemania: el otro match del horror y la deuda

Por Mario Rapoport *

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Las electrizantes finales de un Mundial de Fútbol, o de tres finales, primer caso en la historia de ese deporte, no es lo único que une a la Argentina y Alemania. Otras cuestiones más dolorosas también las emparientan, casi tanto como en el fútbol, donde ganen o pierdan, ambas son y seguirán siendo potencias mundiales. Pero en términos no futbolísticos Alemania le lleva una ventaja apreciable a nuestro país. No nos referimos a la diferencia en los niveles de desarrollo económico, que son bien conocidos. Nuestro propósito es hacer un ejercicio de comparación, aunque desparejo no demasiado agradable, entre las responsabilidad del imperio alemán y del nazismo en las peores catástrofes bélicas del siglo, con el terrorismo político de nuestra última dictadura. Pero la idea no es quedarnos allí, sino tratar luego el tema de la deuda, que también tiene una dimensión comparativa que pocos han estudiado.
En cuanto a los horrores tienen sin duda dimensiones distintas, no sólo temporalmente o por la naturaleza o cantidad de víctimas. En Alemania, sumados a los millones de soldados y civiles de distintos países caídos en las dos guerras, se agregó, con los nazis, el holocausto de poblaciones enteras abatidas sistemáticamente por el odio irracional del racismo, fruto de verdaderos monstruos que ya preanunciaba un film alemán famoso de los años ’20, El gabinete del Dr. Caligari.
La dictadura más feroz de América latina no se puede comparar por su número de víctimas a las de Alemania, aunque el simple terror y la muerte gratuita forman parte de los crímenes de lesa humanidad. Una diferencia notable, sin embargo, es que aquí los últimos gobiernos castigaron a la mayoría de los principales culpables aún con vida, mientras que el juicio de Nuremberg puso sólo a unos pocos responsables en el banquillo de acusados.
Pero en un mundo injusto y de desiguales, también en otros aspectos los alemanes nos llevan la delantera. Por razones exclusivamente políticas, el mayor país deudor de la historia del siglo XX no es la Argentina, aunque muchos compatriotas engañados por ciertos medios pueden habérselo creído, sino nuestro rival futbolero de la final mundialista.
Con el acuerdo de Londres de 1953, que duró del 28 de febrero al 8 de agosto de 1953, en el que participaron los principales países acreedores el grueso de sus deudas y reparaciones de guerra se evaporó de un plumazo. Descargada de esos deberes, hoy Alemania está en condiciones de exigir el cumplimiento riguroso de los griegos y de otros países a los que supo endeudar con el arma de la globalización financiera.
Pero volvamos al acuerdo de Londres y a sus antecedentes. El primer paso al finalizar la guerra fue la no aceptación por parte de los vencedores del plan Morgenthau, secretario del Tesoro de Estados Unidos, que en el último suspiro del gobierno de Roosevelt tenía por objeto castigar económicamente a los germanos, reduciéndolos a un país de segundo orden, destruyendo definitivamente su poderío industrial y dándole un destino pastoril. Prevaleció, en cambio, la política de contención del comunismo y el Plan Marshall, que apuntaba a la reconstrucción de Europa y, sobre todo, de Alemania.
Estados Unidos y sus principales aliados occidentales (el Reino Unido y Francia) decidieron, dentro del marco de la Guerra Fría, un alivio radical de la deuda de la República Federal Alemana (RFA), la parte del país que quedó en Occidente. La RFA recibió una primera gran concesión cuando se fijó el monto total de la deuda a ser renegociada: 29.800 millones de marcos, de los cuales 13.600 millones correspondían a las de preguerra y 16.200 millones a créditos contratados en la posguerra (ambas cifras basadas en el valor del oro). Por el acuerdo alcanzado en Londres el 27 de febrero de 1953, estos montos se redujeron más de un 60 por ciento.
Este acuerdo promovido por las naciones vencedoras establecía para Alemania en forma sintética las siguientes ventajas:
1 Al renunciar a la mayoría de sus pretensiones en contra de la RFA, los poderes victoriosos de la Segunda Guerra Mundial ayudaron a un país que, apenas unos pocos años atrás, había atacado y destruido parcialmente sus propios territorios. Según Eric Toussaint y Fernando Fayas, que estudiaron el tema, fueron motivaciones políticas fríamente calculadas las que condujeron a una renuncia extensiva de reclamaciones no canceladas, que iban más allá de lo estrictamente necesario.
2 Es cierto que existía otro motivo que incrementó el interés por esta solución: las demandas a Alemania después de la Primera Guerra Mundial, debido al Tratado de Versalles, fueron una de las razones de la inestabilidad económica de la República de Weimar, como lo había señalado Keynes, facilitando el surgimiento del nacional-socialismo y la toma del poder por Adolf Hitler. Esta lección parece haber sido olvidada por los actuales acreedores en Europa y otros países.
3 Los acreedores pensaban que no se debería dislocar la economía alemana a través de efectos indeseables sobre la situación financiera interna. Tampoco se podía correr el peligro de drenar indebidamente los recursos existentes o potenciales, emanados del comercio exterior. Por otra parte, el arreglo no debería aumentar notablemente la carga financiera de ninguno de los tres gobiernos.
4 Por otro lado, se decidió que, durante los primeros cinco años (1953-57) se suspendería el pago de las deudas, y desde 1958 hasta 1978, se realizarían pagos anuales de 765 millones de marcos.
5 Los países acreedores estaban conscientes de que, para poder cobrar sus deudas, Alemania debería alcanzar un superávit comercial. Consecuentemente, a fin de ayudarla en sus esfuerzos, impulsaron políticas de liberalización comercial. Su propósito era “permitir que Alemania cubriera sus obligaciones solamente por medio de sus excedentes de exportación; quedaba fuera de discusión que pudiera esperarse que cancelara sus deudas mediante un castigo permanente a sus reservas monetarias”.
6 El objetivo principal del acuerdo de Londres partió del hecho de que Alemania debía estar en condiciones de cancelar la deuda manteniendo un alto nivel de crecimiento y una mejora de las condiciones de vida de la población. Pagar sin empobrecerse. Con este fin, los acreedores acordaron:
a) que Alemania reembolsara en su moneda nacional lo esencial de lo que se le reclamaba;
b) que al comienzo de los años ’50, mientras el país todavía tenía una balanza comercial negativa, las potencias acreedoras aceptaban que redujera sus importaciones puesto que podía producir muchos bienes que antes importaba. Los acreedores se comprometían también a disminuir sus exportaciones hacia este país;
c) la relación entre servicio de la deuda e ingresos por exportaciones no debía superar el cinco por ciento. Alemania occidental no podía dedicar más de una vigésima parte de sus ingresos en este sentido al pago de la deuda. Y una medida excepcional fue la aplicación de una reducción drástica del tipo de interés, que osciló entre cero y cinco por ciento;
d) en caso de litigio con los acreedores, por lo general, los tribunales alemanes eran competentes. El acuerdo dice, explícitamente, que, en ciertos casos, “los tribunales alemanes podrán rechazar (...) la decisión de un tribunal extranjero o de una instancia arbitral” cuando la ejecución de ésta fuera contraria al orden público.
En octubre de 2010, Alemania terminó de pagar la deuda pendiente según el acuerdo de Londres de 1953. Recordemos que no se trató, como en el caso argentino, de un canje de deuda solicitado a los acreedores, fueron estos mismos los que lo decidieron; tampoco había fondos buitre revoloteando alrededor, Estados Unidos no lo habría permitido. El match de la deuda lo ganó Alemania con el arbitraje a favor, como en el Campeonato Mundial de Fútbol de 1990.
* Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires.
pagina12.

sábado, 12 de julio de 2014

GRUPO DE CURAS EN LA OPCION POR LOS POBRES

Foto: LOS CLAMORES DEL SILENCIO
por Eduardo de la Serna

Ya pasó tiempo de la sentencia que condenó a Luciano Benjamín Menéndez y a Estrella por el asesinato del obispo Enrique Angelelli. Pasó tiempo… suficiente como para esperar alguna palabra episcopal. Para esperar en vano.

Esperaba ingenuamente que alguno dijera “hemos callado”, o “pedimos perdón”. O reconocer que los “hermanos mayores” fueron cobardes, para no tener que decir cómplices. O, disimuladamente, deseaba escuchar una palabra clara, como proponer a Angelelli como modelo de cura y creyente (¡y de Obispo!!!) O deseaba escuchar hablar de martirio. O…

¡Pero no! Nada de eso. ¡Nada! A lo sumo alguna carta pastoral lavada, mediocre y cobarde. Nada de hablar de asesinato, de culpables, y menos aún de martirio. Cartas con citas de otros para no hacerse cargo de las propias palabras, cartas donde “Angelelli cayó”, o donde Angelelli “entregó su vida”, sin nadie que se la arrancara.

Si los obispos esperan un 2016 – bicentenario de la independencia – sin pobres ni excluidos, a lo mejor la figura de Angelelli debería servirles para saber que pelear por la justicia y la liberación trae conflictos. Porque no hay pobres y excluidos sin empobrecedores y excluidores, y – lamentablemente –muchos de estos son sus amigos o sus asesores. Muchos son cómplices civiles de los que asesinaron a su hermano obispo. A ellos habrá que llamarlos a la conversión, denunciarlos con nombre y apellido, porque los pobres son asesinados por hambre, por falta de salud, por exclusión. Porque el hambre es un crimen, y eso implica criminales. Pero parece que el silencio episcopal, que calló ante el crimen de su hermano, sigue callando ante el crimen de muchos hermanos. A lo mejor no es malo recordar las palabras de Jesús: “donde está el cuerpo, allí están los buitres” (Lc 17,37).

En el libro del Génesis hay una frase muy dura. Después de desentenderse de Abel, su hermano – a quién había asesinado – Caín escucha a Dios decirle que “se oye la sangre de tu hermano clamar desde el suelo” (4,10). El “clamor” es el grito del dolor, ese que conmueve a Dios ante su pueblo oprimido en Egipto (Ex 2,23), el clamor de los pobres (Job 34,28) y es exactamente lo contrario de lo que Dios espera de su pueblo (Is 5,7). El clamor de Angelelli, el clamor de los pobres sigue conmoviendo al Dios Padre de Jesús y padre de los oprimidos; y este clamor nos invita a gritar: «Por amor de Sión no he de callar, por amor de Jerusalén no he de estar quedo, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación brille como antorcha». (Is 62,1)

LOS CLAMORES DEL SILENCIO

por Eduardo de la Serna


Ya pasó tiempo de la sentencia que condenó a Luciano Benjamín Menéndez y a Estrella por el asesinato del obispo Enrique Angelelli. Pasó tiempo… suficiente como para esperar alguna palabra episcopal. Para esperar en vano.

Esperaba ingenuamente que alguno dijera “hemos callado”, o “pedimos perdón”. O reconocer que los “hermanos mayores” fueron cobardes, para no tener que decir cómplices. O, disimuladamente, deseaba escuchar una palabra clara, como proponer a Angelelli como modelo de cura y creyente (¡y de Obispo!!!) O deseaba escuchar hablar de martirio. O…

¡Pero no! Nada de eso. ¡Nada! A lo sumo alguna carta pastoral lavada, mediocre y cobarde. Nada de hablar de asesinato, de culpables, y menos aún de martirio. Cartas con citas de otros para no hacerse cargo de las propias palabras, cartas donde “Angelelli cayó”, o donde Angelelli “entregó su vida”, sin nadie que se la arrancara.

Si los obispos esperan un 2016 – bicentenario de la independencia – sin pobres ni excluidos, a lo mejor la figura de Angelelli debería servirles para saber que pelear por la justicia y la liberación trae conflictos. Porque no hay pobres y excluidos sin empobrecedores y excluidores, y – lamentablemente –muchos de estos son sus amigos o sus asesores. Muchos son cómplices civiles de los que asesinaron a su hermano obispo. A ellos habrá que llamarlos a la conversión, denunciarlos con nombre y apellido, porque los pobres son asesinados por hambre, por falta de salud, por exclusión. Porque el hambre es un crimen, y eso implica criminales. Pero parece que el silencio episcopal, que calló ante el crimen de su hermano, sigue callando ante el crimen de muchos hermanos. A lo mejor no es malo recordar las palabras de Jesús: “donde está el cuerpo, allí están los buitres” (Lc 17,37).

En el libro del Génesis hay una frase muy dura. Después de desentenderse de Abel, su hermano – a quién había asesinado – Caín escucha a Dios decirle que “se oye la sangre de tu hermano clamar desde el suelo” (4,10). El “clamor” es el grito del dolor, ese que conmueve a Dios ante su pueblo oprimido en Egipto (Ex 2,23), el clamor de los pobres (Job 34,28) y es exactamente lo contrario de lo que Dios espera de su pueblo (Is 5,7). El clamor de Angelelli, el clamor de los pobres sigue conmoviendo al Dios Padre de Jesús y padre de los oprimidos; y este clamor nos invita a gritar: «Por amor de Sión no he de callar, por amor de Jerusalén no he de estar quedo, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación brille como antorcha». (Is 62,1)



viernes, 11 de julio de 2014

Elisa Carrió

Madama

Por Mara Brawer *

“Me hubiera gustado ser la madama de un burdel”, lanzó la diputada nacional Elisa Carrió, con esa pretensión bizarra que viene exhibiendo como una marca de su imagen, intentando ser al mismo tiempo graciosa y descontracturada ante un auditorio de jóvenes del PRO reunidos en Puerto Madero que le habían preguntado qué hubiera querido ser en la vida antes de ser lo que es.
Frente a su respuesta, yo pregunto –sin salir de la consternación– qué es lo que lleva a esta mujer que decidió dedicar su vida a trabajar en política a decir con naturalidad que su sueño trunco es ser madama, proxeneta, cafiscia, un oficio ilegal que consiste en obtener beneficios económicos de la prostitución a costa del uso del cuerpo de otras mujeres. Cómo puede decir, aunque sea en clave de “broma”, que alguna vez se identificó con una actividad basada en la violencia, el engaño, la intimidación o el aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad como es la del comercio sexual. Si hubiese confesado que deseaba haber ejercido la prostitución sería un deseo personal, pero querer ser quien lucra y tiene poder sobre el cuerpo de los demás es otra cosa.
Y como no puedo creer que lo haya dicho, me sigo preguntando en qué punto se articulan esa fantasía frustrada de madama y esta actual función de diputada, de dirigente política. Y me respondo que sí, que la verdad es que aunque lo encubre con una pose hilarante, con un doble gesto de deliberada desfachatez y de cinismo exagerado, lo de Carrió es una metáfora. Una figura retórica que ella formula sobre la política como burdel y sobre los políticos como regentes; que cobra sentido si revisamos toda la actuación de la dirigente de FAUnen.
Desde la Celestina, una de las primeras “alcahuetas” de novela, hasta Laurentina Montserrat, la madama que inmortalizó el tango, o la imborrable Manuela de la humilde “casa de citas” de “El lugar sin límites”, de José Donoso, la literatura nos muestra que en las reglas del oficio son imprescindibles los contubernios con el poder, los sobornos, las extorsiones. Madamas que gozan de la protección y el dinero de los poderosos, que toman champagne con el dueño de los campos mientras entregan el cuerpo de quienes son más débiles.
¿Esas son las madamas a las que quería parecerse Lilita? ¿Las que prometen cuidados a los que más lo necesitan y terminan traicionándolos? Como hemos visto que ella opera, cuando a sus dirigentes los destrata, descartándolos si crecen y se vuelven amenazantes para su protagonismo.
En la jornada frente a los jóvenes a PRO, también tuvo espacio para una declaración destituyente: “Si fuera vicepresidenta, al presidente lo voltearía en un día” dijo Carrió, justamente quien dice ser tan devota de la institucionalidad y “madre” de la República –aunque mejor ni pensar en las fotos que se toma con una muñeca llamada “Republiquita– .
En apenas dos frases, la lógica de la prostitución y de la traición quedaron de manifiesto. Y en ellas, un esquema perverso que pone en movimiento una maquinaria de degradación de la política. De sus palabras podemos concluir que quien soñó en su adolescencia con intermediar entre un puñado de chicas vulnerables y el poder de los dueños del dinero, hoy seguramente sigue soñando con regentear un país debilitado, necesitado y dependiente. Y con entregarlo a los poderes económicos, aquellos que se hacen fuertes cuando la política es marginada y que, con la lógica de los buitres, se satisfacen primero y descartan a su víctima después.
* Diputada nacional - Frente para la Victoria.

lunes, 7 de julio de 2014

A 38 años del crimen de cinco curas y seminaristas de esa comunidad, el caso no experimenta avances


El Vaticano, un actor clave para resolver la 


masacre de palotinos



  "No sólo hace falta pedir perdón, sino actuar sobre hechos concretos", señaló el ex cura Roberto Killmeate sobre el "compromiso" entre la Iglesia y la dictadura. Cómo está hoy la causa judicial.

Gerardo Aranguren

El Vaticano, un actor clave para resolver la masacre de palotinos

 El mismo día que se conoció la sentencia por el asesinato del obispo Enrique Angelelli se cumplió un nuevo aniversario de otro crimen de la dictadura cívico-militar contra sacerdotes tercermundistas. Son 38 los años que pasaron de la llamada Masacre de San Patricio, ocurrida el 4 de julio de 1976. Un hecho que  continúa impune.
La causa judicial por el fusilamiento de los sacerdotes palotinos Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti,  continúa en su etapa de instrucción luego de casi cuatro décadas. Como sucedió en el juicio por el homicidio de Angelelli, tanto desde la justicia como en la comunidad palotina esperan que el Vaticano finalmente entregue documentación que aporte datos que permitan la resolución de los asesinatos.
"La Iglesia argentina todavía no se sacude los polvos que la comprometieron con la dictadura. No sólo hace falta pedir perdón, sino actuar sobre hechos concretos. Algún documento la Iglesia debe tener guardado bajo llaves y, si pudiéramos acceder a él, sería muy bueno", destacó ante Tiempo Argentino Roberto Killmeate, ex cura palotino que sobrevivió a la masacre. 
Killmeate declaró en la causa como testigo al igual que Mariano Pinasco, sacerdote palotino de la comunidad de San Patricio, quien también resaltó la necesidad de acceder a la documentación oficial. 
Días después de la masacre, según reveló un cable secreto filtrado por WikiLeaks, el nuncio apostólico durante la dictadura, Pío Laghi, detalló a la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires que los autores habían sido agentes de las fuerzas de seguridad del régimen de Jorge Videla. "Sin orden oficial de sus superiores" con el objetivo de "limpiar la Iglesia", expresó el prelado. 
"Hay que esperar 75 años para abrir los archivos del Vaticano, por eso consideramos que sería interesante poder ver los archivos del informe que mandó allí Pío Laghi", consideró Pinasco. 
En diciembre pasado, el sacerdote pudo hacerle este pedido en persona al Papa Francisco. Aunque todavía no hubo avances, confía en que la cercanía de Jorge Bergoglio con una de las víctimas, el párroco Alfredo Kelly, podría allanar el camino. Bergoglio fue el director espiritual de Kelly y participó en el homenaje en 2001 por los 25 años de la masacre, donde aseguró que sería el primero en atestiguar a su favor si se iniciara su canonización.
LA CAUSA JUDICIAL. Casi 40 años después, los investigadores tienen la difícil tarea de reconstruir el crimen y encontrar a los responsables. La instrucción se realiza en el Juzgado Federal 12, de Sergio Torres, que instruye la megacausa ESMA, que debe determinar si la patota de ese centro clandestino de detención de la Armada tuvo responsabilidad en el hecho. Esa versión la aportaron los sobrevivientes de la ESMA Graciela Daleo y Andrés Castillo, quienes escucharon al marino Antonio Pernías jactarse de haber participado. Esos indicios aún no pudieron ser corroborados. En el juzgado de Torres se realizan varias medidas para intentar dar con más información. 
Luego de que declararan los miembros de la comunidad palotina, lo hicieron varios sobrevivientes de la ESMA, cautivos durante y después del 4 de julio de 1976, aunque no recordaron detalles que aporten al caso. Ya atestiguaron Liliana Pontorieros y Laura Reboratti, secuestrada ese mismo día, así como Carlos Loza, Marta Álvarez y Alfredo Buzzalino.
Las pericias de las armas que se utilizaron son una de las medidas más importantes. El juzgado cuenta con un informe del Ministerio de Defensa sobre el armamento que usaba cada fuerza durante la dictadura. El peritaje servirá para hacer los análisis de rigor sobre las víctimas palotinas y confirmar o descartar la participación de la Marina en el hecho.  
El juzgado también sigue la pista de que el crimen fue una venganza de la Policía Federal por el atentado sufrido en Coordinación Federal dos días antes. En las paredes de la Iglesia de San Patricio, apareció junto a los cuerpos la inscripción "Por los camaradas dinamitados en Seguridad Federal". Esa misma semana se produjeron al menos tres fusilamientos como represalia, por lo que los investigadores solicitaron al juzgado de Daniel Rafecas copias de las autopsias de esos hechos para compararlas con las existentes de los religiosos. «
Memoria
Colocan baldosa
A 37 años de "La Noche de las Corbatas", organismos y abogados en causas de delitos de lesa humanidad colocarán hoy una baldosa en los tribunales de Mar del Plata en homenaje a las víctimas, la mayoría abogados laboralistas.

TIEMPO ARGENTINO

viernes, 4 de julio de 2014

Grupo de Curas en la Opción por los Pobres. ACTUALIDAD


LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, ¿UNA 

ANCIANA MORIBUNDA?

por Juan José Tamayo, teólogo.

“Efectivamente, las figuras relevantes de la Teología de la Liberación (TL) son personas ancianas y, como tal, como la expresión de lo que fue, está muy está anciana, si no es que ya está muerta... Hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido planteada con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica”.

No, no son afirmaciones estas de sectores lefebvristas, neoconservadores o integristas, ni de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tan propensa a desacreditar las tendencias teológicas que no coinciden con la teología romana. Han sido pronunciadas por monseñor Carlos Aguiar Retes, todopoderoso presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y difundidas por la Agencia Católica de Información ZENIT. Las ha hecho en un momento tan significativo como el encuentro del CELAM con el papa Francisco, cuando el Vaticano está dando muestras de acercamiento a dicha teología.

Ante las críticas recibidas por tamaño desprecio hacia la TL, el propio arzobispo Aguiar ha querido matizarlas en unas declaraciones a Noticelam, pero, a mi juicio, se ha puesto más en evidencia su rechazo hacia dicha teología. Recuerda la existencia de una corriente basada “en el análisis marxista que llevó a una ideologización del mensaje evangélico” y cree necesario re-direccionarla a través del desarrollo de “una teología de la liberación con una base bíblico espiritual”.

¿Qué revelan las primeras afirmaciones tan irrespetuosas en boca de un dignatario tan cualificado como mal encarado de la Iglesia católica, que se arroga la representación de varios cientos de millones de católicos del continente y las segundas declaraciones tan desenfocadas sobre la teología de la liberación: ignorancia, manipulación o, más sencillo todavía, confundir el deseo con la realidad? Fuere una cosa, otra, la tercera o las tres a la vez, me gustaría informar, siquiera someramente, al presidente del CELAM del estado actual de la Teología de la Liberación (TL), que hoy está muy lejos de la ancianidad y mucho más todavía de la muerte.
La TL, nacida en América Latina a finales de la década de los sesenta del siglo pasado –apenas ha cumplido 45 años- es una de las corrientes más creativas del pensamiento cristiano nacidas en el Sur, lejos de los centros de poder político, económico y religioso, con señas de identidad y estatuto teológico propios. No es, por tanto, una sucursal de la teología elaborada en el Norte. Todo lo contrario: ha quebrado el norte-centrismo teológico, sea el moderno o el postmoderno, el europeo o el norteamericano.

Viene siendo objeto de sospecha desde sus orígenes, y muy especialmente durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto II. Ha recibido acusaciones de lo más gruesas e indemostrables como defender la violencia, ser una sucursal del marxismo, introducir la lucha de clases en la Iglesia, politizar partidistamente el cristianismo... Muchos de sus cultivadores han sido condenados, destituidos de sus cátedras y sus libros sometidos a una férrea censura. La más grave de las condenas -comparable a la del Syllabus del papa Pío IX contra el modernismo-, fue la llevada a cabo por la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación, de 1984, redactada por el cardenal Ratzinger cuando era presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ratificada por Juan Pablo II.

Mas, a pesar de la persecución de que ha sido objeto, la TL no se ha rendido a la ortodoxia vaticana, ni ha renunciado a sus primeras intuiciones ni al principio-liberación, pero tampoco se ha quedado en la foto fija de sus orígenes, ya que no es una teología perenne, inmune a los cambios, ni de la razón pura, sino una teología de la razón práctica, histórica, in fieri, que se reformula y reconstruye en los nuevos procesos de liberación.

Lo mismo que la TL en sus orígenes intentó responder a los desafíos sociales, económicos, religiosos, espirituales, culturales del continente latinoamericano, hoy sigue haciéndolo y se elabora a partir de los nuevos sujetos que están emergiendo y protagonizan los cambios estructurales en la sociedad y en las religiones: las mujeres doble o triplemente oprimidas por las dictadura del patriarcado, del capitalismo y del colonialismo en alianza, la Tierra, sometida a la depredación del sistema de desarrollo científico-técnico y económico voraz, el campesinado sin tierra, los pueblos indígenas y las comunidades afroamericanas, humilladas durante siglo de dominación imperial, las colectividades, cada vez más numerosas, excluidas por mor de la globalización neoliberal, las religiones otrora destruidas por el cristianismo imperial, las identidades estigmatizadas y perseguidas.

Son todas ellas alteridades negadas que conforman los diferentes rostros de la pobreza y la marginación, a quienes la TL reconoce como sujetos activos, consciente de que se están empoderando y, desde su empoderamiento, contribuyen a la superación del racismo, el sexismo, el clasismo, la homofobia, así lideran la lucha contra los etno-cidios, geno-cidios y bio-cidios causados por el paradigma de desarrollo de la modernidad occidental.

De aquí han surgido nuevas tendencias teológicas de la liberación, todas ellas contra-hegemónicas: teología feminista, indígena, afrodescendiente, campesina, ecológica, queer, teología del pluralismo religioso, de la diversidad sexual. Todo un mosaico de teologías y sabidurías que conforman el plural panorama de la TL, que no es una anciana moribunda, sino que sigue viva y activa intentando responder a los nuevos desafíos del continente latinoamericano.

Hoy está presente en todo el Sur, pero también en los ámbitos de marginación del Norte y se ha hecho visible en el Foro Social Mundial, donde ha creado su propio espacio religioso alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación, que cuestiona las creencias crédulas, revoluciona las conciencias de los creyentes y no creyentes y pretende transformar sus prácticas alienantes en emancipatorias desde la convicción de que “Otra teología es posible” ¡y necesaria! en plena sintonía con la consigna de los Foros Sociales “Otra epistemología es posible!” y con las epistemologías del Sur que se están desarrollando en las diferentes disciplinas y saberes.

Si monseñor Aguiar Retes quiere enterrar la teología de la liberación, debe saber que lo hará con una realidad viva, y eso es un delito mayor y más grave que el de considerarla anciana o muerta. ¡Qué lejos está el actual presidente del CELAM de los obispos que dijeron adiós al paradigma de la Iglesia conquistadora, colonial y desarrollista de la conquista e iniciaron el paradigma de la Iglesia de la liberación en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín en 1968! Estos pusieron las bases de la Iglesia de los pobres, que el papa Francisco quiere recuperar. Con sus declaraciones, monseñor Retes lo que hace es dinamitar dichas bases.
 — con Ema Ricardo

Foto: LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, ¿UNA ANCIANA MORIBUNDA?
por Juan José Tamayo, teólogo.
 

 “Efectivamente, las figuras relevantes de la Teología de la Liberación (TL) son personas ancianas y, como tal, como la expresión de lo que fue, está muy está anciana, si no es que ya está muerta... Hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido planteada con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica”.

No, no son afirmaciones estas de sectores lefebvristas, neoconservadores o integristas, ni de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tan propensa a desacreditar las tendencias teológicas que no coinciden con la teología romana. Han sido pronunciadas por monseñor Carlos Aguiar Retes, todopoderoso presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y difundidas por la Agencia Católica de Información ZENIT. Las ha hecho en un momento tan significativo como el encuentro del CELAM con el papa Francisco, cuando el Vaticano está dando muestras de acercamiento a dicha teología.

Ante las críticas recibidas por tamaño desprecio hacia la TL, el propio arzobispo Aguiar ha querido matizarlas en unas declaraciones a Noticelam, pero, a mi juicio, se ha puesto más en evidencia su rechazo hacia dicha teología. Recuerda la existencia de una corriente basada “en el análisis marxista que llevó a una ideologización del mensaje evangélico” y cree necesario re-direccionarla a través del desarrollo de “una teología de la liberación con una base bíblico espiritual”.

¿Qué revelan las primeras afirmaciones tan irrespetuosas en boca de un dignatario tan cualificado como mal encarado de la Iglesia católica, que se arroga la representación de varios cientos de millones de católicos del continente y las segundas declaraciones tan desenfocadas sobre la teología de la liberación: ignorancia, manipulación o, más sencillo todavía, confundir el deseo con la realidad? Fuere una cosa, otra, la tercera o las tres a la vez, me gustaría informar, siquiera someramente, al presidente del CELAM del estado actual de la Teología de la Liberación (TL), que hoy está muy lejos de la ancianidad y mucho más todavía de la muerte.
La TL, nacida en América Latina a finales de la década de los sesenta del siglo pasado –apenas ha cumplido 45 años- es una de las corrientes más creativas del pensamiento cristiano nacidas en el Sur, lejos de los centros de poder político, económico y religioso, con señas de identidad y estatuto teológico propios. No es, por tanto, una sucursal de la teología elaborada en el Norte. Todo lo contrario: ha quebrado el norte-centrismo teológico, sea el moderno o el postmoderno, el europeo o el norteamericano.

Viene siendo objeto de sospecha desde sus orígenes, y muy especialmente durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto II. Ha recibido acusaciones de lo más gruesas e indemostrables como defender la violencia, ser una sucursal del marxismo, introducir la lucha de clases en la Iglesia, politizar partidistamente el cristianismo... Muchos de sus cultivadores han sido condenados, destituidos de sus cátedras y sus libros sometidos a una férrea censura. La más grave de las condenas -comparable a la del Syllabus del papa Pío IX contra el modernismo-, fue la llevada a cabo por la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación, de 1984, redactada por el cardenal Ratzinger cuando era presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ratificada por Juan Pablo II.

Mas, a pesar de la persecución de que ha sido objeto, la TL no se ha rendido a la ortodoxia vaticana, ni ha renunciado a sus primeras intuiciones ni al principio-liberación, pero tampoco se ha quedado en la foto fija de sus orígenes, ya que no es una teología perenne, inmune a los cambios, ni de la razón pura, sino una teología de la razón práctica, histórica, in fieri, que se reformula y reconstruye en los nuevos procesos de liberación.

Lo mismo que la TL en sus orígenes intentó responder a los desafíos sociales, económicos, religiosos, espirituales, culturales del continente latinoamericano, hoy sigue haciéndolo y se elabora a partir de los nuevos sujetos que están emergiendo y protagonizan los cambios estructurales en la sociedad y en las religiones: las mujeres doble o triplemente oprimidas por las dictadura del patriarcado, del capitalismo y del colonialismo en alianza, la Tierra, sometida a la depredación del sistema de desarrollo científico-técnico y económico voraz, el campesinado sin tierra, los pueblos indígenas y las comunidades afroamericanas, humilladas durante siglo de dominación imperial, las colectividades, cada vez más numerosas, excluidas por mor de la globalización neoliberal, las religiones otrora destruidas por el cristianismo imperial, las identidades estigmatizadas y perseguidas.

Son todas ellas alteridades negadas que conforman los diferentes rostros de la pobreza y la marginación, a quienes la TL reconoce como sujetos activos, consciente de que se están empoderando y, desde su empoderamiento, contribuyen a la superación del racismo, el sexismo, el clasismo, la homofobia, así lideran la lucha contra los etno-cidios, geno-cidios y bio-cidios causados por el paradigma de desarrollo de la modernidad occidental.

De aquí han surgido nuevas tendencias teológicas de la liberación, todas ellas contra-hegemónicas: teología feminista, indígena, afrodescendiente, campesina, ecológica, queer, teología del pluralismo religioso, de la diversidad sexual. Todo un mosaico de teologías y sabidurías que conforman el plural panorama de la TL, que no es una anciana moribunda, sino que sigue viva y activa intentando responder a los nuevos desafíos del continente latinoamericano.

Hoy está presente en todo el Sur, pero también en los ámbitos de marginación del Norte y se ha hecho visible en el Foro Social Mundial, donde ha creado su propio espacio religioso alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación, que cuestiona las creencias crédulas, revoluciona las conciencias de los creyentes y no creyentes y pretende transformar sus prácticas alienantes en emancipatorias desde la convicción de que “Otra teología es posible” ¡y necesaria! en plena sintonía con la consigna de los Foros Sociales “Otra epistemología es posible!” y con las epistemologías del Sur que se están desarrollando en las diferentes disciplinas y saberes.

Si monseñor Aguiar Retes quiere enterrar la teología de la liberación, debe saber que lo hará con una realidad viva, y eso es un delito mayor y más grave que el de considerarla anciana o muerta. ¡Qué lejos está el actual presidente del CELAM de los obispos que dijeron adiós al paradigma de la Iglesia conquistadora, colonial y desarrollista de la conquista e iniciaron el paradigma de la Iglesia de la liberación en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín en 1968! Estos pusieron las bases de la Iglesia de los pobres, que el papa Francisco quiere recuperar. Con sus declaraciones, monseñor Retes lo que hace es dinamitar dichas bases.

Grupo de Curas en la Opción por los Pobres . ANGELELLI (SENTENCIA)

 Carlos Alberto Castellano
Mensaje del Grupo de curas OPP con motivo de la sentencia por el asesinato de mons. Enrique Angelelli.
"San Enrique de los Llanos"
“Fue cuando se callaron las Iglesias” (La memoria-León Gieco)
Después de años de silencio la justicia sentenció finalmente por unanimidad que el Obispo Enrique Angelelli fue asesinado. El general Luciano Benjamín Menéndez fue condenado a prisión perpetua, y la misma sentencia fue dictada al comodoro Luis F. Estrella, sentencia a cumplirse en cárcel común, en ambos casos.
Angelelli fue obispo de una Iglesia profética que molestaba por su cercanía a los pobres, por la búsqueda de justicia y liberación. Y su muerte cobarde fue simulada, aparentando un accidente automovilístico en el que nunca creímos. Accidente en el que solamente creyeron los cómplices de la dictadura cívico-militar, entre los que lamentablemente hemos de contar obispos que entonces se llamaban "hermanos suyos" y hasta un nuncio.
Celebramos la justicia que sigue su curso a pesar del intervalo de las infames e inconstitucionales leyes de “obediencia debida” y “punto final”, porque sabemos que hacer memoria y conocer la verdad son los únicos modos que tenemos para que la muerte no vuelva a adueñarse de nuestra Patria.
Queremos resaltar y nos alegramos por la actitud del Papa Francisco, al responder solícito al Obispo Marcelo Colombo que pidió conocer la verdad guardada durante años en el Vaticano. Abrir los archivos sirvió para probar que Angelelli estaba amenazado de muerte -algo que ya era sabido en Roma-;fue un gesto de honestidad que necesitaríamos ver más seguido.
Y celebramos también la memoria de aquel a quien siempre hemos reconocido como mártir nuestro, “San Enrique de los Llanos”, sabiendo que en él Jesús nos muestra cuál es la Iglesia con la que ha soñado y a la que nos convoca en el presente; a la vez que esperamos – quizás ingenuamente – que el episcopado Argentino lo reconozca como mártir y a la vez exprese públicamente su arrepentimiento por haber callado frente a su asesinato que
clamaba justicia.
Secretariado Nacional del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres
4 de Julio de 2014