viernes, 20 de diciembre de 2013

secretaría abocada a la cuestión Malvinas.


Filmus conducirá una nueva secretaría abocada a la cuestión Malvinas.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dispuso la creación de una nueva secretaría en el ámbito de la Cancillería abocada a cuestiones relativas a las Islas Malvinas y designó al frente de la misma al ex senador Daniel Filmus.



Se trata de la flamante Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes en el Atlántico Sur, que estará a cargo de Daniel Filmus.


Así lo consignó el Ministerio de Relaciones Exteriores a través de un comunicado dado a conocer esta mañana, en tanto en la edición de hoy del Boletín Oficial fue publicado el decreto 2251/2013 con la designación del ex senador al frente de esa nueva repartición.

Según informó la Cancillería, la nueva Secretaría, conducida por Filmus, se ocupará de implementar estrategias y acciones desde el punto de vista de la política exterior en las relaciones con todos los países "para la mejor defensa de los derechos e intereses argentinos respecto a la cuestión Malvinas".

Además, "coordinará con la Secretaría de Relaciones Exteriores los cursos de acción pertinentes en el ámbito multilateral", de acuerdo con lo detallado en el comunicado.

"La decisión de elevar a nivel de Secretaría al área con competencia temática es una reafirmación del profundo compromiso con una causa que no sólo es de los argentinos sino también de todos los pueblos que luchan por el fin del colonialismo y el respeto a la integridad territorial de las naciones independientes", subraya el texto.

Por otro lado, sostiene que "la cuestión de las Islas Malvinas ha sido calificada por las Naciones Unidas como un caso colonial especial y particular que involucra una disputa de soberanía entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte que debe ser solucionada mediante negociaciones entre las dos partes".

En ese marco, destaca que, "desde su banca en el Senado y, específicamente, desde la Presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores, Daniel Filmus ha sido un referente en el Congreso de la política del Gobierno Nacional en la Cuestión Malvinas".

"Filmus ha acompañado activamente a la Presidenta Fernández de Kirchner en el trazado de las estrategias para recuperar las islas de manera pacífica, de conformidad con los principios del Derecho Internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas", sostiene el escrito difundido hoy por la Cancillería.

TELAM

sábado, 14 de diciembre de 2013

saqueos en argentina

Todavía cantamos

Por Sandra Russo
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Ya no hace falta aclarar a qué se alude cuando se habla de golpes suaves o golpes blandos, como en 2008, cuando la yunta de sectores agroexportadores y financieros, con el apoyo de los medios concentrados, tomó a la sociedad argentina por sorpresa, y durante casi medio año vivimos a tope de adrenalina. Tampoco hace falta explicar que esas operaciones desestabilizadoras no son ideas autóctonas sino globales, que son el modo de reacción de la derecha en cualquiera de sus expresiones para mantener tieso y tenso el statu quo, amenazado en esta región por gobiernos populistas –o “populistas”, según se prefiera–, que se aferran con uñas y dientes al Estado de Derecho.
La actual escena destituyente comenzó en Córdoba, con esa escena de sublevación policial que se extendió a casi todas las provincias –siempre con activa participación de “los retirados”–, con la sincronicidad de una coreografía, con el mismo modus operandi y con un saldo luctuoso que manchó con sangre una fecha en que la gran mayoría de los argentinos tenían algo común y sagrado para conmemorar. No faltaron los que desde los medios de comunicación insistieron en que “el Gobierno se victimiza”, cuando lo que peligra es un sistema y no un gobierno. Hay que entender eso primero que nada. Lo que están rifando los que pergeñaron esto, y lo que rifan en esta nueva versión del “sálvese quien pueda” –esto encubre lo que se eufemiza todo el tiempo como “la causa justa por el salario”, despolitizando de una manera atroz al sujeto político que es cada trabajador–, lo que rifan estos policías no es la suerte del kirchnerismo sino la del sistema democrático. Y ahí no se anotan sólo los sublevados. Abrevan también dirigentes sindicales y políticos que defienden intereses ajenos o propios, pero intereses. No convicciones. Ahora lo que llamaron en un comienzo “efecto contagio” seguirá por algunos gremios docentes y estatales. Los que planearon esto tienen como objetivo inmediato “el caos” y, como objetivo de fondo, la desfinanciación del Estado.
El recuerdo del intento de golpe en Ecuador sirvió desde 2010 para avistar el peligro que representaban las policías provinciales libradas a su suerte y autofinanciadas con cajas chicas e inconfesables. También sirvió para evaluar con qué hipocresía hacen sus diagnósticos los que hablan de “la inseguridad”, cuando absolutamente ninguna circunstancia deja a la población en un estado de vulnerabilidad tan grande como cuando es la propia policía la que encubre y participa del delito. Todo lo demás es cotillón al lado de lo que presenciamos esta semana. Pero también el recuerdo de lo sucedido en Ecuador hace tres años sirve para reflexionar acerca de qué horizonte atisba un poco más allá de las respectivas policías, que no tienen un proyecto de país atrás sino apenas un reclamo que la propia democracia que ellos ponen en jaque hace “legítimo”. Solamente en democracia un reclamo salarial puede sonar “legítimo”. Si hubiesen logrado que prendiera la semilla de caos que arrojaron desvergonzadamente en la cara de la sociedad que les confió el uso de las armas, ellos mismos quedarían automáticamente convertidos en carne de cañón, en muertos probables, en pobres irredentos y en lo que han sido siempre para la égida de la derecha: población sacrificable de los sectores populares, dispuestos en el tablero social para ejercer violencia y ser objeto de violencia, mientras la riqueza sigue concentrada. Históricamente, la derecha se consolidó gracias al equívoco de parte de los sectores populares, que pusieron la sangre en la violencia que generaron, para que la riqueza siguiera donde estaba.
Se han escuchado numerosos testimonios de policías sublevados en diversas provincias que decían: “Esto no es contra el Gobierno, esto no es contra la democracia, solamente queremos un aumento”. Ese argumento es débil y es incivilizado, pero es probable que no sean cínicos todos los que lo pronunciaron. Es probable –por eso el recuerdo de Ecuador– que otros sectores les hayan hecho la cabeza, los hayan fogoneado y conectado. Eso lo tiene que investigar el Poder Judicial y es imprescindible para la democracia que la Corte Suprema siga de cerca esta causa. El proyecto de país que late bajo esta desestabilización no es de los policías, es de otros.
A diferencia de 2008, cuando emergió la virulencia de los que se resisten a abandonar sus privilegios históricos, la escena del presente pone en juego a los sectores populares a un lado y al otro de los tiros, de los saqueos, de los robos, de las zonas liberadas. Es una vuelta de rosca más del proyecto de país que insiste con la concentración de la riqueza, pero que sabe que, como siempre ha sucedido, sólo puede enquistarse si cuenta de su lado con algunos traidores de clase, y con muchos confundidos.
El correlato, por un lado, entre la policía y el delito, y por el otro, entre la policía y la vieja mano de obra que alguna vez quedó desocupada –pero no desmantelada, no juzgada más que administrativamente en la mayoría de los casos, y esto es responsabilidad política, pero judicial también–, saltó a la vista. Esta semana, muchos medios de comunicación siguieron debatiendo en falsete cuando ya casi todo el mapa argentino estaba salpicado de estas protestas bastardas: daban por “justo” el reclamo, pero no la metodología. ¿Cuál sería el reclamo “justo”? ¿Ponerle la pistola en la cabeza a un país entero para obtener beneficios que ningún otro sector está en condiciones de reclamar? ¿Arrancar un aumento salarial bajo una presión que incluyó robos y asesinatos? En todo caso, el reclamo que habría que atender rápidamente es el de los policías que no se plegaron a estas barbaridades y merecen mejorar sus condiciones de trabajo, no el de los que desatendieron el compromiso básico de una fuerza de seguridad. El reclamo que hay que atender es el de los policías que no están manchados con nexos oscuros que, en todos los casos, constituyen una burla siniestra a la tarea que la sociedad les confió. Todavía el miércoles, en un canal de aire, se debatía “si es legítimo que la policía reclame de esta manera”. ¿Cómo va a ser legítimo? ¿Cómo se puede rebajar tanto la estatura de las instituciones como para concebir como ítem que “tienen derecho”? En ningún lugar del mundo cabe ese debate. Eso no es un debate. Eso es una deformación de la escena y una malformación del pensamiento democrático.
En todas las provincias fueron porcentajes mínimos de las policías respectivas los que protagonizaron una semana que en la historia de cada fuerza quedará escrita con sangre y vergüenza, algo que en ningún momento pudo asociarse con una lucha, y sí con una emboscada que esos suboficiales, oficiales y retirados le tendieron al pueblo que debían proteger. Los aumentos de sueldo concedidos a punta de pistola son indignos y a esos aumentos se les querrán sumar ahora otros sectores que prometen también arrojar agua para el molino que tarde o temprano arrasará con ellos. Pasó casi inadvertido, pero esta misma semana, el gobierno porteño echó a la mitad de los pediatras del SAME, y a los que quedaron les rebajó el sueldo en un 40 por ciento. Eso es lo que vendría después del “caos”. Estamos este fin de año atravesando una ofensiva claramente golpista, originada en Córdoba, una provincia cuyo gobernador estaba de vacaciones y se demoró en volver y en pedir apoyo al gobierno nacional. Cuando volvió, capituló y entregó todo lo que se le pedía. La “conquista” de la policía de Córdoba y los sueldos de la Metropolitana –policía de una ciudad en la que un vecino de clase media paga 500 pesos de ABL mensuales– desataron un furor equiparador que ahora recogerán otros gremios cuyas conducciones abonarán el agite. Esta vez, a diferencia de 2008, la reacción ha elegido la violencia. Esperemos, todos, actuar serena pero inequívocamente. Si elegimos la democracia, es porque queremos ante todo, después de nuestras tragedias en común, vivir en paz. A decir eso fuimos miles y miles este martes a la Plaza. No fue una fiesta popular, porque los desestabilizadores la arruinaron. Fue una Plaza llena, en la que vibró el espíritu de “Todavía cantamos”. En este país, aunque muchos se rasguen las vestiduras, cantar siempre ha sido un modo de resistencia.
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viernes, 13 de diciembre de 2013

LOS DOCUMENTOS DE LA DICTADURA QUE MUESTRAN LA COMPLICIDAD DE LA JERARQUIA ECLESIASTICA


Con la bendición de la Santa Iglesia

Los archivos secretos hallados en el Edificio Cóndor revelan la participación de autoridades de la Iglesia Católica en la elaboración y aprobación de un Documento final de la Junta Militar, donde se daba por muertos a miles de desaparecidos.

Por Diego Martínez

“Sugerencias del cardenal Primatesta”
se titula uno de los archivos encontrados.

Dirigentes políticos y autoridades de la Iglesia Católica Apostólica Romana participaron en 1983 de la elaboración del Documento final de la Junta Militar que dio por muertos a miles de desaparecidos. “Se traspasaron a veces los límites del respeto a los derechos humanos fundamentales”, se incluyó a pedido del cardenal Raúl Francisco Primatesta. Ante la afirmación de que los militares “no utilizaron su poder contra terceros inocentes”, el arzobispo de Córdoba, que en el archivo del Episcopado guardaba cientos de denuncias de familias enteras aniquiladas por el terrorismo de Estado, propuso matizar con la palabra “directamente”. También hicieron aportes y dieron su aprobación al documento el nuncio apostólico Ubaldo Calabresi y obispo de Morón, Justo Oscar Laguna. Sus nombres surgen de los documentos que la Fuerza Aérea encontró en una oficina abandonada del Edificio Cóndor y fueron presentados en el programa Los archivos secretos de la dictadura, que emitió anoche la TV Pública.
En julio de 1979, dos meses antes de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Junta Militar aprobó un primer “proyecto de documento sobre desaparecidos” elaborado por los secretarios generales de las tres armas, según consta en el Acta 103 recuperada por el Ministerio de Defensa. El texto no pasó de un proyecto, pero muestra ya la preocupación por justificar las ejecuciones clandestinas y la desaparición de los cuerpos. Los documentos analizados se centran en el proceso de elaboración que comenzó tras la derrota en la Guerra de Malvinas y que concluirían en abril de 1983 con el denominado Documento final de la Junta Militar sobre la guerra contra la subversión y el terrorismo.
“Han existido numerosos contactos con personalidades políticas y religiosas”, “existe consenso sobre la conveniencia de su publicación” y diferencias sobre la fecha ideal, consta en un “Ayuda memoria para el comandante en jefe del Ejército”, general Reynaldo Benito Bignone, fechado el 28 de diciembre de 1982. “Resulta condición indispensable para una repercusión medianamente positiva que la jerarquía eclesiástica comparta, por lo menos en lo sustancial, el contenido del documento, para lo cual se impone –previamente– un contacto fluido para su análisis y consideración”, le aclaran al último dictador. Los “contactos iniciales con iglesia, sectores representativos y personalidades” fueron entre el 20 y el 23 de diciembre, precisan. La preocupación era ya la impunidad una vez reestablecido el Estado de derecho: el documento “debe tener jerarquía jurídica, de modo tal que las afirmaciones en él contenidas deban ser respetadas obligatoriamente por los jueces y/o funcionarios gubernamentales”.
“Sugerencias del cardenal Primatesta”, despeja cualquier duda el título que antecede los aportes del arzobispo de Córdoba. La dictadura actuó “en prosecución del bien común”, es una de sus primeras propuestas. Debía garantizar “la convivencia social”, agregó. Donde los redactores militares habían escrito que “se cometieron errores”, el cardenal apuntó “que traspasaron a veces los límites del respeto a los derechos humanos fundamentales”. Los militares aceptaron la sugerencia, pero agregaron “como sucede en todo conflicto bélico”. Donde decía que esos “errores” quedaban “sujetos al juicio de Dios”, Primatesta apuntó “en cada conciencia”. Y donde los militares se ufanaban de no haber utilizado su poder “contra terceros”, el cardenal, que para entonces había recibido y respondido miles de denuncias sobre torturas y desapariciones, propuso agregar “directamente” y aclarar: “aun cuando indirectamente éstas (víctimas inocentes) pudieran haber sufrido sus consecuencias”. Ante la propuesta de dejar “definitivamente claro” que “a efectos jurídicos y administrativos” los desaparecidos “se consideran muertos”, Primatesta no propuso ningún cambio.
Las menciones a Calabresi y Laguna constan en cuatro carillas que se titulan “Comentarios sobre el documento ‘Delta’”, como lo nombraron durante el proceso de elaboración. El autor, no identificado, admite que el texto “agrega poco a lo conocido”. “Durante su actuación en el ECI (sigla de Equipo de Compatibilización Interfuerzas, referencia a los redactores que participaron por cada fuerza), Ejército ha manifestado haber hecho contactos y haber sometido el documento a consideración de autoridades de la Iglesia (monseñores Calabrese –sic– y Laguna) contando con la aprobación de los mismos”, escriben. “Asimismo se dejó entrever que también fueron consultados políticos de alto nivel”, continúan, aunque no aportan nombres. Los interlocutores de Calabresi y Laguna en representación del Ejército eran los coroneles Jorge Hawkes y Hugo Sabino Fernández.

El desafío de ser creíbles

La Fuerza Aérea, representada en la mesa de escribas por el comodoro Juan Manuel Baigorria, realizó una serie de propuestas que fueron rechazadas por los coroneles y por los enviados de la Armada, capitanes de navío Manuel Tomé y Fernando García. Para los hombres de la aviación militar “hay carencia de apoyos o de ejemplos que den credibilidad al documento”. Pensando no sólo en la impunidad sino también en la necesidad “del futuro gobierno” de “convencer a su propio partido, al país y a las organizaciones internacionales y gobiernos extranjeros”, propusieron agregar una serie de “apoyos”: 1. “terroristas que ocuparon cargos relevantes” en el gobierno, el Poder Judicial, partidos políticos y organizaciones religiosas; 2. “casos de suicidios registrados entre miembros de organizaciones terroristas”; 3. “casos de ejecuciones realizadas por bandas terroristas con sus propios adeptos”; 4. “documentos de identidad falsos encontrados en poder de terroristas”; 5. “ejemplos de personas que figuraban en listas de ‘desaparecidos’ y resultaron no estar en esa situación”; 6. “infiltrados de las Fuerzas Legales en las organizaciones terroristas que desaparecieron”, y 7. “cantidad de muertos no identificados fehacientemente en enfrentamientos con Fuerzas Legales”. “No obstante, aunque se den todos los apoyos (sic) basados en la documentación existente, quedará un número de desaparecidos de casi imposible explicación”, admiten. En un acta de reunión del ECI de marzo de 1983 dejan constancia de que “no se llegó a un acuerdo” sobre la propuesta de la Fuerza Aérea para darle “credibilidad y consistencia” al texto.
Uno de los datos novedosos que surgen de las propuestas de cada fuerza al documento final lo aporta la Armada y se refiere a supuestos juicios en jurisdicción militar a torturadores que cometieron “excesos” en las sesiones de picana y submarino. “Se han cometido excesos durante los interrogatorios”, escriben los marinos. “Por ejemplo, de la confesión de un prisionero dependía la posibilidad de neutralizar un ataque con explosivos a un colegio”, mencionan la célebre hipótesis que Vicente Massot usaba ante sus alumnos de la Universidad Católica Argentina para justificar la tortura. “Los que conducían el interrogatorio se excedieron en sus atribuciones para conseguir información”, continúa. “Fue una reacción emocional, hasta cierto punto explicable (sic), pero fueron juzgados”, aseguran.
La difusión del documento final tuvo una última etapa de planificación, que lleva la firma del general Mario Alfredo Piotti. Para “destacar la legalidad y legitimidad de la LCT” (lucha contra el terrorismo) y generar “comprensión y aceptación respecto a los costos” se planificaron pautas, fases e “instrumentos operativos”. Tres días antes de hacerlo público (“Día D-3”) se ordenó “difundir en forma moderada imágenes y comentarios relativos a acciones terroristas a nivel internacional, evitando saturación”. En el “Día D-2”, complementarlos con “hechos similares producidos por el terrorismo local”. La “Fase III” de la planificación incluye hasta el octavo día posterior a la publicación y menciona dos programas de televisión con los que “se coordinará la presencia de invitados que apoyen las conclusiones” del documento. Uno era Si yo fuera Presidente, que emitía la Televisión Española. El otro, Tiempo Nuevo, que conducían Bernardo Neustadt y Mariano Grondona.
Las menciones a Calabresi y Laguna constan en los “Comentarios sobre el documento Delta”.

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jueves, 12 de diciembre de 2013

SAQUEOS. Declaración de "Cristianos para el Tercer Milenio"


Una agresión contra todas las fuerzas democráticas

Por Hernán Patiño Meyer y otros *


1 Deploramos la pérdida de vidas humanas producidas como consecuencia del abandono extorsivo de sus responsabilidades por parte de fuerzas policiales en distintas jurisdicciones de nuestro país y llamamos a poner fin a una metodología de protesta manifiestamente contraria a la paz social.

2 Invitamos sin distinción de creencias a todos nuestros compatriotas, y al cumplirse treinta años de ininterrumpida vigencia del sistema democrático, a reafirmar nuestro más profundo compromiso con la vigencia plena de los derechos humanos, de los cuales el derecho a la vida con justicia y dignidad se encuentra a la cabeza de todos ellos.

3 Resulta racionalmente imposible atribuir exclusivamente a reacciones espontáneas el encadenamiento temporal y la similitud metodológica de los graves acontecimientos sucedidos, justamente en momentos en que el pueblo argentino y sus dirigencias políticas se disponían a celebrar el más largo período democrático de nuestra historia. Lo ocurrido ha constituido una agresión generalizada contra todas las fuerzas democráticas de la Argentina.

4 Aparece como una deuda pendiente del Estado y los responsables de su conducción la profesionalización definitiva de las fuerzas policiales y su absoluta subordinación a las autoridades surgidas del voto popular, en el marco de la vigencia plena de la ley y la Constitución Nacional.

5 Debe enfrentarse sin demoras ni ambigüedades la relación existente entre el delito, especialmente en sus manifestaciones más rentables y organizadas, las fuerzas de seguridad y cierta dirigencia política; que atentan contra el ejercicio pleno de la autoridad del Estado democrático para garantizar la protección y la paz de la población confiada a su cuidado.

6 Debe profundizarse el ataque a las causas estructurales de la inequidad social, especialmente la injusta distribución de la riqueza, el deterioro del ingreso y la corrupción en todas sus manifestaciones, para evitar que la sensación de abandono y tolerancia a la marginalidad y exclusión alimente la provocación de reacciones irracionales que pongan en riesgo la paz social y la plena convivencia democrática.

7 Pedimos finalmente a Nuestra Madre y Señora de Luján consuelo para las víctimas de la violencia y sabiduría para que con coraje y generosidad seamos capaces de enfrentar y superar las dolorosas circunstancias que nos toca vivir.


* Por el equipo coordinador de Cristianos para el Tercer Milenio: Gustavo Bottini, Rodolfo Briozzo, Cristina Domeniconi, Ana Cafiero, Juan Manazzoni, Roque Miraldi, Hernán Patiño Mayer. Por Asociación Argentina Teilhard de Chardin: Guillermo Robledo.
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domingo, 8 de diciembre de 2013

Bachelet


Chile, más allá de los insultos

Por Ariel Dorfman *

Una sola vez tuve el desagrado de ver en acción, de cerca y personalmente, a Evelyn Matthei, la candidata derechista que aspira a ser presidente de Chile y que este domingo 15 de diciembre ha de ser derrotada en forma contundente por Michelle Bachelet.
El encuentro –si así se lo puede llamar– sucedió el 8 de octubre de 1999, casualmente en la ciudad de Londres. Un año antes, los ingleses habían detenido al general Augusto Pinochet por crímenes contra la humanidad y ese día se esperaba que el juez británico Ronald Bartle dictaminara si había razones para extraditar al ex dictador chileno a España. Como me encontraba de paso en Londres para asistir con mi mujer Angélica a un festival literario, decidí caminar, temprano por la mañana, hasta la Magistratura de Bow Street.
Me dio la bienvenida un ruido ensordecedor. Separados por un fuerte contingente policial, dos grupos de chilenos se enfrentaban con furia: la banda más numerosa, hombres y mujeres que habían sido torturados por la policía secreta de Pinochet antes de que los expulsaran del país, trataban de callar a gritos a la otra caterva vociferante que acababan de volar a la capital inglesa desde Santiago para ofrecer apoyo a su héroe preso. Se rumoreaba que el pasaje a Londres, amén de su estadía, corría por cuenta de la Fundación Pinochet, organizadora de lo que se llamaba, jocosamente, los “pinotours”.
De pronto, desde las entrañas iracundas de la multitud pinochetista, surgió una figura que yo había visto únicamente en fotos y por televisión. Era Evelyn Matthei, entonces senadora, recién llegada de Santiago, y famosa por la vulgaridad con que trataba a sus adversarios. Pero nada me había preparado para la cloaca de improperios que brotaron de su boca. Insultaba a los exiliados con una serie de exabruptos soeces que prefiero, por discreción, no reproducir acá, pero que no dejaban muy bien a la madre o la orientación sexual de aquellos que, a pocos pasos de ella, clamaban por justicia.
La grosería de la Matthei resultaba aún más chocante al provenir de una mujer elegantemente vestida, cuyas manos alzadas como garras habían tocado delicadamente el piano, una vocación que, para el colmo de las ironías, había perseguido precisamente en este mismo Londres décadas atrás. Más inquietante fue la lenta realización de que aquellos que recibían tal asalto verbal estaban escuchando las exactas, hirientes palabras que habían acompañado la tortura sufrida en los sótanos de la dictadura. La flamante pinochetista replicaba, supongo que inconscientemente, una situación traumática, retornando a las víctimas al momento de su más brutal humillación.
Recordando la vileza de ese momento catorce años más tarde, me doy cuenta hoy de algo que en esa ocasión ni yo ni nadie podría haber anticipado: Michelle Bachelet, la que es ahora su rival en la segunda vuelta presidencial, también había oído una similar jauría de agravios mientras la amenazaban y golpeaban cuando fue arrestada, junto a su madre, Angela Jeria, en enero de 1975.
¿Su culpa? Ser familia del general Alberto Bachelet que había aceptado un puesto de rango ministerial en el gobierno socialista y democrático de Salvador Allende. Y cuando Allende fue derrocado el 11 de septiembre de 1973, como tantos otros, el general Bachelet cayó preso, pagando con su vida aquella lealtad a la Constitución. En marzo de 1974 murió de un infarto cardíaco, directamente inducido por las torturas sufridas.
La paliza simbólica que Michelle Bachelet está a punto de propinarle en las elecciones venideras a la mujer que maltrató en Londres a sus compañeros de infortunio me llena, por lo tanto, de una íntima satisfacción. Esa victoria se vuelve aún más significativa si tanteamos la historia más personal de las dos contendientes.
Ambas se conocen desde pequeñas, cuando jugaban juntas en un barrio de Antofogasta, donde sus padres, oficiales de la fuerza aérea, estaban destinados. Mucho se ha escrito –y me incluyo– sobre la circunstancia extraordinaria de que Fernando Matthei, padre de Evelyn, fuera el mejor amigo de Alberto Bachelet. Y que meses después del golpe de Estado Matthei fuera nombrado director de la Academia de Aviación, teniendo una oficina en la proximidad del subterráneo donde maltrataban a su camarada de armas, sin que Matthei lo visitara ni levantara la voz para ayudarlo. Si lo hubiera hecho, no podría haber llegado a ser ministro de Salud de Pinochet ni, poco después, miembro de la Junta Militar durante trece años.
Los hijos no son responsables de la cobardía de sus padres, ni tampoco de sus crímenes. Pero vale la pena notar que Evelyn, mientras los sicarios de Pinochet interrogaban a patadas a su compañera de infancia, estaba estudiando economía en la Universidad Católica de Chile, donde imperaban los “Chicago boys”, seguidores fanáticos de Milton Friedman, gurú de la libertad extrema de los mercados. Sus políticas neoliberales de capitalismo salvaje y represión de los derechos de los trabajadores se convirtieron en la ideología dominante de la dictadura, medidas inmisericordes que Evelyn Matthei seguiría defendiendo como diputada y senadora, una vez que se restauró la democracia en 1990, y que quisiera ahora proseguir como presidenta.
Políticas que, no cabe duda, no habrá de llevar a cabo desde La Moneda. No hay, después de todo, mayor suspenso respecto del desenlace de las elecciones del 15 de diciembre, dado que Michelle Bachelet ya obtuvo en la primera vuelta casi el 47 por ciento de los votos, aventajando a su contrincante conservadora por 22 puntos.
Es difícil evaluar hasta qué punto influye en los electores la genealogía que une y divide a las dos candidatas, en vista de que durante la campaña actual no se ha hecho alusión alguna a ese extraño, contrastante, coincidente pasado. Se ha enfatizado más bien, y con razón, el futuro, debatiendo cuál de las dos mujeres puede resolver los urgentes problemas que aquejan al país, su desigualdad vergonzosa, su sistema educacional degradado por la avaricia, y cómo cambiar la autoritaria Constitución, fraudulentamente instaurada por Pinochet en 1980 y cargada todavía hoy de residuos indignos.
Pero es inevitable que la decisión de la ciudadanía sea vista también, debido a los apellidos y trayectorias de las antagonistas, como un referendo sobre el sucio legado de la dictadura. ¿Desean los chilenos que los gobierne la mujer que voló a Londres para defender al tirano que mató a tantos compatriotas suyos? ¿O prefieren a la mujer que fue ella misma víctima de aquel terror y que ha logrado sobreponerse al asesinato de su padre y a sus propios ayeres y tristezas para convertirse en el símbolo de un Chile donde nadie será sometido a tales ultrajes?
Tal vez este domingo 15 de diciembre Chile podrá por fin, de una vez por todas, vencer la sombra insultante que nos devora hace más de cuarenta años.
* Ariel Dorfman es escritor chileno. Página/12 está publicando una serie de sus obras en la Biblioteca Dorfman.
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sábado, 7 de diciembre de 2013

NELSON MANDELA

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El subversivo


Por Luis Bruschtein




El viejito que sonríe en la foto fue un duro guerrillero que soportó torturas y 27 años de cárcel. Ese hombre negro apacible y encanecido fue de los duros que rechazó la libertad cuando le pusieron como condición que se declarara en contra de la lucha armada del Congreso Nacional Africano. Nelson Mandela creció como líder de las luchas de su pueblo en Sudáfrica desplazando a los dirigentes más conciliadores con el régimen brutal del apartheid.
Eran los años ’50 y ’60 y en los Estados Unidos la segregación racial estaba instalada por ley. Sin embargo, era considerado el emblema de la democracia en el mundo. Si Estados Unidos era mostrado como el país más democrático del mundo a pesar de la segregación en la educación, los trabajos, el transporte y hasta en los baños, ¿por qué no habría de serlo también Sudáfrica con su apartheid? Para los cánones de esos años, Estados Unidos y Sudáfrica eran países democráticos, igual que los raquíticos gobiernos latinoamericanos acogotados por sus fuerzas armadas.
Se repiten los discursos de Mandela sobre el sueño de una gran nación sudafricana donde todos los hombres fueran iguales sin importar el color de su piel. Pero cuando Mandela decía esa frase en aquellos años, no estaba pensando en la democracia real de esa época, en la supuesta democracia norteamericana o en la sudafricana. Estaba pensando en otras formas políticas que se relacionaban con procesos similares al argelino o al cubano u otros procesos emancipadores de la época, ya fueran “democracias populares”, “repúblicas democráticas” o socialismo africano.
Nadie pensaba que la democracia de los países escandinavos podía ser operativa en países que arrastraban una larga historia de colonialismo, marginación y explotación. Sin embargo, había una diferencia entre el proceso sudafricano y otros que se desarrollaban en Africa, donde la mayoría trataba de liberarse del yugo colonial. Allí, en cambio, se luchaba contra la dominación blanca. Pero todos pensaban que los cambios solamente vendrían con procesos revolucionarios.
Eran las ideas y las herramientas de ese momento histórico, las que surgían de esa circunstancia. No se podía confiar en la democracia de los blancos o de los militares o en que los poderosos entregaran mansamente sus privilegios. Mandela, Oliver Tambo, Walter Sisulu y otros jóvenes de la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano desplazaron a principios de los ’60 a los dirigentes que proponían formas pacíficas de lucha, en las que ellos también habían participado, y fundaron Lanza de la Nación, que era la formación guerrillera del CNA.
Sudáfrica también era diferente a los demás procesos africanos en otros aspectos. La lucha armada no fue centralmente de guerrilla en la selva. El CNA era un movimiento popular de masas con mucha concentración urbana. La lucha armada consistió centralmente en atentados explosivos en las ciudades o en infraestructura, articulados con huelgas e insurrecciones. Mandela y Sisulu estuvieron presos la mayor parte del tiempo y Oliver Tambo exiliado.
El CNA no era africanista, por eso se repite mucho la frase de Mandela cuando dijo que “siempre luché contra la dominación blanca y siempre luché también contra la dominación negra”. No era africanista porque, a pesar de que centralmente la lucha era contra el apartheid, tenía un fuerte componente ideológico. El CNA tenía influencias marxistas soviéticas y chinas, al igual que todos los líderes anticolonialistas africanos de esa época, desde Patrice Lumumba en el Congo hasta Samora Machel en Mozambique.
Machel era un marxista ortodoxo, dirigente del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo) y llegó al poder aliado a los soviéticos en 1974 después de la Revolución de los Claveles en Portugal. Fue asesinado en un atentado y su viuda, Graca Machel, se convirtió varios años después, en 1998, en la última esposa de Mandela. Otro aspecto particular del CNA era que Mandela había integrado también a blancos y a indios. Paradójicamente, mientras el gobierno de Israel apoyaba al gobierno racista blanco y le vendía armas, varios judíos sudafricanos, entre ellos Denis Goldberg, Lionel Berstein y Harold Wolpe, lucharon junto a Mandela en Lanza de la Nación.
Los poderes y las fuerzas que representan los principales líderes del mundo que el jueves hicieron conocer sus condolencias por la muerte de Mandela y lo elevaron al rango de ejemplo para la humanidad, durante su lucha lo consideraron subversivo y terrorista. No era para nada políticamente correcto. Muchas de esas fuerzas y poderes fueron cómplices de su encarcelamiento y tortura.
Mandela es el duro luchador y al mismo tiempo es el gran pacifista que advirtió la prioridad de la integración en un país dominado salvajemente por una minoría blanca. Una cosa no se puede separar de la otra. Para hacer lo que hizo en el poder, antes tuvo que luchar como lo hizo. Es difícil unir esas dos facetas que se muestran como polos que se contradicen. Si en la primera etapa de su vida hubiera actuado como lo hizo en la segunda, hubiera sido cómplice de la explotación blanca. Si al salir de la cárcel hubiera mantenido la intransigencia que lo caracterizó en la lucha, hubiera llevado a Sudáfrica a una catástrofe.
Pero el cambio no se produjo porque llegó al poder, sino porque su llegada al poder fue parte de un reacomodo que se estaba produciendo en todo el mundo al finalizar la Guerra Fría y asentarse el proceso de globalización donde el mundo se convirtió en un solo mercado.
Uno de los grandes problemas de las revoluciones en Angola o en Mozambique había sido que provocaron el éxodo masivo de la población blanca, con lo cual se quedaron sin profesionales ni empresas. En Sudáfrica la economía estaba en manos de los blancos, que a su vez eran la inmensa mayoría de los profesionales. La población blanca y la población negra estaban condenadas a vivir en paz. Mandela fue concesivo en muchos aspectos, sobre todo con los juicios de la verdad, porque la emigración masiva de los blancos hubiera significado la bancarrota y el fracaso de la lucha contra el apartheid. En 1974 Mozambique fue rescatada por la URSS. En los años ’90, cuando Mandela llegó al poder, la URSS ya no existía y los términos del comercio mundial estaban más o menos regidos por la OMC.
Robert Mugabe, otro gran líder africano, fue más rígido y en la actualidad Zimbabwe (ex Rodhesia del Sur, vecina a Sudáfrica) está aislada y con fuertes problemas económicos.
Mandela era un hombre mayor. Sabía que le quedaban pocos años útiles de vida y los usó para consolidar la salida del apartheid en una Sudáfrica multirracial. Sabía que dejaba un país con profundas desi-gualdades, pero se dio cuenta de que su tiempo estaba acotado a consolidar la monumental victoria que había logrado. Fue su legado a las nuevas generaciones, las que deberán ocupar su puesto en la lucha contra la miseria y las injusticias que aún subsisten. Así el antiguo terrorista y subversivo que no merecía más que una visita cada seis meses durante 27 años se convirtió en el héroe moral de la nueva era.
Mandela fue una expresión muy particular, difícil de equiparar por su dimensión humana, pero en general hay ciertos rasgos similares con los procesos que se generaron en América latina al comenzar el siglo. Miguel Brascó cuenta una anécdota de su visita a Johannesburgo en los ‘60. “El problema –le dijo a un sudafricano blanco– es que aquí no votan los negros.” “Tengo entendido que en su país tampoco”, le respondió el hombre un poco molesto. Se refería a que el peronismo estuvo proscripto durante 18 años.
Expresiones, reflejos, continuidades o rescoldos de lo que en determinado momento histórico fue condenado por subversivo y terrorista llegaron a los gobiernos por medios democráticos. Expresiones de los trabajadores combativos en Brasil o en Venezuela, de los pueblos originarios en Bolivia, de los tupamaros en Uruguay, de la Juventud Peronista en Argentina, de los curas tercermundistas en Paraguay o de los allendistas chilenos aparecieron con mayor o menor fuerza, con mayor o menor eficacia, como una opción de poder concreto para amplios sectores populares que habían sido marginados por la aplicación de las ideas hegemónicas del neoliberalismo. Cada una de esas experiencias históricas había dejado un reservorio de valores de lucha y resistencia que sirvieron para la construcción de nuevas opciones. Había restos vivos de lo que parecía perdido y arrasado por las represiones, las cárceles y los exilios.
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jueves, 5 de diciembre de 2013

La secundaria del Barrio Zavaleta promovió ayer a sus primeros egresados


Los que estrenaron la escuela

Todos empezaron a estudiar en 2009, cuando se creó la primera escuela secundaria del barrio. Algunos pudieron retomar los estudios que habían abandonado. Ayer, en el Cabildo, cuarenta y un chicos recibieron su diploma.

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Los estudiantes de la Escuela Nº 56 están orgullosos de pertenecer a la primera promoción.


En septiembre de 2008, Analía Vega –por ese entonces 14 años– abandonó el secundario. Estudiaba en San Telmo, en la escuela Nº 7 Juan Martín Pueyrredón, en Carlos Calvo y Chacabuco. Para llegar hasta allí, de lunes a viernes, tomaba el colectivo desde su barrio, el Zavaleta, en la Villa 21.24. “En esa época no teníamos escuela secundaria en el barrio. Y como mi mamá no tenía plata para el boleto de ida y de vuelta, ni para la comida del almuerzo, tuve que dejar.” Analía supo –ahora lo recuerda– que si no estudiaba la alternativa era trabajar. En la casa eran nueve hermanos, todos a cargo de su madre, empleada doméstica. Su padre, tras separarse, se había vuelto a Paraguay, desde donde habían emigrado cuando Analía tenía ocho. Meses más tarde de haber abandonado sus estudios, en abril de 2009, a seis cuadras de su casa, se inauguraba un colegio: el primer secundario de la villa 21.24. Allí Analía completó su formación media. “Nos teníamos que ir del barrio para estudiar. La escuela nos dio la posibilidad de quedarnos. Es un orgullo haberme recibido. Y es, también, una demostración para todos los que nos tildaban de chorros o drogadictos.” Ayer, junto a otros 40 compañeros que conformaron la primera promoción de la escuela, Analía recibió el diploma de graduación. El acto se realizó en el patio del Cabildo. Asistieron profesores, familiares y autoridades porteñas.
La Escuela Nº 6, del Distrito Escolar 5, en pleno barrio Zavaleta, abrió sus puertas en 2009, luego de haber conseguido un galpón en donde funcionaba un ex depósito de la AFIP. Las condiciones edilicias no fueron las mejores: se llegaron a construir, para la inauguración, apenas dos aulas, con paredes de durlock y pisos de cemento. No tenían cloacas. La demanda de los estudiantes, sin embargo, fue abrumadora. “Tuvimos que dejar 170 chicos en lista de espera. Pensábamos arrancar con dos primeros, uno a la mañana y el otro a la tarde, pero tuvimos que arrancar con cuatro. En total, teníamos 120 alumnos. No teníamos capacidad para más. La escuela era un anhelo muy grande de los vecinos”, cuenta el primer director de la institución, Oscar Cardosi. Con el paso del tiempo, estudiantes, profesores y familiares fueron mejorando el edificio. “Hace unos años conseguimos poner el piso de cerámica, armamos una sala de profesores, sumamos ocho aulas más”, confiesa Cardosi. El colegio es el primero en la Ciudad en ofrecer orientación en educación física. Además de los contenidos curriculares oficiales, cuenta con un taller de radio, de murga, de música y de arte. Asisten hoy alrededor de 500 jóvenes.
Ahora que terminó la escuela, Analía, con 19 años, quiere anotarse para el magisterio. “Me gusta estar con chicos. Colaboro en una organización barrial dando clases de apoyo escolar y eso siempre me interesó. Además quiero que mi mamá deje de trabajar. Quiero ayudarla un poco.” Poco antes de recibir su diploma de graduación, Analía subió al escenario y dijo: “Tengo una mezcla de emociones. Siento alegría por la graduación, pero también tristeza porque nos vamos de esa escuela que tanto queremos. Hay gente que nos discrimina y nos tilda de chorros. Pero en el barrio hay gente que trabaja y que egresa, como nosotros”.
Cristian Verdun, 21 años, es otro de los graduados. Entró en 2º año, luego de haber repetido dos veces en una escuela técnica de Barracas. “Estaba destruido. Había fallecido mi viejo y no tenía ganas de nada. Pero fui a ver ese colegio nuevo y me anoté.” Empezó en 2010. Cristian reconoce que “no tenía muchas esperanzas”, pero a medida que fue involucrándose “descubrí que no todo estaba perdido, que se podía progresar”. Su familia tiene una carnicería, pero él, más allá de dar una mano con el negocio, quiere ser profesor de Lengua y Literatura. “Me anoté para el profesorado de Letras en el Mariano Acosta. Quiero seguir estudiando.”
En el acto estuvieron, además de docentes y familiares, el legislador Francisco Nenna; el subsecretario de la Ciudad, Carlos Regazzoni; el titular de UTE, Eduardo López, y el padre Pepe Di Paola.
Informe: Nicolás Andrada.
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miércoles, 4 de diciembre de 2013

Hambre, un tema incómodo


La cuestión es el acceso

Por Bernardo Kliksberg *
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Uno de cada ocho habitantes del planeta se va a dormir con hambre todas las noches. Se estima que el mundo produce actualmente alimentos para 9000 millones de personas y tiene 7200 millones. Diez millones de niños fallecen por año antes de cumplir cinco años. Un tercio por desnutrición, la que causa, asimismo, que 165 millones de niños tengan retrasos del crecimiento. Si durante los primeros mil días de vida, un niño no tiene la alimentación necesaria sufre graves daños, que no son reversibles después.
Según el Informe 2013 de la FAO, 2000 millones de personas sufren de “hambre escondida”. Carecen de uno o más de los micronutrientes principales. Los déficit en vitamina A (30,7 por ciento de los niños) impiden el funcionamiento normal del sistema visual. La falta de hierro es uno de los factores que lleva a la anemia (47,9 por ciento) que afecta el desarrollo cognitivo, el embarazo, la mortalidad materna. Las deficiencias en yodo (30,3 por ciento) impactan en el funcionamiento mental.
Según Harvard (2011), la desnutrición es uno de los factores que ha llevado a la disminución o el estancamiento de la estatura promedio de las mujeres pobres, entre otros en países como Guatemala y Honduras, que tienen algunas de las mayores brechas en altura entre las mujeres ricas y pobres. ¿Por qué tanta hambre cuando hay un “superávit” de alimentos?
La FAO, que dirige con un liderazgo ejemplar, renovador y avanzado José Graziano, fundador del exitoso programa Hambre Cero en Brasil, previene en el título de su informe 2012 que “el crecimiento económico es necesario, pero no suficiente para acelerar la reducción del hambre y la malnutrición”. Hay un problema de acceso a los alimentos. Para los 1200 millones sumidos en pobreza extrema (menos de 1,25 dólar diario), es muy difícil adquirirlos. También es complejo para los 3000 millones sumidos en la pobreza (menos de 3 dólares diarios). Así por ejemplo, en Níger, representan del 70 al 80 por ciento de los ingresos. Ese acceso se ha hecho mas difícil desde la gran crisis del 2008/9 por las consecuencias pauperizantes que sigue teniendo, y la suba y volatilidad de los precios, agudizadas por la especulación en las bolsas de alimentos.
Por otra parte, los agricultores pobres están siendo especialmente afectados por las consecuencias del cambio climático. El aumento de la frecuencia y magnitud de los desastres naturales, y la desertificación de extensas zonas están destruyendo precarios equilibrios de supervivencia.

El hambre es derrotable

Amartya Sen mostró el peso del acceso. Analizó las cifras de expectativa de vida en Inglaterra durante las seis primeras décadas del siglo pasado. Cuando más aumentaron fueron durante las guerras. Explica (Sen y Kliksberg, Primero la Gen. 2012): “En tanto que el suministro total de alimentos per cápita se redujo durante la guerra, la incidencia de una exagerada desnutrición también disminuyó en vista del uso más eficaz de los sistemas públicos de distribución relacionados con el esfuerzo bélico y una forma más equitativa de compartir los alimentos a través de los sistemas de racionamiento”.
Dar a un niño una taza con los micronutrientes que necesita cuesta sólo 0,25 centavo de dólar diario. Ello significa 91 dólares anuales. Se gastan por segundo dos millones en armas.
¿Se puede reducir el hambre con rapidez? El Brasil de Lula y Dilma lo mostró a través del programa Hambre Cero declarado referencia mundial por los organismos internacionales. Al inicio del gobierno de Lula había 44 millones de desnutridos. En el 2009, 20 millones menos, y siguió bajando. Lula declaró al tomar posesión (1/1/03): “Vamos a crear las condiciones para que todas las personas en nuestro país puedan comer decentemente tres veces por día, todos los días, sin necesidad de donaciones de nadie. Brasil no puede continuar conviviendo con tanta desigualdad”.
El programa comprendió políticas combinadas que iban a las causas de fondo. Entre ellas, promoción masiva de los agricultores pobres, a través del seguro de la renta agrícola, prioridad a la producción interna, compras públicas, aumento de la producción de alimentos locales, incentivos a la investigación en el uso de tecnologías apropiadas, crédito, cooperativas y asistencia técnica.
Se estimularon su organización y participación y se convocó a la sociedad civil y las empresas. Subrayan Graziano, Belik y Takagi (2012), sacando lecciones del programa para otros países latinoamericanos en los que fue clave su centralidad: “Es importante que una política de seguridad alimentaria se afirme como política transversal y como centro de la planificación de un gobierno, y no meramente como un programa sectorial vinculado al desarrollo agrícola o al área asistencial”.
Destacan que “en América latina es fundamental asociar las políticas de seguridad alimentaria a la implantación simultánea de políticas masivas de distribución de la renta. La raíz del hambre y de la inseguridad alimentaria está en la estructura desigual de la renta, y en su perpetuación y profundización”.
Brasil sigue teniendo exigentes desafíos, pero la población desnutrida era en el 2010/12, según la FAO, 6,9 por ciento frente al 17,5 por ciento en otro de los Brics, la India, y 12,5 por ciento a nivel mundial.

El tema es el modelo

Argentina conoció el hambre en los ’90 de mano del modelo neoliberal.
En un país con capacidad de producir alimentos para diez veces su población, la foto de un niño de Tucumán que murió de hambre recorrió el mundo. Del 2003 en adelante, las políticas económicas inclusivas, las agresivas políticas sociales, el énfasis en salud pública, nutrición y educación, la redistribución en los ingresos, el programa estratégico agropecuario redujeron el problema a cifras mínimas, pero que deben seguir siendo enfrentadas.
A la desnutrición se suma hoy la obesidad. Ciento treinta millones de latinoamericanos tienen sobrepeso. En ello inciden la ingesta de “comidas basura” llenas de grasas ultrasaturadas, las bebidas azucaradas, el exceso de sodio. Esa “dieta”, fomentada por ciertos intereses económicos en los más humildes, produce daños circulatorios, diabetes y diversas enfermedades. México, uno de los países con mayor obesidad, con 70.000 muertes anuales por diabetes, termina de imponer impuestos especiales a la comida chatarra y las bebidas azucaradas. En EE.UU. la agencia reguladora de alimentos y medicamentos, anunció que se propone prohibir los transfats (8/11/13).
“El derecho a una alimentación adecuada” establecido hoy en normas internacionales es una exigencia ética elemental, pero sigue siendo negado en la práctica a vastos sectores. Las políticas ortodoxas, que gran parte de América latina desechó, siguen en boga en otros lugares, y no sólo no atienden el problema, sino que están presionando porque se recorten ayudas alimentarias a los más pobres. Las generaciones futuras juzgarán a las actuales, en primer lugar, por cómo encararon la restitución de este derecho, el mas básico de todos.
* Miembro de la Comisión Directiva del Alto Panel Internacional de Expertos en Seguridad Alimentaria.
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