jueves, 4 de agosto de 2011

Lo que Macri me dejó


Por María Pia Lando
03.08.2011
El triunfo del Macrismo en las elecciones del domingo pasado me deja un sabor amargo.  No puedo dejar de pensar por què logra convencer no solo  a quienes adhieren claramente a los intereses que representa  sino también a sectores antagónicos.

Me parece  interesante  analizar  lo que considero  la victoria del discurso hegemónico. Un discurso que se construye tomando conceptos universales, vaciándolos de contenido y reduciéndolos  a una simple expresión desde el sentido común.  Este mecanismo le resulta útil en dos sentidos: oculta sus verdaderas intenciones ideológicas, al mismo tiempo que consigue la legitimación de gran parte del colectivo porteño superando la heterogeneidad de los grupos que lo conforman.

“No se como agradecer tanta confianza, vamos a trabajar  estos cuatro años con los que nos votaron y con los que no….” Fueron las primeras frases de su discurso.  Me preguntaba si es posible   ser un dirigente  político y  trabajar solo con quienes le adjudicaron el triunfo….   por  inclusión  o exclusión  siempre  se trabaja  con todos.

A lo largo de toda su campaña  los valores discursivos con los que cautivó el  voto del electorado porteño fueron “libertad de expresión”, “tolerancia”,  “respeto  por el pensamiento diferente”, “pacifismo”, “humildad”. Estoy casi convencida que muchos de los porteños que  votaron  al Pro, lo hicieron desde el sentido común y desde allí cómo no entender  el triunfo, quien podría no adherir a semejantes postulados. El identificarse en estas expresiones es bienintencionado, el problema radica en la intención maquiavélica que  subyace detrás de ellas.

Mauricio Macri señalaba también "Esta es la victoria de una forma de hacer política, estos votos son de las personas que quieren una política de servicio". Si se quiere el guiño mas  claro y transparente de todo su discurso para con sus aliados del poder. La política entendida como “política de servicio” solo puede concebirse desde una lógica neoliberal, nadie que no se precie de tal puede  hablar en esos términos.

La educación pública, la libertad, la diversidad  y  la pobreza son valores universales construidos históricamente, que le otorgan sentido a la lucha  por un mundo más equitativo,  justo y solidario. En el discurso macrista, en el contexto de sus cuatro años de gestión y  “política de servicio “, estos valores   no pueden ser más que condenados a una mera enunciación discursiva  carente de todo contenido social.

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