sábado, 2 de noviembre de 2013

Por Emir Sader


El cerco internacional a la Argentina


El que se informa sobre la Argentina por la prensa internacional no logra explicar cómo los gobiernos de los Kirchner han logrado elegirse, reelegirse y siguen siendo el partido más fuerte en el país. Como pasa con los gobiernos progresistas de América latina, son diabolizados por los grandes conglomerados mediáticos internacionales, ayudados por intelectuales y periodistas de nuestros propios países, que se anidan en los espacios que les regalan para hablar mal de nosotros.
Nada que ver con los tratamientos que esos mismos medios dieron a la feroz dictadura militar argentina y a los gobiernos fracasados de Raúl Alfonsín y de Carlos Menem, que dejaron el país destruido para los Kirchner. Ningún reconocimiento sobre la larga reconstrucción de la economía y las sociedades desechas que heredaron de sus alabados antecesores.
Primero, silencio, incredulidad sobre la recuperación del país. Después, campaña contra la renegociación de los papeles de la deuda argentina, reproducción de los ataques de los medios opositores y, finalmente, guerra total, cerco, difamación del gobierno de Cristina Kirchner y de la Argentina.
La renegociación de la deuda fue un éxito, de ahí la ofensiva, apoyada en el 8 por ciento que no han aceptado renegociar, para buscar algún tipo de punición a la Argentina, para intentar demostrar a otros países –como Grecia, por ejemplo– que esa postura soberana tiene precio. Hay un cerco internacional a los créditos de parte de la banca internacional, que se suma al cerco mediático. Este es el que apalanca las otras formas de cerco. Difunde la idea de un país desgobernado, sin dirección política, cerca del “fin de ciclo”, que las derechas latinoamericanas propagan todo el tiempo. Hacen de sus deseos realidad, agregando todas las formas de oposición, de derecha y de ultraizquierda, para sustituir su falta de plataforma y de liderazgos alternativos.
Es un cerco cobarde, porque busca no dejar espacios para análisis alternativos, para la comparación con lo que era el país antes de los gobiernos de los Kirchner y en lo que se ha transformado en esa década. El historiador británico Eric Hobsbawm considera que el paso de la URSS a Rusia y la explosión de la política de convertibilidad en la Argentina han propiciado los dos más grandes retrocesos históricos del mundo en las últimas décadas.
Un país que ha perdido su autosuficiencia energética con la privatización de YPF, promovida en pocos días por el gobierno Menem. Un país que había renunciado a tener políticas fiscales con la política de paridad entre el dólar y el peso. Un país que sufrió el terror de la dictadura militar, la más grande cantidad de víctimas de muertos y desaparecidos que hemos tenido, que tuvo los efectos sumamente negativos de la explosión de la bomba de la convertibilidad.
Pero a los buitres –financieros, políticos y mediáticos– les interesaba lo que hacía la dictadura y no la resistencia del pueblo argentino. Les interesaba el perdón a los militares y no la investigación de sus crímenes. Les interesaba el modelo de paridad de Menem y no las luchas del pueblo en contra de sus efectos dañinos. No les interesan la reconstrucción del país, la reanudación del crecimiento económico, la disminución de la desigualdad y de la miseria. Les interesaba la política de “relaciones carnales” con Estados Unidos y no la política soberana y de dignidad nacional.
No les interesa lo que piense el pueblo argentino y los pueblos de los países hermanos. Les importa lo que piensen la banca internacional y las potencias imperialistas. Por eso tienden un cerco cobarde a la Argentina y al gobierno de Cristina. Un cerco que cabe a todos los que conocen lo que realmente ha pasado en el país en esta década, luchar con todas sus fuerzas para aclarar, para informar, para rebatir. Romper el cerco financiero, político y mediático que tienden los mismos que han estado con la dictadura militar, con los gobiernos que han pactado con el FMI y han fracasado, con el modelo neoliberal que los gobiernos de los Kirchner luchan para superar definitivamente.
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