martes, 7 de febrero de 2012

El New York Times pide que Garzón “sea absuelto”

CRÍMENES DEL FRANQUISMO


La prensa mundial se hace eco del juicio 
que se le lleva adelante en España al juez 
Baltazar Garzón, quien intentó juzgar a los
responsables de crímenes de lesa humanidad
cometidos durante el franquismo.



Los poderosos enemigos de Garzón ven una oportunidad para poner fin a su carrera.
Mientras el juicio al juez español Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo entró en la recta final, tras concluir la prueba testimonial y documental, a la espera sólo de las conclusiones y el alegato final del magistrado, la prensa internacional se hace eco de la noticia y, como el diario norteamericano, reclaman que sea absuelto.

Así lo pone de manifiesto en un artículo aparecido el fin de semana último en el que, bajo el título “La verdad sobre el juicio en España”, señala que “el Tribunal Supremo español no debería haber aceptado este caso” contra Garzón y por lo tanto “debe absolverlo”, porque los juicios que afrontó el juez contra los crímenes del franquismo son “de lesa humanidad”.

A continuación, el texto completo del artículo:

La verdad sobre el juicio en España

Crímenes terribles fueron cometidos durante y después de guerra civil española de 1936-39, que ningún tribunal ha juzgado. Nadie sabe cuántas personas secuestraron, torturaron y asesinaron. Ahora, uno de los jueces de instrucción más importantes de España, Baltasar Garzón, está siendo juzgado por haberse atrevido a abrir una investigación sobre esas atrocidades.

España es ahora una democracia vibrante, pero el juicio del juez Garzón, iniciado la semana pasada, es un inquietante eco de pensamiento totalitario de la era de Franco. Él enfrenta cargos penales por los que podrían suspenderlo por 20 años por desafiar una amnistía de 1977 promulgada para facilitar la transición a la democracia. (Garzón) considera, con razón, que en virtud del derecho internacional, no puede haber amnistía para los crímenes de lesa humanidad y que las desapariciones no resueltas -miles de fosas comunes han sido abiertas- constituyen un delito continuado.

En 2008, el juez Garzón inició una breve una investigación oficial, ordenando la apertura de 19 fosas comunes y acusar simbólicamente el general Francisco Franco, y varios ex funcionarios, ninguno con vida, por la desaparición de más de 100.000 personas. Un tribunal de apelaciones cerró la investigación. Al año siguiente, dos grupos de extrema derecha querellaron contra el juez por desafiar la amnistía. El fiscal argumentó que ningún crimen se había cometido, pero el Tribunal Supremo aceptó el caso.

Por otra parte, el juez Garzón enfrenta a cargos penales por fallos en otros dos casos de tenor político. No podemos juzgar los méritos de los mismos. Pero la persecución penal de los magistrados por sus resoluciones es poco frecuente en España, y cuestiona la independencia judicial.

El juez Garzón se hizo famoso por sus juicios de los terroristas vascos, torturadores argentinos, el ex dictador de Chile general Augusto Pinochet y políticos españoles. Sus poderosos enemigos ahora ven una oportunidad para poner fin a su carrera.

El juez Garzón es excéntrico y se extralimita a veces, pero perseguirlo por excavar en los crímenes del franquismo es un delito contra la justicia y la historia. El Tribunal Supremo español no debería haber aceptado este caso. Ahora bien, debe absolverlo.

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